El Harem del Emperador - 47. Encuentro - cuarta noche
– En mi familia tenemos la creencia de que la forma más rápida de conocer a alguien es examinando el hechizo con el que más familiarizado esté esa persona ¿Sabes? No por nada los apodos de los magos suelen estar inspirados, no en sus hechizos originales, si no en los hechizos que suele usar más comúnmente. Esto se debe a que inconscientemente los usuarios de maná solemos imprimir una parte de nuestra personalidad en los hechizos que dominamos por completo. Entre más dominio tenga una persona sobré un hechizo, más suyo se vuelve con el pasar del tiempo. Por eso me parece tan curioso que una princesita como tú pueda disparar un [Rock Shot] sin cantos y con tanta personalidad impresa, (Lamer)… Ah, es tan amarga. Incluso él sabor de esta roca, es sin duda parte de ti.
– Aléjate de mí pervertida degenerada, ahora entiendo porque mi padre me advirtió que no debía de hablar con raritos obsesionados con la magia como tú.– Elysia
Habiendo abandonado los modales, ahora me encontraba devorando activamente todos los platillos a mi alcance. Nunca en mi vida habría imaginado que llegaría el día en que usaría fortaleciendo físico para comer.
– ¡Aaah! Que palabras tan hirientes… Aunque tengo que admitir que me han llamado rarita muchas más veces de lo que me gustaría admitir. Tengo que protestar enérgicamente en contra ser llamada pervertida. Después de todo, mi cuerpo aún es puro y mis ojos nunca han visto a un hombre con nada más que interés académico.
Sentada a mi lado, la pervertida chica frotaba contra sus mejillas la roca que hace unos instantes le había disparado. Ella no parecía tener ninguna intención hostil hacia mí, pero dado a su extraño comportamiento, no planeaba bajar la guardia frente a ella.
– *trago* *trago* Eso es lo que diría una pervertida. Además no recuerdo haberte dado permiso de sentarte a mi lado.– Elysia
Tras vaciar mi copa de cidra, le lazo una mirada irritada a la chica mientras señaló su inapropiada cercanía. Cosa que a ella no parece importarle y en su lugar acerca su rostro al mío.
– Es que no puedo evitar sentir curiosidad cuando conozco a alguien que se esfuerza por esconder su dedicación con tanto ahínco.
Sintiendo mi espacio personal violentado, rápidamente use mi mano libre para empujar el rostro de tan espeluznante chica.
– No sé de lo que estás hablando fenómeno, pero aleja tu cara de mi.– Elysia
–Puedes negarlo tanto como quieras, pero tú hechizo te delata falsa princesita ¡Auch! ¡Cuidado con mis gafas! (>w<)/
– Te dije que te alejaras de mi, tu misma te lo buscaste. Además yo… ¡¡Kyaaa!! ¡¿Acaso acabas de lamer mi mano?!– Elysia
– ¡Llegaré a la verdad por cualquier medio! (Lamer) ¡Incluso si para ello tengo que rebajarme! >.</
– ¡¡Pervertida!! ¡¡Eres una pervertida!! ¡¡Kyaaa!! ¡¡Una pervetida está lamiendo entre mis dedos!! – Elysia
Completamente rebasada por el inesperado giro de los acontecimientos, entré en pánico y trate de recuperar mi mano secuestrada. Pero inesperadamente la pervertida chica ahora se aferraba a ella.
– ¡¿Ahora estas chupando mis dedos?! ¡¡Suficiente!! ¡¡He tenido suficiente de ti!! – Elysia
Inmediatamente me preparo con la intención de sacudirme a la chica utilizando todas mis fuerzas.
Pero antes de lograr reunir el poder necesario, una nueva persona entro en escena.
– Lamentó mucho interrumpir, pero me temo que la hora de partir a llegado.
Amabas giramos nuestros rostros para toparnos con una Maid de cabello negro y monóculo. Su aparición había sido tan sorpresiva, que ambas olvidamos nuestro forcejeo.
– Eso no fue un hechizo ordinario ¿Verdad?
