El Harem del Emperador - 53. Una propuesta indecorosa
– Sabe joven maestro, esta tarde llegó a mis oídos un rumor bastante interesante. Por ahí escuché que un joven con las hormonas alborotadas, estuvo muy cerca de robar las preciosas castidades de dos compañeras cabezas huecas. Un rumor bastante extraño en verdad, porque hasta donde recuerdo, solo hay un hombre en todo el palacio ámbar y este prometió nunca volver a poner un dedo sobre una de nosotras. – Regina.
Tan pronto Priya terminó de acomodarme sobre la cama, una muy sonriente Regina se acercó a mí burlándose con picardía.
– Veo que los chismes vuelan rápido cómo siempre Regina. Dime ¿Al menos esos rumores mencionan que mantuve mis pantalones puestos en todo momento?– Vettel.
Demostrando la madurez de un hombre que ya ha vivido toda una vida, respondí con indiferencia a sus provocaciones.
– ¡Oh vamos! ¿No puede ser más emotivo? Apuesto que se sintió realmente afortunado de poder manosear esas posaderas. No por nada ése trasero se ganó un lugar entre los tesoros más preciados del palacio ámbar. Si yo fuera usted, habría restregando mi rostro contra esos bombones sin pensármelo dos veces. – Regina.
Por alguna razón la imagen de Regina restregando su rostro contra el trasero de Linet, se formó en un rincón de mi mente. Pero lejos de verse como una imagen erótica, parecía más una de comedia, dado a cómo estás dos interactúan normalmente.
– ¿No te da vergüenza decir algo como eso en voz alta? Se que ambas se llevan bien y todo eso, pero estoy comenzando a dudar si lo dices en broma o seriamente. – Vettel.
Con la esperanza de girar las tornas a mi favor, lancé de vuelta con la esperanza de hacer desistir a la molesta maid. Pero lejos de lograr mi cometido, mis palabras parecieron incitarla aún más.
– Usted no lo sabe joven maestro, pero incluso entre chicas es bastante común algo de manoseo a modo de juego. Ya perdí la cuenta de cuántas veces apreté los grandes pechos de mera o abofeteé el trasero de Linet. Es una forma inofensiva de expresar compañerismo entre mujeres. – Regina.
– … ¿Enserio? – Vettel.
Incrédulo miré a las chicas de guardia en busca de respuestas. Pero estás apenas se percataron de mi mirada, sacudieron sus cabezas en negación vigorosamente.
– Ellas solo tienen vergüenza de admitirlo. Vamos joven maestro ¿Por qué clase de persona me toma? Si es mi orientación sexual la que le genera dudas, hay una forma muy fácil de solucionarlo. – Regina.
Percatándose de mi silencioso intercambio con las maids de guardia, Regina se movió para obstruir mi visión. Sin embargo, antes de darme cuenta ella había comenzado a invadir mi espacio personal.
– ¡¿Regina?!– Vettel.
Sorprendido por su repentino cambio de actitud, me eché hacía atrás chocando mi espalda contra la cabecera de la cama.
Puede que mis instintos estén algo oxidados, pero aún con tantos años fuera de juego, era capaz de reconocer cuando una mujer se me insinuaba tan abiertamente.
– ¿Porque se pone tímido tan repentinamente, joven maestro? ¿O acaso usted le teme a las chicas mayores? – Regina.
Inclinándose seductoramente, Regina acorto aún más la distancia entre nosotros. En algún punto incluso creí que ella me besaría.
Afortunadamente justo cuando mi sentido de crisis parecía traicionarme, una mano la tomó de la parte posterior de su uniforme elevándola en el aire.
– Suficiente, la invitada llegará en cualquier momento. Vuelve a tu puesto, o no te pagaré el bonus de esta noche. –Priya
– ¡Aunch! ¡Aunch! ¡Aunch! ¡¡Priya, no me trates como si fuera una mascota molesta!!– Regina.
Tan pronto vi a Regina ser alegada de mí, solté un gran suspiro de alivio. Hecho que aparentemente molestó a la Maid.
– Escúcheme bien maestro Vettel, si usted no hace algo pronto para remediar la situación actual con las chicas, le aseguro que se arrepentirá enormemente en un futuro ¡Se arrepentirá se lo juro! ¡Por eso al menos escuche lo que le tengo que decirle! – Regina.
