Haru No Yurei - Volumen 4: 12. El camino de la honestidad.
Capítulo 12: El camino de la honestidad.
Cuando desperté a la mañana siguiente, Akane ya se había levantado. Miré el reloj, no era tarde, asi que supuse que algo había pasado. Quise moverme y me dolió.
Supongo que no podía tener un dia como el de ayer sin que tuviera alguna consecuencia. Con trabajos, me puse de pie y me vestí, para luego salir y bajar a la sala, donde me encontré con que Akane hablaba con Mizore.
–Lo siento, iba a despertarte ahora, lo juro. –
Comenzó a decir Akane, tenía problemas para moverse, yo sonreí.
–Bueno, no hay ningún problema, me desperté de todos modos. ¿Pasa algo? –
Pregunté.
–Si bueno, como me imagino que ya sabes, será cumpleaños de Hatami–san pronto. –
Explicó Akane, Mizore completó.
–Estábamos hablando de que deberíamos comprarle pastel o algo asi. –
No lo sabía. Y era una de esas cosas que da vergüenza no saber. Batí la cabeza.
–No lo sabía, ella nunca me dijo cuando era. –
Respondí.
–Bueno, el caso es que se lo mencionó a Akiyama–san, y ahora lo sabemos nosotras. –
Respondió Akane, sin ahondar demasiado en el tema.
–Pues me darán el primer cheque en unos días. ¿Falta mucho para ello? –
Pregunté. Akane negó con la cabeza.
–No, apenas cinco días. Incluso creo que podemos conseguir que vengan sus amigas o algo asi. Pero pase lo que pase, no le digas que está en planes. Se supone que sea una sorpresa. –
Explicó ella. Yo asentí.
–Bueno, estoy de acuerdo con el plan, solo dejen que tenga mi cheque y estará todo listo. –
Era mejor asi. Akane es mejor planificando las cosas y de cierto modo, me alegraba que fuera ella quien llevara el plan a cabo. Sanae podría terminar diciéndolo antes de tiempo solo por un poco de presión de parte de Kurimo, que dicho sea de paso, en ese momento bajó las escaleras.
Voltee a verla y ella me saludó.
–Hola… –
Dijo, juntando sus manos, y evidentemente dando a notar que llevaba una blusa nueva.
–Vaya, te queda bien. –
Comenté. Mizore soltó una risita que hizo que Kurimo girara la cabeza avergonzada.
–No es cierto… –
Respondió ella a media voz, pero no sonaba a que ella creyera eso para nada. La dejé ser después de eso. Akane recibió una llamada en su teléfono, su padre, al parecer, y entró a la cocina mientras yo subía a prepararme para el trabajo.
–––––––––
Una vez en el trabajo, estaba comenzando a organizar mi reporte cuando Take–Sempai se acercó a mi escritorio.
Take–Sempai era un sujeto delgado, de tez pálida y cabello lacio y corto. Del tipo que en el instituto se escondería tras sus libros y unos lentes enormes. De algún modo podía entender que fuera del tipo de Kirara–san, y también podía entender que no tuviera demasiada confianza en si mismo.
–Gracias por tu esfuerzo. –
Saludó él, yo me volví y por poco dejo caer mi vaso con café sobre el escritorio. Él se rio con algo de vergüenza.
–Lo siento, no pretendía asustarte. –
Comentó él, amablemente.
–No es eso, es que… no importa, al menos no lo derramé. –
Comenté, suspirando, porque el reporte arruinado me habría costado mucho tiempo. Él asintió.
–Estamos organizando los libros para este mes. Sakano me ha mandado a pedir los oficios de cobranza. ¿Los tienes contigo? –
Preguntó, mirando a todos lados.
–Oh, si… verá… están organizados por número de folio pero… –
Y comencé a sacarlos, pero Take–Sempai hizo una pregunta de índole diferente.
–Veo que finalmente te deshiciste de tu secretaria. –
Yagami no estaba en la oficina, de hecho, no le había visto en todo el dia.
–Puede ser… –
Admití, pero no era vergüenza lo que sentía, más bien estaba… preocupado. No era mi intención echarla del trabajo. No es que estuviera enojado con ella.
–No tienes que hablar de eso si no quieres, es solo que… bueno. Creo que era bastante obvio que te agrada Kirara–chan más bien y… –
La llamó “chan”
Se dio cuenta y se arrepintió cinco segundos después, según pude ver en su cara, pero el daño estaba hecho.
Esto me venía bien. Por otro lado ¿Por qué la mencionaba?
–¿Con Habara–san? –
Pregunté. Distanciándome. Y él trató de distanciarse también cuando me escuchó ese nombre.
