El Harem del Emperador - 14.8. La aprendiz de Maid 8
– ¡Hahaha!
– ¡Entonces la cortina comenzó a arder y Olivia corrió como pollo sin cabeza gritando ¡¡Agua necesitamos agua!! ¿Puedes creerlo? La chica es una maga de agua adepta.
– ¡Hehehe! Esa Olivia nunca a sido el lápiz más afilado, si sabes a lo que me refiero.
– Bueno fue ahí cuando me di cuenta que teníamos un problema. Por suerte Linet que iba pasando por el corredor vio el humo y nos socorrió.
– Regina ¿No se supone que los piromantes pueden usar magia para apagar el fuego que inician?
– ¡Hahaha! La verdad es que nunca aprendí ese hechizo. Siempre pensé que usar un poco de magia de tierra era suficiente para controlar el fuego cuando se saliera de control. Pero vaya que es peligroso cuando sucede en interiores.
– Hey ¿Que fue lo que pasó después? ¿Porque Miss Claudia no te despellejo viva?
– ¡Muy simple! Entre las tres enterramos las cortinas en el jardín del cáliz. Ya saben lo que dicen ojos que no ven castigo que nunca viene ¡Hahaha! No volveré a usar ese truco en espacios cerrados otra vez.
Me encontraba tomando parte de la fiesta secreta de mis sempais mientras tomaba un poco de jugo de frutas y comía algunas pastas.
El sol ya se había ocultado por la ventana y las luces mágicas iluminaban la cocina. Regina fue insistente en qué me quedará con ellas y les hiciera compañía.
Al parecer ella usó su anillo de mensaje para informarle a la encargada de los dormitorios que me quedaría a dormir en el ala esté.
– Por cierto Mera ¿De dónde sacaste tan buena botella de vino? Creo recordar que la subdirectora Priya lleva las llaves de la reserva de la academia atadas al cuello.
De repente Regina aborda el tema que me lleva picando un poco desde que entré a la cocina.
Mi atención entonces se posa sobré Mera quién se encuentra sentada en el suelo con las mejillas sonrojadas y abrazando una botella de vino casi vacía.
– Adivina~
– ¡Vamos!
Ante la mirada de curiosidad de ambas, Mera se regodea antes de continuar.
– ¿Recuerdas el sótano? Bueno Linet y yo nos encontramos limpiándolo después de perder con ustedes y mientras movíamos algunos estantes encontramos un almacén ocultó.
– ¡No les creo!
– Al parecer es una reserva de los tiempos en que esté lugar era habitado ¡Hik? Si sabes a lo que me refiero. Bueno intentamos tomar algunas botellas pero las barreras y sellos mágicos seguían activos así que desistimos. ¡Hik? Pero entonces recordé a cierto cerebrito bastante entendida de esos temas.
Con la barbilla Mera señaló a Federica quién se encontraba sentada sobre la barra de la cocina.
– Esos malditos sellos eran viejos pero muy fuertes. Al final solo logré lidiar con el más antiguo y que se encontraba próximo a expirar. Nunca creí que una botella de 400 años pudiera saber tan bien. Maldición ahora estoy segura que todo el demás vino me sabrá a agua de cañería.
Al escuchar a Federica un escalofrío recorrió mi espalda.
– Federica sempai ¿De casualidad el corcho tenía un sello de cera negra con la forma de un dragón?
Ante mi pregunta también Regina parece darse cuenta y mira el contenido de su copa.
– Mmm la verdad no recuerdo que animal tenía, pero si que era cera negra. Mera se apresuró a destaparla apenas la saque de la barrera.
Teniendo un mal presentimiento volteó a ver a Regina la cuál coloca su mano sobre mi cabeza.
– Tranquila Marie solo es una coincidencia. Dime ¿Enserio crees que alguien dejaría en un lugar así una botella que vale más que un castillo?
Ante las palabras de Regina tuve que darle la razón. Según nuestras clases de cocina ese tipo de vino no es el tipo de cosas que alguien dejaría olvidadas así como así.
