Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 156. Dios maligno
Un rayo cayó como un juicio celestial y destruyó parcialmente el Castillo del Rey Demonio.
Lilia y Arisa se quedaron boquiabiertas ante el desastroso espectáculo.
—¡Viene de nuevo!
Esta vez no en el edificio. Miré al cielo y percibí algo en este extraño suceso.
El cielo ennegrecido y los truenos rugientes.
El relámpago……¡Caería aquí!
—Ku!
Levanté mi DORECA y creé una casa de piedra justo encima de nosotros. El rayo cayó sobre ella y la hizo pedazos inmediatamente.
—¡Asombroso Papa-sama!
—Gracias Onii-chan desuno.
—¡Vengan ambas detrás de mí! ¡Ven aquí también!
Escondí a mis dos esclavas detrás de mí y grité por la Diosa ( temporal).
Incluso mientras hacía esto no dejé que mi mirada se desviara.
El cielo seguía gruñendo y rugiendo. Su aspecto era aún más ominoso que antes.
—¿Qué ha pasado de repente desuno? ¿Qué está pasando?
—………
—¿Onii-chan?
—Probablemente sea este.
—Este…que desuno?
Mi mirada no pudo evitar parpadear hacia la Diosa (temporal). Estaba derrumbada de rodillas del susto. Mirarla así me hizo dudar de mí mismo pero…….
Pero, si esta chica era realmente la Diosa entonces hay una buena razón para esto.
Es decir…
—Fu, fufufu
De la nada resonó una risa.
La voz reverberó a mi alrededor mientras mis dos esclavas se aferraban a mí.
—¿Qu-Qué es esto desuno?
—Papa-sama…..
Estaba……correcto.
Mi mal presentimiento se intensificó junto con la risa que todo lo abarcaba. Era la voz de un hombre conocido.
—Fu…fuwahahahaha!
Al momento siguiente, un hombre cayó del cielo.
Lentamente se puso de pie.
Desplegando lentamente su cuerpo de rodillas.
Su aspecto evocaba la palabra ‘descendiente’ o ‘advenedizo’.
El obstinado y rencoroso……Seiya.
Seiya, que había aterrizado antes que yo, parecía el Dios del Mal de siempre… pero había algo diferente en él.
¿Qué era? ¿Por qué era diferente?
Si tuviera que decirlo……. era su aura.
Sentí un aura completamente diferente a la de antes en Seiya.
—Ha pasado un tiempo Akihito.
—Como pensé… eras tú Seiya.
—¿A qué viene esa expectación?
—Por supuesto que lo haría… si ella fuera la verdadera.
Miré a la Diosa (temporal).
No, ahora que había aparecido el Dios Maligno Seiya ya no necesitaba la (temporal).
Ella era sin duda la Diosa.
—Su apariencia, el mono extremadamente fuerte, y tu que descendiste de los cielos. Con tanta evidencia puedo imaginar lo que ocurrió.
—¿Ohh?
—Robaste el poder de la Diosa.
—¡Así es!
Dijo Seiya con una gran sonrisa.
Tanto la madre como la hija soltaron pequeños gritos de miedo y se aferraron más a mí después de ver su siniestra sonrisa.
—He pensado en ello Akihito…..por qué fui incapaz de vencerte. Incluso obtuve el poder del Dios del Mal… ¿pero por qué no pude vencerte?
—…….
—Pensé y pensé Akihito. ¿Por qué no pude ganar?
—Deja de actuar como un profesor inútil Seiya.
—Como siempre eres un bastardo molesto.
Seiya se rió y tomó mi provocación con buen humor.
—Así es… fue el poder de la Diosa. Eras fuerte porque al final poseías su poder.
—También obtuviste su poder al principio. Junto con Raisa.
—Estás equivocado. Lo que obtuve ese día fue una imitación de mierda.
—¿Eh?
—Ambos tenemos Esclavas de la misma manera…pero ¿por qué no pude demostrar una décima……no una centésima parte del poder que tu tuviste? ¿Por qué? Porque era una farsa.
—……..
—No sé qué hiciste para recibir el favor de esa mujer y no me importa. Lo importante es lo que necesité hacer para recibir el de verdad.
—…….
—¿Cómo podría conseguir la verdadera? Es sencillo, te mato y me lo llevo. Fue entonces cuando lo entendí. Si el poder del Dios Maligno no era suficiente, si el poder sobrante no era suficiente…..entonces iría y mataría a esa Diosa para conseguir sus poderes. Entonces tendría suficiente poder para deshacerme de ti.
—Ya veo.
Miré una vez más a la Diosa. Ahora mismo no podía sentir ningún poder proveniente de ella.
Era una humana normal. Una chica normal.
Debió haber observado mientras el Dios Maligno destruía el mundo. Ella observaba desde allí.
Un lugar donde el poder del Dios Maligno no podía llegar.
Pero fue entonces cuando una persona de otro mundo que había estado allí una vez, Seiya, invadió.
Entiendo.
Seiya extendió los brazos y miró al cielo como en éxtasis.
—¡Ahora lo entiendo, puedo sentirlo, y puedo hacerlo!
Su rostro se volvió más siniestro.
—¿Qué puedes hacer?
—Puedo convertir a todos los humanos del mundo en mis esclavos.
Dijo Seiya en voz baja con convicción.
Yo fruncí las cejas. Pude notar que mi rostro se había puesto rígido ante sus palabras.
—Si convierto a todos los humanos en mis esclavos… entonces mi poder superará fácilmente al tuyo? ¿No te parece, Akihito?
—…….
Esto es malo. Muy malo.
Todos en el mundo…no solo las Esclavas Eternas sino todos los humanos normales también.
Le daría a Seiya, que nunca fue capaz de ganar más poder mágico, un suministro continuo.
Si todos fueran esclavos, entonces incluso con los pobres métodos de Seiya ganaría un enorme poder mágico.
¡Eso sería…..terrible!
—…. Voy a tener que detenerte aquí y ahora.
—¿Puedes? Ni siquiera tienes un arma.
—Aún así…lo haré.
—Fu…bien, entonces un pequeño calentamiento está en orden. Casualmente te golpearé hasta hacerte polvo.
El Dios Malvado Seiya levantó sus manos y yo saqué mi DORECA.
—¡Onii-chan!
—¡Papa-sama!
Las voces de los dos estaban al límite de su ingenio. Podían decir claramente que las cosas no iban bien.
—Lo vamos a hacer. Préstenme su fuerza.
—¡Si desuno!
—¡Déjanoslo a nosotras dano!
Las dos asintieron. Si ellas estaban aquí yo me las arreglaría de alguna manera.
Eso fue lo que pensé cuando en el momento siguiente….
Una luz negra se encendió en el aire. Una mezcla de relámpagos negros y rojos cayó.
Cayó… ¡y se estrelló directamente contra Seiya!
—¡Guwa! ¿Qué?
Se tambaleó y cayó de rodillas.
En un instante, su cuerpo estaba quemado y lleno de heridas.
—¿Qu-qué est-está ocurriendo…?
—Fufu, buen trabajo chico.
Oí una voz. Resonaba desde todas partes, igual que la de Seiya antes.
Era una que nunca había escuchado. Una voz que no sonaba ni masculina ni femenina. Una voz extraña.
Me estremecí y sentí un escalofrío que me recorría la espalda.
Sentí una presión aún más fuerte que antes.
¿Qué estaba pasando?
—Dios maligno……..
Murmuró la Diosa distraída.
… ¡¿Podría ser peor!?