Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 146. Ofreciendo todo
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- 146. Ofreciendo todo
Luché contra Seiya con la espada de fuego de Risha.
Como era de esperar del que obtuvo el poder del Dios del Mal… Seiya era más fuerte que nunca.
Intercambiamos nuestras armas y nos gritamos el uno al otro.
—¡Quita la barrera y piérdete!
—¡No te pongas arrogante Akihitooo! ¡Esto! ¡Es! ¡MI! ¡ODIO!
Un viento maloliente sopló a mi lado.
Inmediatamente esquivé y la patada de Seiya, cubierta de aura maliciosa, apenas rozó mi cara.
—¡Este país bastardo! ¡Estas ciudades! ¡No desapareceré hasta que todo esté destruido!
—¡Me odias tanto!
—¡POR SUPUESTO! ¡Si no estuvieras aquí!
—¡¡Tú te hiciste esto!! ¡Reflexiona sobre ello! ¡Todas estas cosas fueron tus propias acciones! ¡No hice nada!
—¡¡¡QUE ME DESPRECIES ES LO QUE MAS ODIO!!!
—¿¡Qué!? ¿¡Eres un niño!?
Mientras gritaba blandí mi espada hacia un lado y corté el brazo derecho de Seiya.
Dibujó una parábola en el aire mientras yo usaba las llamas de mi espada para reducirlo a cenizas.
—¡Aún no!
Junto con su grito, el brazo de Seiya se regeneró.
—Upu
(¿Estás bien Maestro?)
—Estoy bien
Para tranquilizar a Risha fingí estar bien.
Hiciera lo que hiciera Seiya, un aire putrefacto y apestoso me atacó.
El asqueroso olor era casi como pescado podrido.
Miasma.
Esa fue la palabra que me vino a la cabeza.
Probablemente era eso o algo muy parecido.
—¡Uooooooooo!
—¡Wa!
Sin darme la oportunidad de reflexionar, Seiya me atacó.
Bloqueé y contraataqué.
Le corté en diagonal, partiendo su cuerpo en dos.
Toda su mitad superior sólo se sostenía por un hilo, pero se regeneró rápidamente.
—¡Akihitooooooooooo!
—¿Es su resistencia infinita?
—¡Este es mi rencor! ¡YA LO SABRÁS!
Seguimos luchando.
A lo largo del camino algunos edificios fueron destruidos.
Cada vez que eran destruidos los ojos de Seiya brillaban.
—¿Cómo es esto Akihitoooo? A este paso la ciudad que has hecho se convertirá en nada.
—Puedo hacerlo de nuevo. Seiya… realmente no lo entiendes.
—¿Qué?
—No importa cuánto rompas, o cuánto te agotes para destruir. No se puede comparar con una sola sonrisa.
—–!
—No se puede comparar con una sola de las sonrisas de mi Esclava Eterna.
—¿Hasta dónde llegarás………. ¡PARA TOMARME POR TONTO!
Oí un crujido.
Un gran vaso sanguíneo de su frente había explotado y la sangre salía a borbotones.
No me estaba burlando de él. Era la pura y simple verdad.
Incluso si todas las casas de los alrededores fueran destruidas, sólo sería al nivel de varios cientos de miles de magia.
Si lo piensas así, en el peor de los casos sólo sería una sonrisa.
Dejando de lado mi fuerza de combate actual, la destrucción de Seiya sólo estaba a ese nivel.
—Lo sabes Seiya. Con Risha y Raisa… sus dos sonrisas pueden restaurar fácilmente esta ciudad.
—¿Quién demonios son ellas?
—Risha aparte…¡¡¡al menos recuerda a RAISA!!!
Mi ira agudizó mi habilidad con la espada.
Giré mi espada rápidamente y separé violentamente la cabeza de Seiya de su cuerpo, en el giro de vuelta le partí también la cabeza en dos.
Ardía de rabia.
Quemé su cabeza partida con llamas y envolví su cuerpo también con ellas.
Su cuerpo se retorció mientras caía de rodillas retorciéndose de dolor.
Pero las llamas continuaron ardiendo.
Ardieron hasta que todo el cuerpo de Seiya quedó reducido a cenizas.
No creo que lo haya matado por completo, pero por ahora todo había terminado.
—……….
—Maestro
Miré al incinerado Seiya mientras Risha, que había vuelto a la normalidad, se acercaba por detrás de mí.
—Muchas gracias
—Qué haces…….. Supongo que eso sería insensible.
—Sí, gracias por enfadarte por Raisa.
—…..Realmente no sentía nada por ella…Raisa a su manera trabajó tan duro como pudo por Seiya hasta que él la abandonó. Ella probablemente trabajó más duro que todos ustedes incluso…
—Sí……
—Es una locura que ni un solo sentimiento naciera de eso.
—Pero, creo que eso es bueno.
—¿Hm?
—Porque era una persona así, Raisa es ahora la esclava del Maestro.
Dijo Risha y me miró directamente.
—Es porque dentro de toda la historia de las Esclavas Eternas….. somos….Las Esclavas del Maestro son las Esclavas Eternas más felices de la historia.
Dijo y sonrió.
—Ya veo……..entonces pensaré en ello como una bendición.
—¡Sí!