Antes de que pudiera darme cuenta, la rarita con la que me encontraba forcejeando, desapareció y volvió a aparecer, está vez cerca de la Maid de cabello negro.
Ella por alguna razón tenía una gran sonrisa mientras caminaba alrededor de la Maid y la examinaba de pies a cabeza.
– Había escuchado que las maids imperiales eran otra cosa en cuanto al usó práctico de hechizos, pero ¿Esto?
Dándome cuenta de que no llegaría a ningún lado siguiéndole el juego a la rarita. Simplemente fingí no verla y me dirigí a la maid.
– No tiene que disculparse, a decir verdad recién había acabado de cenar cuando usted llegó.– Elysia
Ignorando por completo a la chica pelirroja con gafas que daba vueltas a su alrededor, la Maid asintió.
– Es un alivio escuchar eso. Si no tiene ningún inconveniente, me gustaría que nos pusiéramos en marcha inmediatamente.
– No, no tengo inconveniente alguno.– Elysia
– Entonces por favor sígame, su transporte aguarda abajo.
– ¿Abajo? – Elysia
Percatándome de la extraña inconsistencia en sus palabras la interrogue. Después de todo ahora mismo nos encontrábamos en un primer piso.
– Lo verá cuando lleguemos, joven maestra.
Ignorando magníficamente a la chica que intentaba levantar su falda para ver debajo de está. La Maid se dio media vuelta y avanzó hacia la puerta.
Yo por supuesto, me levanté de mi haciendo y le seguí sin demora.
– ¿Me vas a dar tratamiento silencioso tan pronto? ¡Vamos! Pronto seremos familia ¿Podríamos al menos tener una pijamada o algo antes de llegar a esto?
Ignorando por completo las súplicas detrás de mí, abandoné el comedor sin mirar atrás.
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La sociedad noble es complicada, cosas como conspiraciones y estratagemas son bastante comunes. Entre más alto uno se encuentre en la jerarquía, más peligros y enemigos se ciernen sobré tu cabeza.
Quizás por ello los nobles no solemos escatimar esfuerzos, cuando de planes de contingencia se trata.
– [ Sabía que existía una red de catacumbas y pasadizos secretos bajo la capital, pero esto es sinceramente ridículo, una cosa es construir algunos pasajes para que personas importantes se escabullan, y otra muy distinta es edificar una red de carreteras subterráneas lejos de la vista de los demás] – Elysia
shockeada por el repentino cambio de escenario, reflexioné para mí misma mientras avanzaba.
Y la sorpresa no era para menos, pues desde mi perspectiva sólo hace unos minutos nos encontrábamos abordando un carruaje en el sótano de una destartalada casona cerca de las murallas, para acto seguido, arribar al sótano de un hermoso palacio en el distrito de alta nobleza.
– [Me pregunto que tan cercana será está línea de sangre a los Romanov. Debe tratarse de alguien muy arriba en la jerarquía, si se toman todas estas molestias] – Elysia
Dentro de mi cabeza solo podía pensar en los Romanov como los autores de este plan. Ellos eran los únicos con el poder de poner a los Tudor y los Justina a pelear entre ellos y sacar ganancias del conflicto.
Lo más seguro es que hagan este movimiento para allanar el camino en apoyo para su candidato a la corona.
– Joven maestra ¿Se encuentra bien? La noto algo distraída.
Caminando frente a mí la Maid de monóculo y cabello negro me dio una mirada de preocupación.
– No, no es nada de que preocuparse… Es sólo que el viaje en carruaje con la bolsa de Elsy en la cabeza me mareó un poco.– Elysia
Asintiendo a mis palabras la maid devolvió su mirada al frente.
– Lamentó mucho a verla forzado a usar algo tan incomodo inmediatamente después de cenar. Pero usted comprenderá lo importante que es la discreción en esta operación.
– Por supuesto, usted no tiene porqué disculparse. – Elysia
Tras recorrer los pasillos de tan ostentoso palacio finalmente llegamos a la primera parada de la noche.
Una parada que llevaba esperando ansias desde aquella noche en la que esquive la muerte. Y que apenas la puerta se abrió pude sentir cómo mi maltratado corazón brincaba de alegría.
