Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 153. Luz misteriosa
- Casa
- Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei
- 153. Luz misteriosa
No había duda, a pesar de haberla visto bien una sola vez, era esa Diosa.
La que nos había convocado a este mundo, nos había dado nuestros DORECAs y nos había concedido a Risha y Raisa.
La que lo había empezado todo, la causa principal.
Lo miraras como lo miraras, ella era la que se había convertido en un mono.
Pero espera…. ¿era ella la verdadera?
Parecía exactamente la misma, pero tal vez era una doble.
—A pesar de eso…..ese mono era realmente fuerte.
La verdadera razón por la que pensé que en realidad se trataba de la Diosa fue por lo fuerte que había sido el mono.
Me había abrumado. Si hubiera cometido errores podría haber muerto.
De hecho me había hecho luchar con todas mis fuerzas.
Era así de fuerte.
El hecho de que una especie tan increíblemente débil fuera tan asombrosamente fuerte… eso realmente me hizo creer que se trataba de la Diosa real.
Ahora… ¿qué debo hacer?
—u…….n
Ella gimió y sus ojos se abrieron lentamente.
Cuando por fin se abrieron del todo, parpadeó dos veces y miró a su alrededor.
Se incorporó y volvió a mirar a su alrededor.
—¿Por fin te has despertado?
—…….
—Por ahora hablemos. Sabes quién soy, ¿verdad?
—……….
—Hey, ven aquí-
—¿Puedo preguntarte algo?
—¿Empezando con preguntas? Bien. ¿Qué es?
—¿Dónde queda este lugar?
—¿Hm?
—Y yo… ¿quién soy?
—………eh?
Un acontecimiento inesperado.
‘¿Dónde estamos?’ ‘¿Quién soy yo?’
Para que esas fueran las primeras preguntas, esto era como…
—¿Estás diciendo….. que perdiste tus recuerdos?
—No lo sé… pero no recuerdo nada.
—¿Nada?
—Sí……..
—¿Tampoco sobre mí?
—Umm…..sí, lo siento.
—Muu…..
¿Cómo puede ser? Las cosas se han complicado mucho más.
Iba a preguntar si de verdad era la Diosa, pero que no tuviera recuerdos….
Claro que había mucha gente que tenía problemas de memoria cuando volvían a ser humanos.
Era porque la mayoría de ellos habían sido asesinados por un monstruo y se habían convertido directamente en un mono. Había muchos que estaban confusos debido al trauma.
A pesar de eso, no había ni uno solo de ellos que ni siquiera pudiera recordar sus nombres.
—¡Hiyaan!
Se desplomó sobre su trasero y se arrastró hacia atrás.
—¿Qué pasa?
—¡Eso!
Miré hacia donde ella señalaba y vi salir a 3 zombis.
—Oh, tienes miedo de los zombies.
Usé mi DORECA para crear una espada de hierro dentro del cuerpo de cada uno de los zombies.
Los zombies que habían sido derrotados de un solo golpe mientras se derrumbaban lentamente.
—Asombroso…….
—No hay necesidad de tener miedo, estoy aquí.
—Sí.
—Hmm…. realmente pareces una persona diferente.
Realmente no podría estar pensando en ella como la Diosa por ahora.
No tiene recuerdos pero aun así no podía imaginarme a esa Diosa asustándose de un zombi débil. Ella no era ese tipo de personaje.
Aunque perdiera sus recuerdos, no debería tener un cambio completo de carácter.
En primer lugar, las Bestias Esclavas eran todas personas que habían sido asesinadas por monstruos.
¿Cómo podría esa Diosa haber sido asesinada por monstruos? Pensando en ello era imposible.
—Fu
Una sonrisa cínica surgió en mis labios. Ridiculicé mi estupidez.
—Por ahora vámonos.
—¿Dónde?
—El lugar donde me estoy quedando. Los zombis seguirán apareciendo aquí. Vayamos a un lugar donde podamos calmarnos.
—¡Si!
Ya que no era la Diosa entonces era un sujeto de mi protección, una nueva ciudadana.
Pensé en protegerla hasta que pudiera llevarla a una de mis ciudades.
Me di la vuelta y comencé a caminar.
—Ah, esto cayó.
—¿Hm?
Me detuve y me volví.
Sostenía una tarjeta que se había caído.
Era la tarjeta mágica, la tarjeta que una vez había sido la DORECA de Seiya.
Busqué en mi bolso preguntándome cuándo se me había caído.
Normalmente no la usaba en comparación con mi propia DORECA, así que no me di cuenta.
—Bien, aqui vamos, tenlo de vuelta–
Lo cogió y me lo dio.
En el momento en que la sostuve…
La tarjeta que ella y yo sosteníamos de repente estalló de luz.
—Eh ehhhh?
—¿¡Qu-Qué es esto!?
El sorprendido yo, la asustada ella.
Ambos miramos con confusa agitación el espectáculo que teníamos delante.
¿Por qué? ¿Por qué brillaba esta tarjeta?
Ella retiró la mano presa del pánico y la tarjeta dejó de brillar.
—Ho…
—……¿Podrías tocarla una vez más?
Le pregunté.
—Eh? P-pero…
—Por favor.
—U-entendido…..hya
Fue mucho menos que antes, pero seguía conmocionada.
La tarjeta que ambos sosteníamos volvió a brillar.