El Harem del Emperador - 42.0. Una pieza del rompecabezas
Autor: Sr. Palomo
[POV: Vettel]
Es realmente sorprendente la cantidad de placeres simples, que uno deja a un lado cuando se convierte en adulto.
Una vez se terminas la escuela y pasas a convertirte en una pieza más del mercado laboral, dejas de tener tiempo y la paz mental necesaria, para disfrutar de algo tan simple como recostarte bajo un árbol y disfrutar de un día soleado.
– Vamos Willy, aquí. Tengo una de tus moras favoritas♪ – Vettel-
Quizás por ser consciente de ello, y del futuro que me espera partir de ahora. Es que he decidido, aprovechar al máximo este tiempo libre.
– Eso, mira. Es una de las más jugosas y azules, especialmente seleccionada para ti. – Vettel-
Apenas extiendo mi mano y muestro la mora de color azul celeste en mi palma, dos cabezas se giran en mi dirección fijando sus ojos en ella. Tras lo que fueron unos segundos de evidente duda, la tortuga de reluciente caparazón negro se giró para acto seguido comenzar a correr en mi dirección.
Verla cerrar una distancia de unos tres metros en solo diez segundos, me hizo desechar de mi cabeza las palabras de Olivia.
Las tortugas caparazón de ónix, no eran para nada lentas al desplazarse.
– Eso es, buen chico. Toma aquí tengo otra para que no se peleen. – Vettel-
Tomando una segunda mora del plato en mis muslos, alimenté a ambas bocas para evitar conflictos.
Es verdaderamente curioso observar las interacciones entre ambas cabezas de mi mascota. Estas, evidentemente poseían conciencias y personalidades propias. Llegando tan lejos, que incluso tenían disputas entre ambas constantemente.
Era como observar a dos hermanos compartir el mismo cuerpo.
– Tea ¿Estás segura de no querer alimentarlo? Es muy divertido y no intentan morderte en lo absoluto. – Vettel-
Mi atención pronto pasa a Teodora, quien se encuentra a mi lado, portando su ya tan característica armadura.
– Lo siento maestro Vettel, pero ahora me encuentro en servicio. – Teodora-
Con su voz amortiguada por la visera del casco, Teodora se disculpó permaneciendo de pie y alerta a sus alrededores.
Ella aún no parece haberse recuperado por completo del trauma. Pero ciertamente, ha dado grandes avances en esa área. Por ejemplo, ella ahora no desenfunda su espada, por cualquier cosa que se acerque flotando a mí, detalle que mis nervios agradecen enormemente… y claro las mariposas también.
– Dime Tea ¿Cuántos años han pasado, desde la última vez que ambos que estuvimos así? Me refiero a pasando la tarde juntos, bajo la sombra de este viejo roble- Vettel-
Cerrando los ojos, hurgué en mis nuevos recuerdos. Ahí me topé con la imagen de una linda niña rubia con ojos azules, narrando muy exaltada una historia de caballeros.
– Ocho… – Teodora-
Con una pequeña voz, Teodora respondió mientras permanecía de pie a mi lado.
– Eso es mucho tiempo. ¿Sabes? No tenías que quedarte a mi lado esperando. – Vettel-
Con voz tranquila pronuncie aquellas palabras, mientras llevaba algunas moras a mi boca.
– Por favor… No digas eso. – Teodora-
– No lo digo para ponerte triste. Es solo que me tiene preocupado el saber que estuviste esperando todo esté tiempo por mí. En serio ¿Qué rayos tienes en la cabeza? Escuchaste a los doctores ¿Verdad? Prácticamente no había posibilidades de que volviera. E incluso Claudia te dijo que… – Vettel-
– ¡No me importa lo que ellos digan! – Teodora-
Con un grito que parecía más un lamento, Teodora me impidió continuar.