– Joven maestra, permítame presentarle al equipo que estará a cargo de…
– Suficiente de palabrerías. Quién lidere al equipo de cuidado capilar de un pasó al frente. – Elysia
Asiendo a un lado las presentaciones rápidamente avance a las salvadoras manos de un experto.
– A sus órdenes mi lady.
Una Maid de alrededor de sus 30 y con un hermoso cabello color magenta dio un paso al frente. Ella irradiaba el aura una profesional comprometida con su trabajo. Lo cual hizo que una sonrisa se formarse en mi rostro.
– Espero que tus capacidades estén a la altura de lo que aparentas, porqué me temo que restaurar mi cabello será todo un desafío.– Elysia
Con ese anuncio me di la vuelta y saque la parte mi cabellera que tenía oculta dentro de mis ropas. Lo cual provocó expresiones de horror entre todas las maids presentes.
– ¡Por Kali! ¡¿Que le pasó a tu cabello?!
A lo que con voz entre cortada, respondí mientras contenía las lágrimas.
– El aliento de un Wyvern, eso fue lo que pasó.– Elysia
En mi cabeza se reproducía el recuerdo de aquella fatídica noche. El como aquella funesta silueta se alzó desde las montañas escupiendo fuego y muerte tras nosotros.
Juro jamás olvidar la persecución que se dio en las nubes aquella noche. Y aún menos olvidare el valiente sacrificio de aquel caballero y su montura.
Pero sobre todo… ¡¡Jamás olvidaré que esa maldita lagartija sud desarrollada comió mi precioso cabello!!!
¡¡Grrrr!! ¡¡Juro que cobraré venganza por mi precioso cabello y de paso vengare la muerte de aquel caballero!!
Ya había escuchado historia y leyendas en las qué algunos dragones desarrollaban gustó por secuestrar y devorar jóvenes hermosas.
Pero el apuntar a una noble hija de la casa Morís, eso es sin duda pasarse de la raya.
– Bien chicas, cambió de planes. Equipo uno y equipo cuatro, cambiaremos el orden de nuestros turnos. Equipo tres ustedes cambien las sales de baño, usen el nuevo producto que llegó a principios de mes. Freya ¿Aún recuerdas como hacer ese elixir para el cabello que no enseñaron en la academia? ¿Si? Pues corre ahora mismo, prepara uno para nuestra invitada de inmediato.
Mientras oía a la maid dar órdenes no pude evitar derramar algunas lágrimas. Después de todo el cabello constituida uno de los tesoros más grandes de toda mujer noble.
– No se preocupe mi lady, en nombre de nuestro personal y está casa, le aseguro que aremos todo lo que esté a nuestro alcance para restaurar su cabello.
Con aquellas palabras de ánimo fui suavemente guiada a tomar asiento.
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<Pov: Vettel >
– Tengo que admitir qué fue bastante noble de su parte asumir el castigo en lugar de Linet y Rachel, joven maestro.– Priya.
– No tienes que mencionarlo Priya. Eso era lo menos que podía hacer tras involucrarlas. – Vettel.
– ¿Hasta cuándo dijo Miss Claudia que usted podría volver a comer postres? – Priya.
– Hasta después de cumplir 45, eso si me porto bien. – Vettel
– (suspiro) Es un castigo muy propio de ella. – Priya.
– No es para tanto, en algún momento de seguro se le olvidará. – Vettel.
– Maestro Vettel, una vez una de las chicas arruinó un muy valioso e irremplazable cuadro que colgaba del gran comedor. Miss Claudia la castigo dándole el trabajo de fregar los pisos de todos los baños con un cepillo de dientes por el resto de su vida… De ese entonces ya pasaron 8 años y ella aún sigue en ello. – Priya.
– … – Vettel
– Espero que realmente disfrutará la rebanada de tarta del almuerzo, joven maestro. Porque dudó seriamente que vuelva a probar una en un muy largo tiempo.– Priya.
Evidentemente consternado, contemplé el oscuro futuro que se erguía frente a mí.