—Entonces …. vencí a Seiya por ahora…..y…hm?
—¡Ayuda!
Oí a los ciudadanos pidiendo ayuda.
Risha y yo nos miramos y salimos corriendo.
Capítulo 146 Parte 2: Ofrecerlo todo
Por el camino vimos monstruos, pero como Seiya había desaparecido se retorcían de dolor mientras desaparecían lentamente.
Así que los ignoramos y pasamos corriendo.
Llegamos a las afueras de la ciudad, a los límites de la barrera.
—¿Qué pasa?
—¡Su Majestad! ¡Mire esto!
Gritó un ciudadano.
Mientras me preguntaban miré hacia la barrera.
—¿La barrera se está moviendo…..? No, se está contrayendo.
No era sólo desde el frente. Desde los lados, por encima y por detrás la barrera se estaba cerrando.
La barrera en forma de cúpula alrededor de la ciudad de Akito se estaba haciendo lentamente más pequeña.
La barrera que se encogía tocaba lo primero de la ciudad…..la muralla de la ciudad.
—Se está derritiendo…….
jadeé.
La barrera tocó el muro…….hecho por la DORECA y empezó a disolverlo en un instante.
La barrera continuó cerrándose.
—¡Uwaaaaaa!
—Rápido!
Los ciudadanos huyeron hacia el centro de la ciudad.
La barrera seguía encogiéndose mientras engullía los edificios que había por el camino.
—¡Uooooo!
Golpeé la barrera con La Verdadera Espada Eterna.
No sentí ninguna reacción real. Fue como blandir mi espada contra un viento rígido.
—¡Maestro! ¡La Espada!
—Mu
gritó Risha.
Miré y vi que una parte de la hoja se había derretido.
—Incluso La Verdadera Espada Eterna……
—Huyamos Maestro. Atravesemos la puerta mágica y volvamos con Ribek.
—Eso no es bueno.
—¿Eh?
—No abandonaré esta ciudad.
—Pero…
—……….
Me lo pensé mejor.
Me alejé de la barrera mientras se cerraba y pensé en lo que podía hacer.
Miré al Acorazado Risha en el exterior de la barrera.
El cañón principal seguía disparando. Su magnífica potencia de fuego estaba siendo repelida por la barrera.
El Acorazado no servía y la Verdadera Espada Eterna tampoco.
La barrera era un regalo de despedida de Seiya.
—Ese es el odio que tiene…
No pude evitar llenarme de un extraño sentimiento de admiración.
—Parece que realmente odia todo lo que ha hecho el Maestro.
—¿Sí?
—¿Eh?
—¿Qué acabas de decir?
Risha miró sin comprender.
—Umm……que realmente odia todo lo que hizo el Maestro…? Lo dijo durante tu pelea con él.
Ciertamente lo hizo.
-¡Este país de mierda! ¡Estas ciudades! ¡No desapareceré hasta que todo sea destruido!
Seiya había dicho eso con una cara llena de odio.
—………Risha, ¿tienes tu tarjeta?
—Eh? S-sí la tengo.
Risha estaba desconcertada mientras sacaba su Tarjeta de Esclava.
—Usa la ‘Deconstrucción’
—Okay, ¿qué debo destruir?
—Todo.
—¿Eh?
—Deshazte de todo lo que hice con la DORECA.
—¿Todo?
—Sí. ¡Deshazte de todo, incluso de la ropa de la gente! De todo. Rápido.
—¡Sí!
Risha salió corriendo presa del pánico.
Cuando la barrera se contrajo, la gente del pueblo se reunió en el centro del pueblo.
Sin tiempo para dar explicaciones, Risha y yo recorrimos el pueblo desmontándolo todo.
Hubo cierta resistencia, varias personas pensaron que me había vuelto loco.
Los ignoré y continué.
—¡Maestro! ¡Está todo hecho!
Finalmente todos los edificios habían desaparecido y los ciudadanos estaban desnudos.
—La barrera no se ha detenido.
La barrera alrededor de la ciudad se había reducido al tamaño de un gran campo de béisbol.
No quedaba mucho tiempo para que los ciudadanos fueran envueltos.
—Por supuesto
Miré a Risha y le dije.
—Todavía tenemos estos después de todo.
Usé mi DORECA y lancé ‘Deconstrucción’.
La Verdadera Espada Eterna desapareció.
—Ah………..
—Risha
—Sí
—Lo siento pero…….. tendremos que destruir eso también.
Dije y señalé la gargantilla de Risha.
La prueba de su lealtad, lo que les hacía más felices…..la gargantilla.
También era algo hecho por mi DORECA. Si no la destruíamos, la barrera no se detendría.
Como era de esperar, me sentí horrible.
Pero…
—Entendido
Risha actuó como si no le importara y levantó el cuello hacia mí.
—¿Está… bien?
—Todo lo de una esclava es del Maestro después de todo. Si es necesario, por favor hazlo.
—Ya veo. Gracias.
Usé mi DORECA y borré su Vestido, su Esclava Cuidada, y finalmente su Gargantilla.
Al igual que los ciudadanos que estaba desnuda como el día en que nació.
Y finalmente, en el momento en que ‘todo lo que había hecho’ desapareció de la barrera…….
La barrera se disipó silenciosamente.