– ¡Bueno basta de este ambiente tan apagado! ¡Es una noche de chicas! ¡Vamos señoritas hablemos de cosas más picantes!
Mera de repente levantó la voz mientras agitaba la botella sobre su cabeza.
– (Suspiro) Mera ¿No se supone que tú turno de cuidar al joven maestro empezará pronto?
Regina lanzó un balde de agua fría sobre la encendida Mera.
– ¡Maldición! ¡Casi lo olvido! ¡Pero ya verás la próxima, mañana comienzan tus turnos!
Poniéndose de pie de un brinco Mera arroja un hechizo de desintoxicación sobre ella misma y sale a toda prisa de la cocina.
– Enserio ésa chica.
– ¡Hahaha! ¿Puedes creerlo? La señorita que huyo de las clases de servicio nocturno queriendo tener una plática picante.
Ante las palabras arrojadas hacía la ausente Mera no pude hacer otra cosa que inclinar la cabeza.
– ¿Servicio nocturno?
Mi murmullo no pasa desapercibido por Regina y Federica. Pero en especial por Federica quién infló mucho el pecho y levantó la frente en alto.
– Qué veo, la aprendiz favorita del joven maestro realmente desconoce algo tan importante para una Maid.
– O vamos Federica olvida tu resentimiento. Además no crees que ella es muy joven para hablar de “eso”.
– ¿Eso?
– Si “eso”.
Ante mi pregunta Federica hace un gesto obsceno con los dedos que identificó de inmediato.
– ¡¿Qeeee?!
– ¡¡Hahahaha!! Ves, nuestra pequeña aprendiz no es tan inocente después de todo. Su cara se puso tan roja como un tomate. ¡¡Hahaha!!
Mis ojos rápidamente se giraron a ver a Regina. La cuál solo suelta un pesado suspiro antes de asentir con la cabeza.
– ¡¿Pero, pero cómo?!
– Normalmente no tendrías está charla hasta a ver llegado a la segunda mitad del curso. Pero una de las responsabilidades que tiene una Maid con su maestro es también ayudarle a desahogar su libido si es necesario. Aunque claro esto no es siempre así, pero también recibirás capacitación al respecto.
– ¿Y si sirvo a una maestra?
Ante mi pregunta Federica no pierde tiempo y se mete en la conversación.
– Se lo que estás pensando. Pero déjame decirte que no es raro que las altas nobles también soliciten servicios nocturnos de sus Maids. Aceves por estrés, otras veces simplemente por estar cansadas de sus esposos que no las satisfacen correctamente. Incluso en ocasiones la propia Maid debe ayudar a su ama a suplir las necesidades de su marido si esta está indispuesta o es demasiado para que ella lo maneje sola.
Ante la está revelación no pude hacer otra cosa que quedarme pasmada.
– Vamos, vamos. No es tan malo… Recuerda que eso no sucede siempre Marie.
Mientras Regina trataba de levantarme los ánimos. Federica por otro lado parecía disfrutar el momento.
– ¡Hahaha! Ves al final del día solo eres una niña pequeña sin experiencia. Esperó que te haya quedado claro por qué somos tus sempais. Además…
– Federica sempai ¿Tu tienes experiencia?
Federica se quedó pasmada mientras la copa de vino que estaba apunto de llevarse a la boca se derramó sobre su delantal. Regina por otra parte sólo se rió disimuladamente mientras le dirigía una mirada que parecía decir (tu te lo buscaste)
– ¡¿Yo?! ¡Por supues..!
– (Mirar)
– (Mirar)
– *Toser* ¡Oh! ¡miren que hora es! ¡Necesito ayudar Gracie a hacer sus rondas nocturnas!
Rápidamente Federica se puso de pié y huyó de la cocina sin mirar atrás.
Al final sólo quedamos Regina y yo junto con todo el desastre de la cocina.
– ¡Hahaha! ¡Realmente se lo tiene merecido! ¡Muy buena esa Marie!
Regina jugó un poco con mi cabello mientras se burlaba. Sin embargo sinceramente yo no hice esa pregunta con malas intenciones.
– Regina.