Una de las principales ventajas de tener un cuerpo joven, era que ahora ya no tenía que preocuparme por cosas como los niveles de azúcar o el colesterol en mi sangre.
– (suspiro) Supongo que al final subestime seriamente a Claudia. – Vettel
Mientras me lamentaba en mi silla de ruedas, finalmente llegamos a la habitación donde se efectuaría el encuentro.
Si bien no tenía muchos recuerdos de la noche anterior, aún perduraban algunos bastante vergonzosos fuertemente grabados en mi memoria.
– Buenas noches chicas, primero que nada permítame disculparme profundamente por el feo espectáculo de ayer. Pero aún si puede sonar extraño, los pezones también son un área bastante sensible para nosotros los… ¿Regina eres tú?– Vettel.
Apenas fui llevado al interior de la habitación y comencé a disculparme, una anomalía llamó mi atención.
– ¡Asombroso! Nuestro maestro realmente se dio cuenta de inmediato del cambio. – Sanne.
– ¿Quizás se traté de algún tipo de don o talento natural? – Birgit.
– Nunca había escuchado de un talento como ése, pero podría ser cierto dado a algunos antecedentes.– Claire
– Naah, el maestro simplemente se dio cuenta por el tamaño y forma de mis pechos. Puede que normalmente el luzca como un herbívoro inofensivo, pero incluso él se fija en detalles de ese tipo. – Regina.
Las maids que asistían los encuentros siempre tenían el cabello cubierto y usaban velos para ocultar su identidad. Más sin embargo, estas medidas se habían vuelto completamente inútiles frente a mis agudos sentidos.
De hecho, de no ser por qué me encontraba bastante drogado por aquel molestó incienso. De seguro hubiera descubierto sus identidades desde el primer día sin problemas.
– ¿Que hace Regina aquí? ¿Le sucedió algo a Olga?– Vettel.
Intrigado por este misterio, busque respuestas en la siempre confiable Priya.
– Olga y Olivia protagonizaron un fuerte choque mientras realizaban carreras de carritos de servicio está misma tarde. Ninguna de las dos resultó gravemente lesionada. Pero dada a la pérdida total de ambos carritos, decidí que lo mejor era mandarlas a recapacitación por algunos días. – Priya.
– (suspiro) Bueno, al menos su remplazo no es alguien frente a quién pueda avergonzarme fácilmente.– Vettel.
Mientras sosteníamos nuestro intercambio, Priya me llevo hasta la cama y me colocó sobre ella. No fue hasta entonces que Regina se acercó para intercambiar algunas palabras con una sonrisa juguetona.
– Me alegra saber que mi presencia no le incomoda, maestro Vettel. Hubiera sido muy doloroso tener que renunciar a la paga extra de este trabajo.– Regina.
– ¡Va! Admítelo Regina, te morías de curiosidad por saber cómo son estás tan rumoreadas citas. Así que te apuntaste a la primera oportunidad que tuviste para ver a tu guapo y carismático maestro en acción.– Vettel.
– ¡Jajajaja! Oh cielos maestro Vettel, usted sí que sabe cómo hacerme reír. Admito que hubo algo de curiosidad involucrada, pero fue más que nada el hecho de que el resto de chicas son un montón de vírgenes miedosas lo que no que me hizo venir. – Regina.
– Apuesto a que fueron a ti llorando en masa cuando se enteraron del reclutamiento. Conociéndote de seguro sacaste algunas ganancias extra aprovechándote de la situación.– Vettel.
– ¡Oh, vamos! ¿Por quién me toma? – Regina
– Es porque te conozco, que puedo decirlo con total seguridad.– Vettel.
– Ok, me atrapó. También conseguí algunos favores extra a cambio de ser la salva guarda de la pureza de esas nenas lloronas. – Regina
Me costaba admitirlo, pero de todas las maids, Regina es con quién más química tengo al interactuar. Quizás era su personalidad relajada, madura y alegre lo que hacía posible esto.
– Las vírgenes, seguirán siendo vírgenes, mientras sigan actuando como tal.– Vettel.