–Perdona, tuve la idea equivocada ¿No es cierto? Es decir, ya nos habías mencionado que eras casado. No debería preguntar más. Lo siento… –
Explicó él.
–Me gustaría más que me dijera qué fue lo que le dio esa idea… –
Respondí, mirándolo. Él giró la cara.
Parecía que estaba hablando con una chica.
–Bueno, es que los demás te vieron salir a desayunar con ella hace un par de días y… pero supongo que lo estoy mirando mal ¿No es cierto? Es decir, supongo que eran asuntos de negocios nada más. Tal vez un aumento… –
Dijo, y se rio, rascándose la cabeza y luego mirándome para ver si yo le creía.
–No es que fueran negocios, y aunque no niego que me gustaría un aumento, había algo más importante que ella quería comentarme. Algo sobre Take–Sempai. –
Él me miró gravemente, luego miró de nuevo a todos lados.
–Tu no vas a denunciarla ¿O sí? Ella no hizo nada malo… –
Respondió él. Ya estaba defendiéndola. Creo que entendía por qué ella se había ilusionado asi en primer lugar.
Y puede que no estuviera tan equivocada como me atreví a pensar en un principio.
–Ella quería saber si tiene una oportunidad con Take–Sempai. Si eso merece la pena denunciarla yo no lo sé. Pero puedo decir que aunque asi fuera, simplemente no lo haría porque no es asunto mío. –
Él se rio nerviosamente.
–Esta es otra de sus bromas ¿cierto? Y te ha mezclado a ti en esto, lamento mucho eso. –
Respondió.
No lo creyó.
Si tan solo la hubiera visto como se puso…
–Supongo que es normal ser un poco modesto con esos asuntos. Pero cuando eso llega al punto en que comienza a llamar “bromas” porque no quiere decir “mentiras” puede ocasionarle algunos problemas a los demás. Take–Sempai. –
Expliqué, mirando los papeles.
–No es eso. Es que ella siempre ha sido asi. Siempre hace esta clase de cosas. No te la tomes en serio. No es que ella quiera hacer daño a nadie. –
Explicó él.
–Creo que quien debería tomárselo en serio es usted. –
Repliqué.
–No puedo hacer eso, soy casado. Además, simplemente no puedo con ella. –
Repuso él. Yo encogí de hombros, y entregué los documentos que me pidió.
–¿No puede con ella? –
Pregunté. Ignoré la parte de casado. Normalmente eso no detiene a nadie, sobre todo si no hay intención de por medio, y Kirara afirmaba que no lo había. Take–Sempai asintió, miró a los lados para asegurarse de que nadie nos escuchaba, luego explicó.
–Desde que yo era joven y ella era una niña. Nunca fui bueno con las mujeres, y cuando me casé con mi esposa, realmente me sentí afortunado, aunque no niego que mi esposa y yo nunca fuimos muy cercanos en primer lugar. –
Se había conformado con eso. Y yo, que sabía lo que es un matrimonio cercano, me sentí un poco insultado.
La gente no debería llamarle matrimonio a eso. Luego continuó:
–Pero Kirara–chan… siempre me pone nervioso cuando está cerca, normalmente su sonrisa bastaba para que yo fuera feliz, y cuando hacía cosas como tomarme de la mano o acercarme, yo no podía controlarme. Más recientemente ella ha comenzado a insistir en estas cosas, y yo no puedo detenerla… –
Explicó, luego suspiró. Eso me sonaba a lo que me pasaba a mi cuando Akane se acercaba, aunque Akane no era tan amable conmigo entonces.
–Lamento arrojar eso sobre ti. No le tomes importancia. –
Me dijo.
–Tiene razón, Take–Sempai. No es de mi incumbencia. Solo me preguntaba si sería imposible que usted le dijera eso, asi ella no se ilusionaría por algo que nunca será verdad. Hay que ser honestos en algunas cosas. –
Expliqué, su rostro se ensombreció. No le gustaba la idea.
–Nunca… nunca consideré la posibilidad. Ella estaba en el colegio y yo iba a la universidad. Creo que, siempre pensé que un dia eso se desvanecería y ella conseguiría a alguien de su edad. –
Explicó él.
Hablaba como si le llevara veinte años, pero yo no era nadie para juzgar la idea que él tenía de eso.
–Pues eso no pasó. –
Respondí, encogiendo de hombros. Las cosas a veces no salen como uno espera, sean malas o buenas.
–No quiero herirla. –
Respondió él.
Nos separamos después de eso.
–––––––––
–Take–san está enamorado de Kirara–san. El que él se de cuenta de ello es un asunto completamente diferente. –
Kirara–san solo parpadeó, como si no se imaginara aquello ser una posibilidad, por mas que fuese lo mas logico si lo pensabas desde el punto de vista de Take–Sempai.
