Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 63. Rey de los esclavos
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- 63. Rey de los esclavos
A la mañana siguiente, mansión del Señor, Oficina.
El esclavo de Seiya se había despertado y estaba frente a mí.
—¿Está tu cuerpo bien?
—…….
Ella asintió en silencio.
No quiso hacer más que eso para comunicarse.
Me miraba, pero no hablaba.
—¿Sabes adónde fue Seiya?
—…….
Se quedó callada pero esta vez pude sentir hostilidad.
—No me malinterpretes, no voy a perseguirlo.
—¿Entonces por qué?
—Si no sé dónde está… no puedo devolverte, ¿verdad?
Ella parecía asombrada.
Estaba completamente fuera de sus expectativas.
—¿Vas a devolverme?
—Obviamente.
Me senté en mi silla, me apoyé en el respaldo y me quedé mirando el techo.
—Un Maestro sólo es Maestro cuando recibe a su primer esclavo. Lo mismo ocurre con el esclavo… si no hay Maestro, el esclavo no es esclavo… ¿tengo razón?.
Ella asintió en silencio.
—No me meteré a la fuerza en medio de tu relación Maestro-Sirviente. No pretendía hacerlo antes y no pretendo hacerlo ahora… pero necesito devolverte. No podría importarme menos aunque lo intentara… pero si perdieras a tu Maestro y tu propósito así como así… me haría sentir mal.
Bajé la mirada y la miré fijamente a los ojos mientras decía,
—¿Ustedes son esclavos eternos… requieren de un Maestro no?
—………
Ella asintió una vez más.
—Si sabes dónde está, está bien. Te daré comida, agua y medicinas para que puedas ir sola si no quieres que te llevemos. Te lo preguntaré una vez más, ¿lo sabes o no?
—…………Lo siento.
Después de un largo silencio, ella se disculpó.
Parece que realmente no lo sabe.
—Ya veo. Entonces te cuidaré por un tiempo. Ya que no puedo tenerte haciendo el trabajo que hacen mis esclavos, te tendré como invitada por ahora… ten paciencia.
—Si……
Ella agachó la cabeza.
—Si hubiera sido tu esclava entonces….. eso habría sido genial.
Era la primera vez que la oía decir algo así.
Por mucha violencia a la que la sometieran, nunca se quejaba… pero una vez abandonada, dejaba que se le escapara.
No pude soportar esta horrible sensación ni un segundo más y salí de la oficina como si huyera.
Durante todo el camino estuve rezando por un final apropiado para ella.
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Varios días después.
Ribek bullía de actividad.
No era sólo Ribek, sino todos los pueblos que se habían visto envueltos en el jolgorio del festival.
Dentro de la mansión, yo estaba en mi habitación cambiándome.
Mis esclavas me ayudaban a ponerme la ropa nueva.
—Mira, tira de eso un poco más.
—¿Así?
—Sí, Yuria la corona…
—Un
—Risha-oneesama que pasa con el manto desuno?
—Eso es lo ultimo.
Sinceramente les estaba dejando todo a ellos.
Creo que era la primera ropa que me ponía que no fuera hecha por la DORECA.
Era la ropa que mis esclavos habían preparado para mi coronación.
Como no estaba disponible en la DORECA, Risha tomó el mando y las cuatro confeccionaron estas ropas.
Cuando terminaron de vestirme, los cuatro se apartaron y me miraron.
Todos parecían satisfechos.
—¿Qué te parece Maestro?
—Está bien hecho, buen trabajo.
Los cuatro estaban felices, incluso la normalmente inexpresiva Yuria parecía feliz.
—Bien entonces, vamos.
————¡Si!
Ellos respondieron.
Los llevé conmigo mientras salía de la mansión.
Fuera había un grupo enorme de gente.
Cuando me vieron estalló una ovación que hizo temblar la tierra.
—¡Akito-sama!
—¡Su Excelencia!
—¡Su Majestad!
Muchas voces gritaban.
Agité la mano en respuesta mientras caminaba.
Se separaron ante mí como el Mar Rojo.