Tras recuperar la calma, pude al fin prestar atención a los reclamos de Regina. Los cuales llamaron poderosamente mi atención por alguna extraña razón.
– ¿Qué quieres decir con que me arrepentiré enormemente si dejo las cosas como están? Explícate. – Vettel.
Con un gesto detuve a Priya, quien rápidamente bajó a Regina al suelo.
– Tsk. Cielos este tipo de trato debería considerarse abuso laboral… *Tos* A lo que me refiero joven maestro, es a que usted no parece estar completamente consciente de la situación en la que se encuentra. Un joven sexualmente activo en un palacio lleno de doncellas vírgenes a su entera merced ¿Y usted se pregunta porque las chicas actúan tan a la defensiva cuando usted presente? – Regina.
– … – Vettel.
– Desde la perspectiva del resto, es algo completamente natural e inevitable que se repita lo sucedido con Marie. En sus mentes es solo cuestión de tiempo para que usted se convierta en una bestia salvaje y las devore a todas. Pero eso no va a suceder ¿Verdad joven maestro? Lo acabo de confirmar justo ahora, usted no tiene las agallas para ir tras una chica mayor. – Regina.
– “…” – Vettel.
– Pero el que yo sepa esto no significa nada, pues esas chicas miedosas seguirán alimentando a esa bestia imaginaria dentro de sus mentes, hasta que esta se vuelva insostenible. – Regina.
Tal y como lo mencionaba Regina. La situación actual entre las maids y yo, era foco de preocupación más que alarmante.
Yo mejor que nadie sabía lo dañino que podía ser, una situación de acoso sexual dentro del ambiente laboral.
Incluso si el incidente lograba arreglarse a puerta cerrada sin llegar a los tribunales, las secuelas podían terminar afectando a más de un departamento e incluso llevar a la quiebra una compañía.
– ¿Qué es lo que sugieres? – Vettel.
Sin ningún plan en mente, lo único que podía hacer era al menos escuchar lo que Regina tenía que decir.
– Lo que sugiero es que usted nombre a una chica para que se encargue del servicio nocturno. – Regina.
Con ojos incrédulos, mire a Regina hacer un gesto vulgar de penetración con ambas manos.
– No entiendo ¿Cómo hacer eso mejoraría lo que piensan las chicas de mí? – Vettel.
– Usted lo está malentendiendo todo joven maestro. Su imagen no es lo que importa aquí. Nosotras somos maids imperiales, no es nuestro trabajo juzgar a nuestro maestro. Lo que importante aquí es que si usted nombre a una chica para el servicio nocturno, significa que las preciosas cantidades del resto no correrá peligro.– Regina.
Durante varios segundos analice la propuesta de Regina, tratando de comprender la lógica y racionamiento tras tal idea.
Sin embargo, por más que le daba vueltas al asunto en mi cabeza. Solo podía llegar a la conclusión de que aún me faltaba mucho para adaptarme al sentido común de este mundo.
– Creo entender tú propuesta. En pocas palabras, dices que, si nombró a alguien para ocuparse de mi imaginario libido fuera de control, el resto de chicas se sentirá más seguras y dejarán de actuar como idiotas cerca de mí? – Vettel.
– ¡Exacto! Sabía que usted entendería rápidamente joven maestro. – Regina.
Regina levanto ambos pulgares en señal de aprobación. Ella tenía una gran sonrisa digna de un anuncio de pasta dental, cosa que me hizo sospechar aún más de sus verdaderas intenciones.
– ¿Y supongo que ya tienes a alguien confiable en mente para cubrir esté puesto?¿O me equivoco? – Vettel.
– Al decir verdad tengo a la persona perfecta para el puesto. Es muy confiable, madura y es alguien a quien las chicas siempre escuchan. Por lo que es una apuesta más que segura para arreglar todos sus problemas. Eso sin mencionar que es hermosa y muy atractiva. – Regina.
– Bueno entonces cuando tengas tiempo me presentas con tu amiga para hablar más a detalle de este fantástico plan tuyo. – Vettel.