– ¡Estás devuelta! ¡despertaste! ¡Eso es todo lo que me importa! ¡No me equivoqué! ¡Mis oraciones y mis lágrimas! ¡Los dioses escucharon mis súplicas y gracias a ello estás aquí! Por favor Veck, no sigas diciendo esas palabras tan crueles. Yo no quiero seguir escuchándolas ahora que estás devuelta. – Vettel-
Dejándose caer de rodillas a mi lado, Teodora se quitó el casco. Fue entonces que comprendí, que ella seguía siendo una niña llorona, a pesar de todos estos años.
– Perdón, no debí haberte dicho eso. – Vettel-
Viendo su rostro lleno de lágrimas, no me quedo de otra que disculparme. A lo que ella respondió, rodeándome con sus brazos.
– Te perdonó, pero tienes que prometerme que harás todo lo posible por seguir con vida. – Teodora-
– Muy bien, lo prometo. – Vettel-
– ¡Júralo! ¡No quiero una promesa de dientes para afuera! – Teodora-
Ante la repentina exigencia puesta frente a mí. No me quedo de otra que corresponder su abrazo.
– Yo Vettel Gwyn Lafou, juro por mi nombre como noble, que haré todo a mi alcance para vivir una vida larga y plena. – Vettel-
Realizar un juramento en tu nombre, se consideraba una de los actos más altos de honor y caballerosidad entre los nobles imperiales. Tanto así era, que realizar uno en público y no cumplirlo, podía fácilmente destruir por completo la credibilidad, no solo de la persona, sino también de la casa a la que pertenece.
– Bien, espero que no lo olvides. Voy a estar al tanto de ti, para que nunca faltes a tu promesa. – Teodora-
Tenía que admitirlo. La personalidad infantil de Teodora, lograba de alguna forma, provocar un poco de comezón a mi lado lolicon.
– Bueno, bueno. Tampoco es que tuviera la intención de faltar en primer lugar. Además, no puedo fallar a esta promesa, viendo que no pude cumplir la anterior que te hice. – Vettel-
Respondí en tono irónico, mientras palmeaba su espalda cubierta por la coraza.
– ¿Promesa anterior? – Teodora-
– Si. La de casarme contigo si no conseguías marido antes de los 20. No te lo dije antes porque quería esperar el momento correcto. Pero platiqué con Claudia, y ella me dijo que en mi situación actual casarme con una noble, aunque fuera solo un caballero, traería atención indeseada. Mi padre no se puede permitir eso. Además, como ya sabrás, eh faltado a nuestra promesa, y debido a eso, ahora hay una madre e hija que necesitan de mi ayuda. Lo siento Teodora, pero no podré casarme contigo. – Vettel-
Al escuchar mis palabras, el cuerpo de Teodora se retorció entre mis brazos. Segundos después ella me apartó mientras su rostro se ponía rojo como un tomate.
– ¡¡Veck!! Tú, tu, tu… ¿Realmente pensabas proponerme matrimonio? – Teodora-
Tartamudeando completamente en pánico, Teodora pregunto mientras sus ojos barrían los alrededores.
– Te lo prometí ¿Verdad? Fue de las primeras cosas que recordé, al recuperar mi memoria. – Vettel-
Al escuchar mi respuesta sincera, Teodora se puso aún más avergonzada y sus ojos se llenaron de lágrimas.
– ¡Teníamos 7! ¡Todos saben que esas promesas no valen! ¡Incluso yo! – Teodora-
Una sonrisa agria se formó en mis labios, al ver cómo ella trataba desesperadamente de hacerse la fuerte y negar lo obvio.