Cuando miré más de cerca me ayudaron Maya y las chicas que se aseguraban de que el camino se abriera.
—Gracias, me habéis ayudado mucho.
—No necesito ningún agradecimiento. Si realmente quieres agradecernos entonces completa tu promesa más rápido. (Danos niños)
—Lo tendré en cuenta.
—Dependemos de ti.
Continué por el camino que habían abierto.
La gente se agolpaba aquí.
No era sólo la gente de Ribek, podía ver las caras de varias personas de diferentes pueblos.
Seguí adelante bañado en vítores.
Mis cuatro esclavos me siguieron.
Los cuatro no reaccionaron en absoluto a los vítores, se limitaron a seguirme en silencio.
Incluso Mira y Lilia parecían muy educadas.
Parecía que estaban apelando a sus posiciones como mis esclavas hasta el final.
Al poco rato, pude ver la plaza.
Pude ver una plataforma alta colocada allí. Además de unas escaleras hechas para permitirme subir.
Madway y el resto de los jefes de la ciudad estaban allí.
—Akito-san.
Madway se adelantó.
Este fue un evento bastante conmovedor.
—Tú fuiste la primera persona que conocí cuando llegué a este mundo.
—Nunca olvidaré que te debo la vida. Seguiré trabajando lo mejor que pueda.
—Cuento contigo.
Entonces Agafon y Gerashim dieron un paso al frente.
—Akito-san
—Agafon-san tienes que llamarlo Su Majestad o no sirve de nada.
—Bueno, no me importa mientras no estemos delante de la gente.
—De acuerdo.
La siguiente fue Martha.
—Akito, después de la ceremonia necesito hablar contigo.
—¿Hablar?
—Sí, el país necesita un ejército, ¿verdad? De eso estoy hablando.
Así que se estaba recomendando a sí misma eh…
—Como siempre, ustedes son belicosos…
—¿Eso es malo?
—No.
Martha sonrió.
—Ok entonces, escuchare tu consejo despues.
—Un!
El último fue Zawal.
—Umm…Akito-sama….¿Su Majestad?
—Cualquiera está bien.
—Entonces, Su Majestad. Su Majestad, ¿está bien que alguien como yo esté aquí?
—¿No está bien? Si realmente no puede manejarlo entonces nomine a alguien más. Si pueden hacerlo mejor, entonces está bien. Sin embargo.
—¿Sin embargo?
—De ahora en adelante estaremos expandiendo el país, haré que continúes tu trabajo. Necesitamos un pensador positivo como tú.
—…Entiendo. Simplemente dime lo que necesitas.
—Bien, contaré contigo.
Después de hablar con ellos, subí a la plataforma.
La plataforma estaba en medio de la plaza y tenía unos 3 pisos de altura.
Miré a la multitud.
Esta era mi gente… mis ciudadanos.
Empecé de la nada.
Ahora gobernaba a más de 7.000 personas.
La multitud vitoreó, estaba cargada.
Podía oír pasos detrás de mí.
Mis esclavas habían llegado…….pero se detuvieron en las escaleras.
Todas me miraban.
Las miradas que me dirigían cada día… la del respeto a su Amo.
Los vi mirarme con respeto… pero esto no estaba bien.
Deberían estar aquí a mi lado como siempre.
Saqué la espada de mi cadera.
Espada Eterna True.
Toqué las cuatro gemas y aspiré a mis sorprendidas esclavas.
La espada de Fuego y Hielo, el aura de Luz y Oscuridad.
La Espada Eterna True.
Sostuve la espada en alto y me volví hacia la multitud.
Así es, deberían estar aquí… junto a mí.
Si no estuvieran aquí, el país no existiría.
Sobre todo, sólo con la presencia de Maestro y Esclava podría existir esta relación.
Es imposible que no estén aquí para un día tan importante.
Les envié mis sentimientos.
Ellos enviaron los suyos de vuelta.
Maestro y Esclava, nuestras emociones se mezclaron y se convirtieron en una.
-Esclavo Eterno-
Creí con todo mi corazón que este país que se construyó sobre sus sonrisas crecería aún más.
FIN DEL VOLUMEN 2