Habiendo perdido completamente el interés, hice un gesto para señalarle a Priya que ya no tenía nada más de que hablar con Regina. Pero apenas está intentó atraparla nuevamente, Regina se escapó viniendo hacia mí
– Hahaha, que gracioso es joven maestro. En verdad muy gracioso. Lo que quiero decir es que si usted me nombra su Maid personal para los servicios nocturnos, yo podría controlar los temores del resto de chicas. – Regina.
Prácticamente aferrándose a mí Regina declaró, mientras Priya avanzaba con intenciones poco amigables hacia nosotros.
– Se que más temprano que tarde me arrepentiré de esto. Pero aun así te daré una oportunidad, dime ¿Tu qué ganas de todo esto? ¿Porque irías tan lejos al presentar un plan tan absurdo? – Vettel.
Cansado y sin opciones, confronte a Regina para averiguar sus verdaderas intenciones.
– Maestro Vettel, usted cada día se parece a esos fríos burócratas del ministerio. Pero así es mejor para mí. Lo que quiero en palabras simples, es el aumento y privilegios especiales que obtendría con el puesto. – Regina.
Interesado en esta nueva información, hice un gesto para detener a Priya quien ya casi tenía sus manos sobre Regina.
– ¿Que tan bueno es ese aumento del que hablas? – Vettel.
Ante mi pregunta, Regina elevó tres dedos en respuesta.
– ¿Tres mil? – Vettel.
– No. – Regina.
– Entonces treinta mil? – Vettel.
– Ni cerca. – Regina.
– ¡No me digas que trescientos mil! – Vettel.
– ¡Hahaha! Quizás si fuera Federica, pero no. Yo soy de las caras. Estoy hablando de tres grandes por temporada, y solo durante el primer año. – Regina.
– Te-te- ¡Tres millones! ¡¿Estás hecha de diamantes o que mujer?! ¡Con ese dinero podría construir una carretera, dos puentes e incluso darles mantenimiento medio año, y aun así me sobraría para un caballo! – Vettel.
– (눈‸눈) Eso fue un ejemplo demasiado específico maestro Vettel. – Regina.
– ¡Es que son tres millones! – Vettel.
– ¿Ahora va a decir que no los valgo? – Regina.
– … – Vettel.
– Usted no tiene ni idea de la suerte que tiene al ser mi maestro en este momento. ಠ益ಠ – Regina.
*********************************************
En uno de los tantos pasillos del palacio ámbar, una escena bastante peculiar se estaba desarrollando.
Todo aquel que conociera a Claudia, sabía muy bien que era una educadora bastante estricta. Pero en contra parte, también una mujer paciente y muy loable con los infantes.
Por esto último resultaba bastante difícil de imaginar que ella utilice su fuerza para imponerse sobre una niña, justo como lo estaba haciendo ahora.
– Lo siento, realmente lo siento mucho. Estoy segura que papá y mi hermano mayor, podrá reparar todos los objetos mágicos dañados. Estoy consciente de que mi comportamiento fue inapropiado, tanto como noble y futura investigadora de la academia. *Toser* Es solo que nunca había visto tantos objetos y herramientas mágicas con circuitos mágicos complejos en el antiguo idioma Lanzani reunidos en un solo lugar. Así que no pude evitar tratar de desarmarlos.
Siendo transporta bajo el poderoso brazo de Claudia, la pequeña chica se limitó a lanzar escusas por los destrozos que minutos antes había provocado.
Ella de alguna forma había logrado escapar de la habitación donde estaba siendo vestida. Y burlar el tiempo suficiente a sus perseguidores, para recolectar cada objeto mágico a su pasó y ponerse a experimentar con ellos
¿El resultado?
Al menos ocho reliquias mágicas destruidas y tres herramientas mágicas inutilizables. Entre ellas la terminal personal de una de las maids.
– Las herramientas mágicas que aún se puedan reparar, serán atendidas por nuestra técnica residente sin falta. Por lo demás, no tiene nada de que preocupase joven maestra, para nuestra casa no es una perdida significativa.
Con perceptivo y muy justificado enojó contenido en su voz, Claudia respondió.
Después de todo, Claudia también era la guardiana y salva guarda de todos los tesoros que el palacio ámbar contenía dentro de sus muros. Muchos de estos eran artículos únicos con gran valor histórico y cultural prácticamente incalculable. Por está justa razón, era que ella solía perder los estribos cada vez que veía uno de estos artículos ser destruido por las estupideces de ese grupo de chicas ineptas.