– Si pequeña Marie.
– ¿Tu tienes experiencia?
Ante mi pregunta Regina abandono su actitud juguetona y se puso un poco más seria.
– ¿Supongo que tienes curiosidad? La verdad eso es muy normal en una niña de tu edad… Responderé sinceramente tu pregunta. La verdad nunca e realizado un servicio “nocturno” pero antes de venir aquí tuve un prometido con el que me enredé un par de veces.
– ¡Heeee! ¿Tuviste un prometido?
– ¡Hahaha! ¡Lo se! Suena increíble que hubiera un hombre a la altura de una belleza como yo. Solo te diré que el es cosa del pasado. Es una historia bastante complicada que quizás algún día te cuente. Pero por ahora, sí quieres te puedo contar algunas cosas sobre mi propia “experiencia” quizás sea bueno que vayas perdiendo algunos tapujos sobre el tema.
Esa noche Regina y yo limpiamos la cocina mientras teníamos una charla bastante educativa sobre el tema. En momentos como esto realmente agradezco tener sempais tan confiables a mi lado.
********************************************
Los días transcurrían con gran tranquilidad mientras yo iba y venía entre las alas Oeste y esté.
Realmente me encontraba tremendamente agradecida con Miss Claudia por ser tan considerada conmigo. Por las mañanas tomaba mis clases de recuperación mientras por la tarde hacia mis prácticas.
Gracias a ello mi desempeño había aumentado notablemente y cada vez mas maestras reconocían mi progreso.
¡Incluso puede que consiga mi certificación en un futuro!
Mi ánimo se encontraba realmente alto después de ser elogiada durante el día. Y mientras me encontraba limpiando las ventanas de unos de los corredores del ala esté, la directora Vald me llamo.
– Marie ¿Tienes un momento?
Ligeramente sorprendida di un pequeño saltito dónde me encontraba antes lograr responder adecuadamente.
– ¡¿Hee?! ¡Miss Claudia! Claro de echó ya estoy acabando con mi trabajo.
Ella miró con ojos cálidos mi reacción antes de sonreírme.
– ¿Enserio? Entonces llegué en buen momento ¿Te gustaría tomar un poco de jugo de frutas mientras conversamos?
Después de escuchar su propuesta me apresure a guardar los implementos de limpieza en un armario cercano.
********************************************
–* tragó * * tragó * * tragó * ¡Ahh, eso sí que refresca!
Me encontraba sentada en la barra de la cocina mientras sostenía un basó de jugo bien frio.
La directora Vald se encontraba a un lado mientras bebía su propio jugo con la misma clase y elegancia con la que se comportaba siempre.
– Marie ¿Que te a parecido el ambiente en el ala esté?
– Es realmente animado y mis sempais son realmente maravillosas a su manera.
– Me alegra mucho saber que te gustó este lugar. La verdad también e recibido una muy buena opinión de todas sobré ti. Y el joven maestro parece estar más animado desde tu llegada.
Reaccioné con una sonrisa complicada a las palabras de la directora Vald. La verdad a mí me costaba ver algún cambio en el joven maestro, sin embargo ella seguía asegurando que su condición estaba mejorando.
Aunque debo admitir que comparado a la primera vez que lo ví sus ojos parecen tener más brillo.
– Miss Claudia ¿Podría hacerle una pequeña pregunta?
La directora parece entender inmediatamente las implicaciones de mis palabras, pero aún así asiente con la cabeza.
– ¿Usted y el joven maestro son cercanos?
– Bueno, como te dije, no puedo revelar mucha información… Pero si puedo decirte que en cierto sentido el es como un hijo para mí. Yo lo crié desde el día en que nació y desde entonces no a pasado día en el que no rece por su bienestar.
Mientras decía esas palabras la expresión de su rostro se volvió fría y distante como el día en que me recogió en las puertas del distrito noble. Fue en ese momento que me di cuenta de que ésa era la expresión que usaba para ocultar sus emociones.
Era doloroso verla así, tanto que sentí la necesidad de darle un abrazo. Pero afortunadamente aquel momento duró poco.