– Teodora, sé que haber perdido la memoria, no es excusa para lo que hice. Realmente lo siento. Pero mis acciones no pueden ser revertidas. Tendré que abandonar el palacio ámbar y esforzarme por el bien de esa niña. Muy posiblemente, nuestros caminos solo se separen más a partir de entonces. Por eso, y por todos los años que pasamos jugando juntos en estos jardines. Quería dejar las cosas claras y pedirte disculpas frente a frente… Teodora ¿Podrías perdonarme y seguir siendo mi mejor amiga? – Vettel-
Mis palabras parecieron golpear a Teodora con la misma fuerza que una tonelada de ladrillos. Ella se encontraba completamente conmocionada, tartamudeando entre lágrimas, mientras se ponía de pie.
– Tt-tu, tu… ¡¡¡Eres un idiota!!! – Teodora-
Tras lanzar aquel grito, Teodora se dio la media vuelta y salió corriendo a una velocidad asombrosa.
Y cuando digo asombrosa, me refiero a algo humanamente imposible.
Es más, creo que ella podría ganarle incluso a un auto de la fórmula uno.
.
..
…
– Díganme chicas ¿Enserio creen que hice lo correcto? – Vettel-
Al estar completamente seguro de que Teodora no regresaría, interrogue a las Maids ocultas en los alrededores.
– Era algo que tenía que hacerse. Esa niña lleva demasiado tiempo esperando, hacerla esperar más por una respuesta, simplemente sería cruel. – Linet-
La primera en responder fue Linet, quién descendió del roble dando un saltó.
– Lo mismo pienso. Nada puede hacer más daño al corazón de una doncella, que aferrarse a falsas esperanzas. –Gracie-
Levantándose de entre unos arbustos cercanos, Gracie se reveló mientras llevaba un par de ramas en cada mano.
– La ejecución dejó mucho que desear. Pero concuerdo en que fue un mal necesario. Ella necesitaba escuchar esas palabras para poder avanzar. Una chica tan talentosa no debería quedarse atrapada en este lugar para siempre. -Olivia-
Asomando la cabeza desde abajo de una roca falsa, Olivia también dio su opinión.
– (suspiro) Me duele tener que romper el corazón de mi mejor amiga. Sin embargo, si esto la ayuda a seguir adelante, que así sea. – Vettel-
Sintiéndome en deuda con el Vettel original, me había decidido ayudar a quien él consideraba su primer amor.
Desde que obtuve estos nuevos recuerdos hace solo unos días. Un montón de sentimientos extraños habían comenzado a filtrarse en mi corazón.
Uno de ellos estaba fuertemente ligado a aquella promesa.
– [ Tal parece que, el Vettel original, también concuerda con está decisión] – Vettel-
Colocando la mano sobre mi pecho, pensé para mi mismo, mientras sentía cierto pesó desaparecer de mi corazón.
Algo dentro de mí deseaba que Teodora saliera al mundo y fuera feliz lejos de estás paredes. Muy posiblemente el anterior Vettel se veía a sí mismo como un lastre.
– Maestro Vettel ¿Necesita que la traigamos más moras Yum? –Olivia-
Rápidamente soy devuelto a la realidad, por la voz de Olivia.
– Willy ¿Realmente te las comiste todas mientras yo estaba distraído? – Vettel-
Ahí sobre el plato que antes contenía moras. Una tortuga glotona se preparaba para tomar una siesta.
– (suspiro) creo que prefiero volver a mi habitación y leer un libro. – Vettel-
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Tras despedirme de Willy, decidí reanudar el libro que había dejado inconcluso el día anterior. Nunca pensé en mi vida, que, hasta un simple libro de cocina, podría resultar tan entretenido.
Si bien le sumaba puntos el que, fuese un libro de cocina de un mundo de fantasía. Lo que más me cautivaba, sin duda era su redacción impecable y su arte.
Todo, desde la manera correcta de usar los utensilios de cocina, pasando por la preparación de los ingredientes, hasta finalmente la forma correcta de servir cada platillo, se encontraban explicados a detalle y bellamente ilustrados.
– [Sin duda el escritor del libro, sentía algo por la chica que usaba como modelo] – Vettel-
Aquel pensamiento me pasó por la cabeza, al percatarme de las descaradas ilustraciones.