– ¡Jajajaja! Ahora sí ha logrado hacerme reír, maestro Vettel. Usted suena exactamente igual a un jovenzuelo qué acaba de pasar su ceremonia de mayoría de edad.– Regina
Nuestro intercambio se extendió hasta el punto en que Priya tuvo que intervenir, para poner fin a la animada conversación.
– Maestro, usted puede pensar en mi como un simple mueble más es la habitación. Ya firmé el mismo contrato mágico de confidencialidad que las demás chicas, así que no tiene que preocuparse porque vaya por ahí haciendo chistes sobré su desempeño en la cama.– Regina
– ¿Chistes? ¡Ya quisieras! Estoy seguro que para mañana ya no me verás como el niño mimado que crees que soy.– Vettel.
– ¡Jajajaja! ¡Ya veremos eso!– Regina
Volviendo a tomar su puesto, Regina retrocedió al fondo de la habitación con el resto de maids en guardia.
Ahora por una extraña razón mis ánimos se habían elevado como la espuma.
* toc * * toc * * toc *
Cómo en las noches anteriores Priya fue a atender la puerta y tras un breve intercambio invitó a pasar a Claudia y a su acompañante.
No mentiré, tan pronto mis ojos se posaron sobre aquella joven belleza inmaculada, pude sentir cómo mi bolas se ponían a trabajar a toda velocidad produciendo esperma.
En esto me había convertido, en un simple animal de cría que abandonaba todo rastro de dignidad humana al tener a una belleza frente a él.
– Buenas noches maestro. Es de mi agrado presentar está noche ante usted, a tan distinguida señorita. Ella ha aceptado la invitación por parte de nuestra casa y como resultado, hoy se encuentra aquí con la intención de convertirse en su compañera para esta noche. – Claudia.
Con la introducción de Claudia sonando de fondo, mis ojos se deleitaron con la maravillosa vista ante mí.
Ojos tan azules que podrías jurar que se tratan de dos pedazos de cielo. Hermoso cabello dorado que podría confundirse con hilos de oro.
Pero lo que en definitiva atrapo mi corazón, fue la hermosa combinación entre inocencia y seducción que brindaba la modesta lencería rosa que llevaba puesta.
– Si usted tiene algún problema con nuestra invitada, me gustaría conocer su opinión. – Claudia.
En el mismo instante que Claudia concluyó su pequeña introducción, los ojos de la chica se encontraron con los míos. Ella no esquivó mi mirada en lo absoluto, en su lugar respondió con una coqueta sonrisa.
– No veo razones por las que debería rechazar a tan hermosa doncella de mis aposentos. Todo lo contrario, el solo hecho de ser bendecido con su presencia es suficiente para hacerme sentir profundamente agradecido y temeroso de ser yo quien sea rechazado.– Vettel.
Comprendiendo la situación Claudia y Priya asintieron al unísono, y suavemente se hicieron aún lado despejando el camino para que la velada iniciase.
Acción que mi nueva compañera capto, tomando la iniciativa.
– Estoy gratamente sorprendida de que mi anfitrión sea un joven maestro de habla tan educada. Honestamente temía un poco que usted fuera justo lo contrario.– Elysia
Con un suave andar dignó de un felino, la chica se acercó a mí. Yo por mi lado capté inmediatamente su indirecta.
– Puede que sea un poco difícil de creer dado mi apariencia, pero la diferencia entre nuestras edades seguramente no supere los cinco años.– Vettel.
Observado la constante aproximación de mi invitada, decidió cambiar de poción y sentarme en la orilla de la cama en espera de su movimiento.
Acción que rápidamente demostró haber sido acertada, cuando ella se subió a mi regazo, y estando frente a frente, unió sus labios a los míos en un profundo beso.
– Me alegra profundamente que así sea, o de otra forma podría ser más difícil pera mi conceder un bebé..– Elysia
Completamente derribado por aquellas palabras me entregué a la más profunda lujuria. Me dolía admitirlo pero con cada cita, un poco de mi yo de la tierra moría. Pronto no quedaría nada los valores y la decencia de aquellos días.