Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 137. Usando enemigos
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- 137. Usando enemigos
Volví a la habitación de Lyra.
Allí la vi contemplando cálidamente su huevo.
Había envuelto cuidadosamente con su cola el huevo que había parido.
Su aspecto me fascinó.
Podía sentir la santidad de una madre exudando de ella.
—Señor Emisario.
—Está bien, no tienes que moverte.
Impedí que Lyra se levantara.
—¿Cómo es?
—Creo que nacerá pronto. Puedo sentirlo dentro.
—Fumu
Asentí y miré el huevo.
No podía saberlo mirándolo, pero ella era la que lo calentaba así que probablemente lo sabría.
—He hecho algunas cosas. Hice tres habitaciones de bloques con árboles frutales en ellas. Hay varias frutas, un sistema de riego automático y una iluminación adecuada. Creo que deberían seguir dando frutos a menos que los cortes……¿te gustan las frutas?
—Sí. Al menos me gustan más que la carne o el pescado.
—¿Eh?
—Bueno, porque me los trago enteros.
—Oh, entonces se te pegan los huesos y esas cosas…
No me había dado cuenta de eso.
—También dejé un cofre del tesoro en la otra habitación. Hay cosas valiosas pero voluminosas en él. Una vez que alguien lo agarre tendría que irse con él ya que tiene que cargarlo con ambas manos. Probablemente se vayan satisfechos así que no te acerques a ese lugar si puedes.
Al parecer Lyra era bastante valiosa para los invasores.
—Muchas gracias.
—También, en el lado opuesto hice una falsa habitación de la Reina. Allí desmonté algunas cosas y rompí otras normales. Las dejé tiradas para dar la impresión de que había sido atacada antes y destruida. Se supone que da la idea de que ya había sido atacada y saqueada, por lo que los humanos deberían marcharse. Sería mejor si no te acercas a esa habitación tampoco.
—Muchas gracias.
—También–
Se los expliqué uno tras otro a Lyra.
No le había hecho una ciudad, sino una mazmorra.
No había preparado cosas solo para repeler a los enemigos, sino también para engañarlos y que se fueran por su cuenta.
A diferencia de mis propias ciudades, no podía tener guardias alrededor de esta zona.
Por eso estaba más centrado en conseguir que se marcharan pacíficamente que en destruirlos.
Aunque lo diga yo, fue bastante indirecto. Por alguna casualidad podría acabar haciendo una ley por la fuerza usando mi autoridad como Rey para proteger a Lyra y a los demás…….pero por ahora esto debería bastar.
—Señor Emisario…..
—¿Hm?
—Señor Emisario es una persona increíble como yo pensaba. Hizo cosas que ni siquiera podíamos pensar en un abrir y cerrar de ojos.
—¿Nosotros?
—Mi familia. Mi madre, su madre y la madre de su madre. Cada una de ellas cavó un agujero cada vez más profundo para intentar no enredarse con nadie. Se escondieron.
—A mí también me gustaría conseguir esos conocimientos.
—¿Eh?
Lyra se sorprendió.
—N-no es nada del otro mundo ¿sabes?
—Entiendo que a ti no te lo parezca, pero es bastante asombroso poder cavar tan hondo.
—¿Es realmente así?
—Menú Abierto.
Saqué mi DORECA e hice un helado con magia.
Me costó 50.000 de magia.
—¿Puedes comer esto? Se llama helado. Es delicioso y frío.
—¿Delicioso y frío…..? ¡Lo es! Es delicioso. ¡Nunca había comido algo así!
—Esta es una de las cosas consideradas ‘nada del otro mundo’. Cuesta 50.000 de poder mágico.
—Ah……sí.
Lyra pareció entender lo que intentaba decir y asintió.
—Además, aunque realmente no sea gran cosa… mientras amontonemos muchas cosas pequeñas, se convertirá en algo grande. Es lo básico de la fabricación.
—Ya veo. Entiendo. Te enseñaré sobre el nido de madre.
—Sí, por favor.
—Maestro
Olga llegó.
—Los invasores han llegado desu.
El cuerpo de Lyra se puso rígido.
Su rostro palideció y movió su cuerpo aún más protectoramente y escondió el huevo detrás de ella.
—¿Cómo es?
—Fueron a la falsa Sala de la Reina y salieron desu. ‘Demonios, se nos adelantaron’ dijeron y rompieron la habitación un poco más desu.
Tras escuchar que los invasores se habían marchado Lyra se sintió visiblemente aliviada.
—Así que estaban descargando su ira. Deja la habitación como está, no arregles nada. Aceptaré su destrucción realista con agradecimiento.
—Sí desu
Olga terminó su informe y echó a correr.
—El Señor Emisario es asombroso.
—¿Hm?
—Si fuera yo lo hubiera arreglado un poco.
—Es solo usar lo que me dieron. No es nada asombroso.
—Sí, el Señor Emisario es asombroso.
Dijo Lyra y me miro con más admiración mientras calentaba el huevo.