Y no era para menos, pues en cada ilustración, se podía apreciar los sentimientos del autor por su modelo.
– [Llegados a este punto no me sorprendería toparme con algún poema o verso cursi oculto entre líneas.] – Vettel-
Cerré el libro con fastidio y dejé caer mi espalda, sobre la pila de almohadas que estaba usando como respaldo.
– ¿Ya se aburrió, maestro Vettel? Si lo desea, puedo solicitar más almohadas para hacer su fuerte aún más grande. –Linet-
Mientras recordaba cierto dato curioso, que aprendí de un compañero en la universidad. Miré a Linet asomar la cabeza, sobre el muro de cojines y almohadas.
– Linet, admito públicamente que tu idea de construir un fuerte de almohadas para animarme, fue genial. Pero siento que, en algún punto, te has desviado de tu objetivo. – Vettel-
– Patrañas. Mejor deje de estar pensando en cosas negativas y venga a ver la torre que acabo de construir. –Linet-
Con una mirada plana observe a la orgullosa Maid de veinticuatro años, que se comportaba como una niña.
– Lo siento, pero prefiero continuar mi libro en paz. – Vettel-
Con un rechazo contundente, despedí a Linet quién solo agitó el brazo en despedida, antes de desaparecer tras el muro de cojines.
– (Suspiro). – Vettel-
Tratando de ignorar, el tono sugerente de algunas ilustraciones. Volví a abrir el libro, para reanudar mi lectura.
Pero entonces, al pasar página me topé con una ilustración “aún más sugerente” que todas las anteriores.
– [Muy bien, suficiente. En definitiva, no soy la clase de público al que va dirigido este escote tan pronunciando.] – Vettel-
Refunfuñé para mí mismo, mientras volvía a cerrar el libro. Pero fue entonces, mi cerebro notó algo al observar la ornamentada portada del libro.
– Espera un segundo. – Vettel-
Rápidamente volví a abrir el libro, en busca de la aquella ilustración. Tarea que me llevo algo de tiempo, porque sin querer había removido el guarda páginas.
– [ Este sitio, las mesas, los libreros del fondo. No lo noté antes porque le resté importancia. Pero ver la cara de Linet, me hizo recordar el incidente de ayer en la biblioteca] – Vettel-
Mientras permanecía vigilante de mis alrededores, observe con detenimiento la ilustración que ocupaba una página entera.
Ahí se mostraba un boceto en blanco y negro, de nuestra bella cocinera. Ella se encuentra inclinada, colocando un gran plato con un ave asada. Sobré lo que yo reconocí, como una de las mesas de lectura de la biblioteca.
Si bien el autor había hecho especial hincapié en el escote de aquellas cumbres de copa D. El entorno aun contenía suficientes detalles, para que estuviera completamente seguro de que, se trataba del mismo rincón de la biblioteca, que hace solo un día había visitado.
Sin embargo, lo que realmente atrapó mi atención. Fue un detalle que la ilustración mostraba, y yo no recordaba haber visto en aquel lugar, el día anterior.
– [Si mi memoria no me falla, esa puerta no debería estar ahí.] – Vettel-
Tras meditar algunos minutos observando la ilustración. Decidí hacer una apuesta.
– Linet, necesito que vengas un segundo. – Vettel-
Retrocediendo algunas páginas, pronto me topé con algo que podía utilizar.
– ¿Llamó joven maestro? –Linet-
Tan rápido como la Maid asomó la cabeza, puse el libro de cocina frente a sus ojos.
– Dime Linet ¿Conoces este sitio? – Vettel-
Señalando con mi dedo, le mostré a Linet uno de los bocetos más detallados del libro.
– ¿Me permitiría ver el libro más de cerca? –Linet-
– Claro. – Vettel-
Estrechando los ojos, Linet tomo el libro y observo detenidamente la ilustración.
