Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 116. Maestro y esclava normal, padre e hija normal
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- Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei
- 116. Maestro y esclava normal, padre e hija normal
Noche, casa de un piso en las afueras del pueblo.
Las seis esclavas estaban dentro de la casa conmigo.
Las niñas dormían todas amontonadas. Se habían amontonado entre sí como una camada de cachorros, era un poco encantador.
Mientras comprobaba si había presencias en los alrededores, los contemplé.
(Yo también…..he sido teñido por los colores de este mundo) pensé.
Estas niñas esclavas, las Esclavas Eternas nacidas de Esclavas Eternas.
Eran a la vez mis hijas y mis esclavas.
Aun así, sus identidades en ese momento se reconocían fuertemente como —esclavas.
Era difícil de decir, pero su identidad como mis propios hijas era delgada.
Sus identidades como —6 hijas esclavas y, —6 parejas de madre e hija esclavas era firme.
—Aunque sean mis hijas.
No pude evitar susurrar esta frase auto burlona.
En el pasado había creído que (aunque eran lindas y adorables) las Esclavas Eternas eran extrañas.
Sentían el honor de trabajar en exceso para su Maestro, y querían que sus hijas se convirtieran en esclavas del mismo Maestro.
En el fondo de mi corazón había sentido que esto era extraño.
Pero en algún momento había empezado a ver a mis hijas como esclavas.
Pensé que mi título de ‘Rey de los Esclavos’ no era sólo para aparentar.
—Maestro.
Una de las 6 se había despertado.
Era Vuela, la hija de Yuria.
Ella era la única niña que trataba de actuar como adulta entre ellas, además de ser la única que no tenía un ceceo infantil.
Sumado a su pequeña estatura, que no estaba muy lejos de la de Yuria…., parecían más hermanas que madre e hija.
—¿Qué pasa?
—¿Maestro no duerme?
—Sí, estaré despierto un rato más.
—¿Estás esperando algo?
—Se podría decir que sí.
—¿……..enemigos?
—¿Por qué piensas eso?
—No has soltado tu espada.
—Vuela es inteligente.
La elogié y extendí la mano para acariciarle la cabeza.
Vuela se sonrojó tímidamente.
—Así es, estoy esperando enemigos. Por eso mandé hacer esta casa en la entrada de la aldea. Si quieren entrar en la aldea entonces tienen que pasar por aquí.
—Así que es eso.
—Predigo que las sobras de Midolfan volverán un par de veces más. Es una táctica de esperar y ver.
—Me enteré por Madre.
Dijo Vuela con semblante serio. Era muy infantil, pero daba la impresión de una niña prodigio.
Parecía casi igual que Yuria en este momento.
—Que el Maestro trató de no matar a la gente incluso cuando son así.
—Eso es cierto…pero esta aldea me ha hecho cambiar de opinión. Si dejo que gente como esa deambule libremente entonces habrá más sacrificios. Las aldeas serán destruidas.
En ese momento me di cuenta.
Esta no era una conversación que debería tener con una niña.
—Vuela.
—Sí.
—He hablado demasiado y me ha entrado sed. Haz un poco de té.
—Sí.
-La magia se ha cargado en 5.000-
Vuela se levantó y se dirigió a la sencilla cocina del rincón.
Esta casa era una que había creado usando la función de guardar y cargar. Era un hogar con todos los objetos, herramientas y muebles necesarios en su interior.
Vuela trabajó con su pequeño cuerpo mientras hervía agua y preparaba el té.
Podía ser inteligente y actuar como una adulta, pero su cuerpo seguía siendo el de una niña.
Esta visión era bonita.
Pero aun así no pensé en ayudarla.
La dejaría hacer lo que quisiera.
—Gracias por esperar.
Al cabo de un rato, me puso delante una taza de té humeante.
La acepté……..pero no me la llevé a la boca.
Sentí una presencia en el exterior.
Era una habilidad que había aprendido de la madre de Vuela, Yuria, en su día. La habilidad de sentir presencias.
¿Cinco……..no seis?
Dejé el té.
—¿Maestro?
—Ahora vuelvo.
—¿No vas a beber?
—Lo beberé después–también prepara algunos dulces.
-La magia ha sido cargada por 5,000-
—¡Si!
Salí fuera mientras Vuela asentía.
Los vi a la luz de una antorcha encendida, se acercaban con paso firme.
Caminaron en línea recta por el sendero hacia la aldea imponentes.
Las sobras de Midolfan habían aparecido.
Como había intuido, eran seis en total.
Fruncí el ceño.
Todos montaban a caballo y algunos llevaban mujeres atadas como equipaje. Todos parecían demasiado agotados para moverse.
Parecían botines de guerra.
—Bastardo, ¿tú eres Akito?
Un hombre gritó mi nombre y el resto se puso ruidoso.
—Me preguntaba por qué el Jefe y Vigochi no habían vuelto?
—…lo diré sólo una vez. Pasa página y vive como es debido. Tendrán lo básico de la vida garantizado en mi país.
—¡No me jodas!
El hombre sacó una katana y se dirigió hacia mí.
Lancé a La Verdadera Espada Eterna hacia un lado. Corté la katana y al hombre por la mitad.
Cada hombre que atacaba era cortado. Les había dado mi última advertencia.
Al final…
—…no te acerques más. ¡Si te acercas, esta mujer recibirá su merecido!
El último superviviente había metido a un inocente en medio de todo esto.
Sin mediar palabra lancé La Verdadera Espada Eterna.
La punta de la espada atravesó su hombro y luego el árbol que tenía detrás.
El hombre fue clavado al árbol.
La mujer fue arrojada al suelo. Gemía de dolor, pero no pude ver ninguna herida grave ni signos de agresión sexual.
Me sentí un poco aliviado mientras me acercaba al hombre.
—Por favor, perdóname……..
—Bueno, ¿dónde están los demás?
—¿Los otros?
—El resto de ustedes de Marato y Maxim.
—¿Por qué te preocupas por alg—-gua!!
Le di un puñetazo en la cara. La espada que lo clavó al árbol se movió un poco haciendo que saliera sangre.
—Dime.
—E-Esta bien, te lo diré te lo diré….
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Volví de nuevo a la casa. Vuela había preparado unos dulces y estaba esperando.
Di un mordisco a los dulces y bebí un poco de té.
—Ah ow ow.
Parece que el té aún no se había enfriado
—Voy a soplar.
Dijo Vuela dando un paso al frente, pero la detuve levantando la mano.
—En vez de eso, tengo un trabajo para ti.
—¿Qué es?
Dijo Vuela con ojos brillantes.
Aunque joven, era una Esclava Eterna, esto era a lo que más reaccionaba.
Utilicé guardar y cargar para crear un papel y un bolígrafo y garabateé la información que me había dado el hombre.
Se lo entregué a Vuela.
—Llévale esto a Maya. El acorazado Yuria debería estar anclado al oeste de aquí.
—¿Solo dárselo a ella?
—Dile que aniquile a la gente de allí.
Después de decir eso cambié mi tono.
—Es de noche… pero ¿puedes hacerlo?
—¡Está bien!
Vuela me arrebató el memorándum de la mano y salió corriendo.
La vi desaparecer por el sendero de la montaña. Parecía una niña a la que le hubieran dado su ‘primer recado’.
Me quedé mirando un rato y volví a entrar.
Luego sonreí amargamente.
No parecía que pudiéramos tener una relación padre-hija normal.
-La magia se ha cargado en 10.000-
Pero, Vuela no era una hija normal, así que no creo que fuera un problema demasiado grande.