A degenerate´s Tale - 193. Una noche solo para ambos
"¿Cuánto tiempo estuve durmiendo?"
Earl escuchó la suave voz de Alea mientras leía un libro junto a la ventana. El cielo se oscurecía cada vez más, pero era imposible saber si era de día o de noche por la Niebla Espiritual que cubría el aire.
"Es casi de noche".
"Ya veo…" Dijo después de mirar a Earl. Era imposible saber lo que estaba pensando. En el fondo, había muchas cosas que quería decir. Pero al final, prefirió no decir nada. Earl sería suyo pase lo que pase porque… era el hombre que ella había elegido.
"Has hecho un buen trabajo". Earl cerró el libro, ajeno a los pensamientos de Alea. "Vamos a disfrutar del festival juntos".
"De acuerdo…" Alea se dirigió a la cama. "¿Dónde está mamá?"
"Se fue hace un rato. Íbamos a buscar a Espíritus Maduros, pero podemos dejar eso para mañana….".
"¿Qué estas haciendo?" Preguntó de repente la Princesa.
Earl, que se había agachado frente a Alea, respondió. "Te llevare a dar una vuelta en mi espalda".
"Bien". Alea hizo todo lo posible por reprimir su sonrisa, pero fue en vano. Una sonrisa ya se había dibujado en su cara.
Un peso ligero cayó sobre la espalda de Earl. Podía sentir los pechos de ella empujando contra su espalda, y eso dio lugar a numerosos pensamientos. Entonces, sujetando sus piernas con fuerza, salió de la habitación y luego del palacio.
Fuera, Artasia se había transformado en el país de ensueño. La niebla llenaba cada rincón de la ciudad. Las brillantes linternas se alineaban en los caminos, mostrando el camino a los viajeros. Las alegres risas de los niños y la música de los bardos se oían por todas partes.
Earl detuvo sus pasos por un breve momento para admirar esta escena. Pudo sentir que Alea hacía lo mismo al levantar la cabeza que estaba apoyada en su hombro.
La Niebla Espiritual era su amiga. La cantidad de la misma hacía imposible discernir los rasgos de nadie más allá de su silueta.
"¿Tienes frío?" preguntó Earl.
En respuesta, Alea lo abrazó más fuerte, transfiriendo su calor corporal. "No… Estás cálido. Muy cálido".
"Debes tener hambre".
"…"
"Puede que conozca un sitio".
"De acuerdo."
Alea disfrutó de la sensación de estar en la espalda de Earl. Era como si estuvieran en su propio mundo. Un mundo con sólo ellos dos. Apoyó su cara en el hombro de él, sintiendo el calor que venía con él.
"Hehe…"
De repente soltó una risita, y su humor mejoró.
"¿Qué pasa?"
"Nada~" Ella respondió alegremente y le mordisqueó las orejas.
"¡Eso hace cosquillas!"
"Hehe~"
Ella estaba feliz.
"Este es el lugar". Earl se detuvo en un restaurante que era una mansión rústica de madera. Estaba lleno de gente, y el olor que salía del lugar era celestial. Había una calidez natural en el lugar que era muy agradable debido al clima frío.
"Huele bien. ¿Comida?"
"Sí. Perfecto para nosotros. Te voy a bajar".
Mientras Earl se agachaba, fue detenido por la protesta de Alea. Ella se aferró a su hombro con fuerza, y murmuró. "Espera".
"¿Hm?"
"Quiero quedarme aquí arriba un poco más".
"…De acuerdo".
Entraron juntos al restaurante con Alea en la espalda de Earl. Ella sólo dejó su espalda cuando llegó el momento de sentarse.
El establecimiento era uno en el que cada invitado tenía su puesto privado. Se colocaba una olla gigante en el centro de la mesa y la compartían.
La comida se servía en la mesa. Se servía un surtido de carnes, así como muchas frutas y verduras exóticas.
"Es la primera vez que vengo a un sitio así".
"Puedes dejarlo en mis manos".
"¿De verdad? No espero que seas fiable en estas situaciones".
"Puedes dejármelo a mí", dijo Earl con más firmeza que la última vez.
"Si tú lo dices". Alea se sentó y observó cómo Earl echaba los ingredientes en la olla.
Pronto salió de la olla un olor maravilloso. Era el olor de la carne con ricas grasas, combinado con la refrescante fragancia de las verduras.
Alea no pudo evitar salivar un poco.
"Te daré de comer", le dijo Earl.
"De acuerdo".
Earl cogió con cuidado una pequeña porción y la sopló ligeramente para enfriarla antes de llevársela a la boca a Alea. La princesa elfa abrió los ojos ante el repentino sabor. El calor de la sopa bajó rápidamente por su estómago y se sintió toda ella. La sopa era sabrosa y estaba bien condimentada con la cantidad justa de especias. Las carnes, al cocinarse en esta sopa, adquirían un sabor muy convincente. Era muy agradable para comer en este clima frío.
"Este tipo de comida debe disfrutarse en compañía". Dijo mientras comía su parte.
"Aliméntame más". Alea levantó la cabeza mientras abría su boca.
"Entendido".
"Ah…~"
Este escenario se repitió hasta que terminaron toda su comida. Alea tenía una mirada de satisfacción en su rostro mientras se apoyaba en el pecho de Earl.
"¿Hay algo que quieras hacer?"
"Vamos a echar un vistazo".
Se quedaron en la calle después de haber pagado la comida.
"¿Quieres otro viaje en mi espalda?" preguntó Earl sonriendo.
"No", contestó Alea sin más.
"Eso fue frío".
"Quiero caminar a tu lado".
Sin esperar respuesta, Alea se abrazó con fuerza al brazo de Earl y caminaron juntos.
En su paseo, se encontraron con muchas cosas. Los edificios ilusorios que se asomaban desde el Mundo Espiritual, las voces juguetones de los Espíritus Maduros. Eran estas cosas las que hacían del Festival de los Espíritus una ocasión tan alegre.
Finalmente, se encontraron con un encuentro inesperado. Alea se abrazó más fuerte al brazo de Earl mientras saltaba. "¡Es tan bonito!"
Desde la esquina, un pequeño animal peludo se acercó a ellos con curiosidad. Era un zorro bebé blanco. Por la presencia que tenía, se podía identificar como un Espíritu Maduro.