– Esperé un momento ¿Porque este libro posee un boceto tan detallado de la cocina principal de ala Este? –Linet-
Intrigada por esta revelación, Linet comenzó a pasar algunas páginas, deteniéndose únicamente en los bocetos que mostraban algún escenario.
– No solo es la cocina. Todos y cada uno de estos sitios están dentro del palacio ámbar. La academia, el ala Este, el ala Norte e incluso la sur… ¿Quién escribió este libro? –Linet-
Las palabras de Linet confirmaron mi sospecha.
–El autor no dejó su nombre. Lo más cercano a una firma que encontré, fue el dibujo de un cuervo de tres patas en la última página. – Vettel-
Al escuchar mi respuesta, la Maid pronto pareció comprender algo.
– Sabía que había escrito varios libros de poesía y filosofía. Pero esto ¿Un libro de cocina? Nunca me imaginé que los intereses de esa mujer fueron tan amplios. –Linet-
– ¿Esa mujer? – Vettel
Confundido por el comentario de Linet, repetí sin querer la parte que más había atrapado mi atención.
– Ups, perdoné usted mi descortesía, joven maestro. Lo que quise decir es, que me sorprende gratamente, descubrir que su tatarabuela poseía conocimientos tan amplios. –Linet-
Al escuchar esto, mis ojos se estrecharon antes de arrebatarle el libro a Linet, y abro en una de las ilustraciones más sugerentes que poseía.
– Linet, ¿Me estás diciendo que esto lo dibujo una mujer? – Vettel
Acerque el libro al rostro de la sorprendida Maid.
– ¿Cómo le explicó esto?… Vera, algunas personas nacen siendo un poco peculiares a en cuanto a sus gustos. Cómo usted… ¡Digo! Como usted verá con sus propios ojos algún día. Por ejemplo su tatarabuela Enriqueta, disfrutaba de la compañía de mujeres, mucho más que de los hombres. –Linet-
Ante tan desconcertante revelación, no pude evitar sentirme un tanto curioso de mi nuevo árbol familiar. Sin embargo, lo que ocupaba mi mente en este momento, era algo distinto.
– Dime Linet ¿Puedes guardar un secreto? – Vettel
Sintiéndome como un niño travieso que prepara una travesura, me acerque a la sorprendida Maid.
– ¿Joven maestro? –Linet-
Linet podía parecer tonta, pero ella olió los problemas casi de inmediato y retrocedió. Esto por alguna razón está acción hizo que se formará una sonrisa en mis labios.
– No temas Linet, te preguntó esto a ti porque te considero la más lista y sensata de entre todas las Maids. Y por ello me gustaría contar con tu ayuda. – Vettel
Con la suave vos de un demonio embaucador, acorte nuestra distancia hasta finalmente acorralarla contra el muro del fuerte de almohadas
– Joven maestro, si es mi cuerpo lo que desea, le advirtió que Miss Claudia tiene que dar el visto bueno primero… !? –Linet-
Linet era una cabeza más alta que yo. Por lo que al acorralarla no obtuve el efecto deseado. Así que decidí subí el nivel de acoso, utilizando mis brazos para bloquear sus vías de escapé.
Por unos instantes, ella se convirtió en la viva imagen de una animalito acorralado.
– Linet, necesito tu cuerpo, pero no de la forma en que estás pensando. Necesito que me ayudes en una búsqueda del tesoro. – Vettel
Tan pronto las palabras búsqueda del tesoro salieron de mi boca, la Maid me tomó por los hombros, y me agitó mientras sus ojos se iluminaban como soles.
– ¡¡Porque no empezó por ahí en primer lugar!! ¡¡Maestro malvado!! ¡Casi me da un infarto!
–Linet-
– Es mi venganza por tratarme siempre como un niño. – Vettel
Mientras permitía que la crédula Maid me agitara de un lado a otro. Comencé a trazar un plan de acción para el siguiente.