Una chica joven que evidentemente pasa todo su tiempo y atencion contigo por aparentemente ninguna razon. ¿Cómo es que no te das cuenta?
Por supuesto que te das cuenta, y supongo que algo empieza a crecer dentro de ti por ello. Solo que te has dicho “esto no es posible” tantas veces que acabas creyéndotelo. Y como tu te lo crees, entonces nada de lo que haga la otra persona te va a convencer de lo contriario, a no ser… que no haya explicacion.
–Pero… eso no es… ¿Por qué me rechaza entonces? –
Preguntó Kirara, algo molesta, creo que pensó que yo estaba mintiendole, pero pensé que estaba bien si culpabamos a su mujer de esto tambien.
Take–Sempai se merecía una mejor vida.
–Porque su esposa le ha convencido de que él no se merece el amor de nadie. –
Ella puso sus manos en la mesa y se levantó.
–¡Eso no es verdad! –
Exclamó. Estaba muy enfadada. Luego me miró por un momento.
–Lo sé. Pero él no lo cree. Ese es el problema. –
Expliqué. Ella se sentó de nuevo. No sé como fuera la actual esposa de Take–Sempai, pero él no me pareció especialmente encantado con ella. no sé si estaba siendo modesto. No es como yo hablaría de Akane si alguien me pregunta… o de Sanae o Mizore. No parecía gustarle demasiado.
Ademas, no engañaba a nadie, se puso celoso cuando se enteró de que me estaba viendo con ella.
–¿Y que hago? –
Preguntó ella, poniendo sus manos en la cabeza.
Se suponía que mi parte del trato terminaba aquí… pero bueno, es que es como quedarse a medias mientras lo haces. Tienes que terminar o te sentirás mal despues. Asi que suspiré.
–Yo no lo sé, pero dejame hablar con alguien. Tal vez podamos acabar con esto de una vez por todas, y usted, Kirara–san, se encargaría de hacer feliz a Take–Sempai ¿No es cierto? –
–Claro que si, es decir… yo… –
Y se avergonzó y bajó la cara.
No estabamos hablando del aspecto sexual aquí, pero supongo que hay personas que se averguenzan del aspecto sentimental tambien.
–¿Por qué tienes que hablarle a alguien? Se supone que sabías… –
Se quejó Kirara–san, pero no parecía avergonzada. Mas bien creo que ella no quería que corriera la voz, pero es que no había mucho que yo pudiera decir.
–Si quiere atrapar un pez, Kirara–san, no le preguntas a los peces, le preguntas al pescador, él es el que sabe. –
Respondí, eso pareció tranquilizarla un poco. Ella asintió con la cabeza, recordaba a Mizumi un poco, el dia en que me di cuenta que a ella le gustaba Akane. Decidí que ya que ambas eran amigas, debería preguntarle a Akane.
…Moshi–Moshi….
Akane respondió del otro lado casi al instante. Hay que ver lo que un poco de buena atención puede hacer por uno a veces.
…Moshi. Hola, es Toshikane….
Un poco de interferencia sonó del otro lado.
…Hola “Cariño” ¿Cómo estás?…
Akane endulzó su voz mas de lo que normalmente lo haría, tambien habló fuerte al telefono e hizo incapié en la parte de “cariño”
Akane pensaba que Amatsune estaba escuchando. Kirara se sobresaltó cuando escuchó esa palabra pero no dijo nada.
…No está aquí…
Respondí. Akane se rio levemente del otro lado.
…Solo por si acaso…
Se defendió ella, un poco avergonzada, pero no cambió su tono demasiado.
…¿Y en donde está?…
Preguntó despues Akane, recomponiendose.
…A decir verdad no lo sé. Y no es como que sea demasiado importante ahora. Mas bien quería preguntarte algo, pedirte un consejo, si es posible…
Respondí.
…¿Un consejo? ¿A mi? ¿De tu trabajo?…
Preguntó Akane, evidentemente confundida. Yo suspiré.
…¿Cómo le robas un hombre a alguien?…
No hay forma linda de decirlo. Akane quedó en silencio por unos momentos. Pude ver que kirara–san giró la cara.
…Ahem. No me gusta como suena eso Toshikane…
Respondió Akane, tratando de recomponerse.
…No es para mi…
Respondí, antes de que lo malinterpretara.
…Ah, gracias por el dato…
Akane dijo eso con una mezcla de alivio y sarcasmo que eran dificiles de seguir.
…El caso es que una mujer me lo preguntó…
Expliqué, pero ella no me creyó, o hizo la que no me creía.