– Marie, has trabajado muy duro hoy ¿Que te parece comer unas galletas como recompensa?
Regresando a su sonrisa cálida repentinamente ella se puso de pie y se dirigió a la despensa.
– No se molesté Miss Claudia, no quiero importunarla mucho.
– Claro que no es ninguna molestia. Yo siempre digo que las personas que trabajan duró deben ser bien recompensadas. Además estoy segura que deben a ver algunas en …
* Ronquido * * Ronquido * * Ronquido *
Tan pronto como la directora abrió la puerta de la despensa un extraño ruido emergió del interior.
Fue tan extraño ver a la directora quedarse congelada frente a la puerta que llegue a pensar que quizás algún animal salvaje se había metido en la despensa.
En casa ocasionalmente animales salvajes lograban meterse en la despensa. Sin embargo no podía identificar en mi mente a ningún animal que hiciera sonido parecido.
Lentamente me puse de pie y camine hacia la directora hasta que por fin pude ver la causa del sonido.
* Ronquido * * Ronquido * * Ronquido *
Ahí sobre una cama improvisada con algunos costales de harina y granos. Mera se encontraba dormida mientras tenía la cara cubierta de migajas y había platos con bocadillos a medió comer a su alrededor.
Fue tan surrealista escena que mi mente se quedó en blanco antes de lograr procesar todo. Fue entonces que mis ojos se fijaron sobre la espalda de la directora que se mantenía en silencio.
– Miss Claudia ¿No va a …?
– Quiero grabarme muy bien su estúpida sonrisa. Te aconsejo que tú también lo hagas Marie, porque no volverás a verla por un largo tiempo.
Involuntariamente retrocedí tres pasos al escuchar su respuesta.
Fue casi al mismo tiempo que Mera comenzó a despertar mientras su cuerpo tenía escalofríos.
– ¡A qué frío! ¿Quién demonios dejó abierta la puerta de la des..pensa?
Cuando sus ojos por fin se percataron de la directora, su rostro se contrajo de formas muy extrañas por unos segundos antes de soltar un grito.
– ¡¡Miss Claudia esto no es lo que parece!! ¡¿Yo– Gek?!!!
Con un movimiento rápido y contundente la mano de la directora tomó la cabeza de Mera y la saco de la despensa al mismo tiempo que la levantada del suelo.
– ¡¡¡Miss Claudia!!! ¡¡¡Piedad!!! ¡¡Mi cráneo se está rompiendo GEEK!!!
Yo me encontraba aterrada por la escena frente a mí y estaba apunto de intervenir ante los extraños sonidos que salían de Mera sin embargo Miss Claudia se adelantó.
– No tienes de que preocuparte Marie, puedo asegurar por experiencia que la cabeza de Mera es lo suficientemente dura para aguantar este tipo de castigo.
Ante sus palabras el agarré de la directora aumento, asiendo que el cuerpo de Mera que se agitara cómo un pez fuera del agua antes de dejar de moverse. Al mismo tiempo un sonido como el de una rana siendo aplastada salió de su garganta.
– °.°
En este punto yo estaba casi segura de haber sido testigo de un asesinato. Pero afortunadamente cuando la directora liberó su agarre y el cuerpo de Mera cayó al piso, pude escuchar su voz.
– Gracias *jadeo* Casi no la cuento.
Respiré aliviada ante los murmullos que demostraban que aún seguía con vida.
– Marie.
– ¡Si, Miss Claudia!
Mi respuesta fue instantánea ante la intensa presión que la directora irradiaba.
– Necesito que me ayudes cubriendo el turno de Mera está noche ¿Puedes hacerlo?
– ¡Por supuesto!
– Es bueno saber que puedo contar contigo. Las galletas tendrán que esperar a otro momento, ahora necesito llevar a Mera al cuarto de recapacitación.
Asentí vigorosamente con la cabeza mientras miraba a la directora tomar una de las piernas de Mera y llevarla a rastras atreves de la puerta.
Al final me quedé sola en la cocina mientras oraba con todas mis fuerzas por el bienestar de mi sempai.