Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 160. El juramento de la sonrisa
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- 160. El juramento de la sonrisa
En lo alto de una colina a poca distancia del Castillo del Rey Demonio.
Originalmente había sido una llanura plana hasta que utilicé mi DORECA para modificar el terreno.
La colina no era tan grande como la del castillo, sino sólo lo suficiente para poner una residencia normal.
En la cima de la colina había una sola cosa. Una lápida.
Una singular losa de piedra erigida en medio de este amplio espacio abierto.
La tumba de Seiya.
Seiya, que había muerto cuando la (verdadera) Diosa del Mal lo destruyó de un solo golpe.
Me quedé contemplando su tumba.
Unas pisadas interrumpieron el silencio de este cementerio privado.
—Akihito-san.
—….¿Eres tú?
La diosa se acercó.
Aún había perdido sus poderes, pero había recuperado la memoria.
Tenía el mismo aspecto que cuando me trajeron a este mundo. Simplemente caminó a mi lado y miró la tumba de Seiya.
—Así que estabas aquí.
—Sí
—Terminó.
—Si. No creo que resucite de nuevo.
—No lo hará. Seiya-san…. sólo llegó hasta aquí. Si aún tuviera mi poder, podría devolverlo a su mundo anterior.
—Es mejor que no lo hagas. Si es el Seiya actual entonces no se mezclará con el otro mundo. Está demasiado lleno de odio. Odio hacia mí.
—¿Sientes algo de arrepentimiento?
—No puedo decir que sienta arrepentimiento. Preveía este tipo de final. Desde que se convirtió en mi enemigo, no puedo mostrarle misericordia.
—¿No puedes mostrarle misericordia?
—Después de los incidentes con Raisa…
De hecho, se podría decir que se había ganado mi odio también.
Raisa, la esclava que la Diosa le había dado una vez a Seiya.
Raisa que eventualmente había venido a mi lado. Una Esclava Eterna que yo acogería como propia. Una maravillosa y linda existencia.
Ella había estado una vez bajo el control del despótico Seiya. Había sido atormentada durante mucho tiempo.
Pero ella no guardaba ningún rencor.
Porque Seiya era su Maestro y ella era la esclava.
Esta joven valiente había sido maltratada por un Maestro violento.
—Raisa fue abandonada por él…él no dio la orden ‘Muere por mí.’
—Si, eso sucediera…..¿habría sucedido?
—Sí.
Respondí inmediatamente. Asentí y respondí sin dudar.
Las Esclavas Eternas obedecerían cualquier orden y sentirían alegría por obedecer.
Lo entendí claramente de las 12 Esclavas Eternas a mi lado.
Incluso si ella fuera arrojada si él dijera ‘Muere por mi bien’ una Esclava Eterna lo haría felizmente.
Seiya no hizo eso…en vez de eso huyó por su cuenta. Abandonándola sin asumir su responsabilidad.
Eso….. no lo podía perdonar.
—Realmente no entiendo tu sentido de los valores Akihito-san.
—Esto es normal diría yo.
—La gente normal no insiste en que es normal. Es como un borracho.
—mu
—No lo entiendo…pero no has cambiado desde el principio.
—No. No creo que lo haya hecho.
—Por eso creo que puedo confiar en ti y dejarte las cosas a ti.
—¿Es así?
—Sí. ¿Puedo seguir pidiéndote que revivas este mundo?
—Déjamelo a mí.
No tenías que pedírmelo otra vez.
Ya que he llegado tan lejos, terminaré con fuerza.
Haré que mis Esclavas sonrían, que mis ciudades crezcan y que mi país prospere.
Y reviviré el mundo.
Continuaré como hasta ahora.
Y lo que es más importante, miré a la Diosa y le pregunté.
—¿Qué harás?
—¿Yo?
—¿Volverás? ¿Al espacio que habitabas antes?
—Me pregunto… parece difícil recuperar mi poder. Estaba pensando que podría vivir en la superficie por ahora.
—¿Puedes hacer eso? Vivir como una persona normal, quiero decir.
—No lo sé… todavía.
—Ya veo.
¿Todavía?
Sólo habían pasado unos días desde que perdió su poder, después de todo.
—Sin embargo, creo que va a funcionar.
Ella dijo.
Yo no tenía visión de futuro, pero aun así todo iría bien.
Por eso le contesté.
Hablé más alto.
—Estás equivocada.
—¿Eh?
—No es ‘de alguna manera’. Haré algo al respecto.
—¿Lo harás?
—Si no puedes regresar, te daré un lugar donde puedas quedarte. En esta tierra. Te dejaré vivir con una sonrisa también.
—Yo también viviré… con una sonrisa…
—Sí
Miré a la Diosa y ella me miró a mí. Sus ojos parecían preguntarse si hablaba en serio o no.
Me limité a devolverle la mirada. No mentía. Hablaba en serio.
—Te lo debo. Te debo mucho. Más de lo que puedo decir.
—¿Por hacerte Rey?
—Por traerme a un mundo con esclavas eternas.
Eso fue ciertamente más importante para mí que convertirme en Rey.
—Devolveré esta deuda. Lo haré con todo mi poder.
—……¿Puedo hacer una petición?
—¿Qué es?
Dudó y se puso a dudar antes de levantar la cara y mirarme.
—¿Podrías hacer que Sistra sonriera también?
—¿Sistra?
—Esa chica…
—…..¿La Diosa del Mal?
La Diosa asintió.
No sé qué pasó entre esas dos.
Podría decir que los dos ciertamente tenían un pasado colorido el uno con el otro pero no sabía los detalles.
No lo sabía pero…
—Lo tengo. Le permito sonreír también. A diferencia de la sonrisa cínica que muestra ahora la haré sonreír y reír de corazón.
—Gracias.
La Diosa sonrió un poco ante mi declaración.
Todavía era débil.
Esta sonrisa… haría que ella también sonriera desde el fondo de su corazón. Esta era mi determinación.