Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 169. Side Story - Mira
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Mira estaba de pie frente a un camino bloqueado por grandes rocas. Estaba completamente bloqueado.
No era sólo este lugar, todos los caminos de la zona estaban bloqueados por rocas.
Detrás de Mira había un joven llamado Igor que la miraba con esperanza.
—¿Se puede hacer algo Esclava-sama?
—No te preocupes, déjamelo a mí.
—¿De verdad? Ahh…..gracias a Dios ahora la ciudad puede ser salvada.
—Fue la lluvia la que causo este bloqueo verdad. Han pasado 3 o 4 días…
—Han sido cinco hasta ahora.
Mira empezó a contar cuando fue informada por el joven.
—Para cuando me enviaron a pedir ayuda ya escaseaba la comida. Los adultos racionaban para que los niños pudieran comer completo.
—Ya veo, entonces es urgente.
Mira sacó su Tarjeta Negra y creó una esfera oscura utilizando la magia infinita.
Su tamaño y color lo hacían parecer una bola de bolos. Tenía el símbolo de una calavera blanca en su superficie.
Era la viva imagen de una bomba de dibujos animados.
—Es peligroso así que por favor retrocedan.
—Ah vale.
Comprobó que se había puesto a cubierto y sostuvo la bomba contra la roca antes de hacerla explotar.
Un estampido resonó y la roca se retiró dejando humo que se enroscaba en el cielo.
—¡Esclava-sama!
—Está bien. Esta explosión es del poder de nuestro Maestro así que no nos afecta.
Dijo Mira con calma.
Igor suspiró aliviado cuando el humo se disipó y el camino se abrió.
—Ok, vamos a salvarlos.
—¡Gracias! ¡Muchas gracias!
Igor dio las gracias a su salvador una y otra vez.
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La fuerte lluvia había causado varios problemas en la montaña, pero la esclava de Dios Mira no encontró ningún problema para superarlos.
Las grandes rocas fueron destruidas por las bombas y los caminos destruidos fueron reparados con magia.
En poco tiempo pudieron llegar a la aldea en lo profundo de las montañas que había quedado aislada por las fuertes lluvias.
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—La comida está en esto, las medicinas por aquí, y la ropa y las herramientas en esta casa de madera.
—¡Sí!
—También tenemos que hacer algo con las casas. Reconstruirlas por completo es más rápido, pero si tienen algún vínculo emocional podemos repararlas.
En cuanto Mira llegó a la aldea, empezó a fabricar los artículos necesarios y a reunir a la gente.
Los pocos cientos de habitantes de la aldea que habían soportado este desastre necesitaban ayuda. Ella se las estaba arreglando para hacerlo todo sola.
—He oído rumores sobre ti, Esclava-sama, pero eres realmente asombrosa. Haciendo todo esto por ti misma.
—Bueno, soy una de las doce esclavas de Dios después de todo.
—Qué maravilloso.
La gente la rodeó con gratitud mientras corría de un lado a otro prestando ayuda.
La mayor parte del trabajo se terminó en medio día y la gente del pueblo lo ensalzaba como un milagro de Dios.
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Al anochecer, Mira recorrió el pueblo.
Fue a comprobar si aún quedaban cosas por hacer.
Se trataba de ayuda en caso de catástrofe, pero sinceramente lo que estaba haciendo ahora era prácticamente lo mismo que hizo para restaurar el mundo con su Maestro.
Como segunda esclava, tenía mucha experiencia. Consiguió completar su tarea sin ningún descuido.
Lo único que le faltaba era fabricar algunos objetos más y todo iría bien… o eso pensó cuando…
—Eso es….
A poca distancia vio una pequeña silueta.
Un niño pequeño estaba subido en un acantilado cerca de la carretera recién mantenida.
Un niño pequeño y travieso.
Estaba completamente concentrado en trepar por el acantilado y extendió la mano para alcanzar algo que tenía encima.
—¡Cuidado!
Gritó Mira y echó a correr.
Por encima de él, una gran roca estaba a punto de caer por el borde del acantilado.
El chico estaba tan concentrado en su tarea que no se dio cuenta.
Mira corrió con todas sus fuerzas y trepó por el acantilado.
Al mismo tiempo, creó una bomba.
—Agárrate a mí
—Eh–
Agarró al chico estupefacto y cambió de lugar en el acantilado.
Al mismo tiempo, lanzó la bomba contra las rocas que caían.
La explosión hizo que las rocas salieran volando y el cuerpo de Mira protegió al chico del impacto de la explosión.
Rápidamente bajó con el niño y aterrizó.
—Fuu
Suspiró aliviada y soltó al niño de sus brazos.
Luego preguntó.
—¿Estás bien?
—Sí
—Bien. Pero no deberías estar haciendo algo tan peligroso.
—Lo siento………
El chico bajó la cabeza avergonzado.
Mirando con más cuidado protegía algo entre sus manos.
Era una flor.
Quizá fuera por el apretón o por la bomba… pero la mitad de sus pétalos estaban arrancados.
—¿Eso es lo que fuiste a buscar?
—Un
—Entonces podemos conseguir uno más…
—Quería darte esto como regalo Angel.
—¿Eh?
Mira se detuvo mientras buscaba su tarjeta negra.
—¿Para mí?
—Un día salvaste nuestro pueblo. Pensé que este tipo de flores te sentarían bien, así que…..
El joven murmuró antes de detenerse.
Estaba medio destruida, ya no podía considerarse una flor hermosa ni por asomo.
Mira le acarició la cabeza.
—Gracias. ¿Puedo quedármela?
—Eh? Pero…
—Dámelo, ¿vale?
—U-un
El chico se lo tendió vacilante y Mira lo cogió antes de colocárselo detrás de la oreja.
—Gracias.
A la luz del sol poniente, el joven sonrió.