– Por cierto ¿Cómo está mi prima Rachel? Mi tía siempre se enfada cada que recibe una carta de ella, por lo que me preocupa que siempre esté buscando problemas.
– Y vaya que los encuentra casi tan bien como usted. Ella actualmente tiene todos sus privilegios suspendidos como castigo por destruir valioso equipo.
– Me temo que es algo de familia. Me disculpo profundamente en nombre de la casa Huygens.
Tras escuchar tan holgada disculpa, Claudia no pudo evitar soltar un pesado suspiro.
La casa Huygens era una familia de académicos muy reconocidos que normalmente solían mantenerse lejos de la política. Sin embargo, todos y cada uno de ellos, eran individuos bastante apasionados dentro de sus respectivos campos de investigación.
Ellos habían fundado y administrado la academia imperial desde hace casi trescientos años. Y fue gracias a estos logros que habían recibido la sangre de una antigua familia como recompensa.
– Escúcheme muy bien. Tiene estrictamente prohibido usar magia y sobre todo magia espacial una vez entre en esta habitación. Los artefactos, herramientas y barreras mágicas presentes en la habitación, también son tesoros muy valiosos que nos gustaría conservar, así que absténgase de manipularlos al menos que quiera que nuestra facción suspenda todos los patrocinios a la academia ¿Quedó claro?
– Más claro que el agua ~☆.
– (suspiro) No hay duda de que ambas comparten la misma sangre.
Parada frente a la puerta de la habitación, Claudia se lamentó.
Está no era la primera vez que ella tenía sus reservas sobre alguna de las “candidatas” a matriarca de la casa Lafou. Todas y cada una de ellas eran chicas talentosas con buen pedigrí. Pero al mismo tiempo contaban con rasgos o personalidades no del todo apropiadas para ser trasmitidos dentro del excelso linaje Lafou.
Un ejemplo claro de ello, era sin duda la jovencita que cargaba en este mismo momento. Ella era una prodigio que no había parado de publicar artículos académicos desde los cinco años, su campo de investigación giraba en torno al sistema mágico “Environ” que era mucho menos popular que el sistema “Intus” que actualmente se usaba en todo el imperio.
La diferencia entre ambos consistía principalmente en que el sistema Intus se enfocaba en usar únicamente el maná del usuario, mientras Environ se enfocaba en la utilización de fuentes externas.
Si bien ambos sistemas contaban con sus respectivas ventajas y desventajas, el menor tiempo de conjuración del sistema Intus lo había vuelto el más dominante con el pasar de los siglos.
Pero si las investigaciones de esta pequeña genio lograban su cometido, era más que seguro que las tornas se invertirían completamente creando un mundo donde lo que definirá que tan poderoso es un mago sea su talento y no sus reservas de maná.
– ¿Todo bien, Priya? ¿El joven maestro se encuentra preparando para recibir a la visita?
– Sí, todo bien. Solo ha surgido una pequeña novedad antes de lo previsto, pero podemos hablar de ello más tarde. El joven maestro se encuentra listo y esperando con ansias a la invitada.
Tras llamar a la puerta, Priya como siempre intercambió información con ella antes de dejar pasar a la invitada. Esto era una pequeña formalidad que se había arraigado en ellas durante las últimas noches.
– Muy bien dejemos ese informe para después. Ahora enfoquémonos en la invitada de esta noche.
La vista de ambas se posó en la niña pelirroja que Claudia aún transportaba bajó el brazo al modo de un pequeño costal de papas.
– ¿Ya es mi turno? Excelente, entonces bájame de una vez que se me enfría el trasero (´>﹏<`;).
Haciendo caso a las protestas de la invitada, Claudia bajo a la niña pelirroja con gafas quien luchó por cubrirse con el pequeño albornoz que llevaba puesto.
– ¿Segura que se encuentra lista?
– Por supuesto, nada evitará que la academia imperial reciba ese jugoso patrocinio. A demás, tener a este bebé será la oportunidad perfecta para trabajar en mi tesis.
Al escuchar está declaración, Claudia no pudo evitar suspirar por enésima en la noche.