…Entonces ¿Estas seguro de que no te volviste gay?…
Preguntó Akane, burlandose un poco.
…¿Qué? No, no es por mi. No tiene nada que ver…
Respondí, algo alarmado, aunque yo no pensaba que Akane lo creyera realmente, es solo que una cosa de esas hace que uno se alarme.
…Entonces explicame, porque ahora mismo estoy pensando en ir al salon de belleza a cortarme el pelo y en una dieta para comenzar a aumentar mi musculatura…
Maldita Akane, ella mejor que nadie sabía que… ah, no importa.
…Akane, no me gustan los chicos, me gustan las mujeres… me gustas tu…
Respondí. Dije esa parte en voz baja, para que Kirara–san no se avergonzara y para no avergonzarme mas yo. Supongo que eso era lo que Akane quería escuchar.
…Entonces dime. ¿Por qué es que quieres saber algo asi?…
Preguntó ella. de la forma mas concreta que pude, le expliqué a Akane que Kirara era la prima de Mizumi, y que de algun modo acabé metido en este enredo. Le expliqué tambien lo que pasaba con Take–Sempai y sobre lo poco que yo sabía.
Akane escuchó todo lo que expliqué con mucha atención, luego soltó una risa cristalina.
…¿Robarlo? No tiene que robar nada… ya ha ganado…
Explicó ella despues de unos momentos. Kirara me miró confundida.
…No comprendo…
…Es que, no puedes robar algo que no es de nadie. Y ahora mismo este… Take–san o quien sea, no está casado de verdad. No es un robo. Tal vez está solo siendo tímido o lo que sea, pero lo unico que queda por hacer es ser honesta…
Respondió Akane con la mayor de las naturalidades.
Kirara tomó el telefono de pronto.
…Pero es casado…
Quizá lo que estaba diciendo Akane sonaba demasiado bien para ella. Akane lo tomó con tranquilidad.
…Kirara–san ¿No es cierto? No nos conocemos, pero no importa ahora. Cuando a una mujer le gusta alguien es sutil, disfrazas tus avances como juegos, bromas o amabilidad, deja de hacerlo. Cuando yo conocí a mi esposo, lo molestaba y me metía con él en la creencia de que eso evitaría que me rechazara. Si él se daba cuenta y decía “no” yo podría decir “es solo un juego” y de ese modo estaría segura… pero hasta que no fui honesta conmigo y con él, realmente eso no fue a ningun lado. Si de verdad lo quieres, solo ve allí, toma tu corazon con las manos, y dilo…
Kirara–san se quedó en silencio por unos momentos, luego me devolvió el telefono.
…Gracias Akane…
Le dije.
…Si bien, tengo que lavar la ropa. Es mi hora de lavar la ropa. Ve a trabajar Toshikane…
Y colgó. Tenía mucho que ella no escapaba de una conversacion con vergüenza.
Le envié un mensaje diciendo que la quería y guardé el telefono luego.
Kirara miraba sus manos. Estaba temblando. Nos quedamos en silencio unos momentos. Ella rompió el silencio.
–No está mal ¿verdad? Yo… no voy a hacer algo malo… –
Asi que eso era. No era timidez. (Que me parecía un poco extraño que ella actuara timida cuando de hecho le besó por sorpresa.) Es un juicio moral lo que la detiene.
Si él no se hubiera puesto celoso, tal vez lo creería. ¿Estaba mal sacar a un sujeto de un mal matrimonio?
–En las presentes circunstancias, solo tienes que decirle. –
Respondí.
–De acuerdo. –
Dijo ella, y nos pusimos de pie.
–¿Hay algun sitio donde pueda quedarse a solas con Take–Sempai? Me refiero a que no haya la forma de que sean molestados…–
Pregunté. Ella asintió con la cabeza.
–En los pisos de arriba hay muchas oficinas especiales. Se usan para recibir a los socios que pretenden hacer tratos importantes con la empresa. Se mantienen limpias y desocupadas solo en caso de que haya una reunion. Nadie va alli a no ser que haya una. –
Explicó ella.
–Muy bien. Yo voy a enviar a Take–Sempai allí. Le diré que ha sido solicitado. –
Respondí. Ella se puso mas nerviosa.
–No me veo mal ¿cierto? Tal vez necesito cambiarme o… –
Lo sabía, esto era lo unico que ella nunca hizo. Una declaración sincera.
–Esta bien. Pienso que se ve bien, Kirara–san, y estoy seguro de que Take–Sempai lo pensará igual. –
Explicó.
–Pero mi cabello… –
Se quejó.
–No importa el cabello. –
Tuve que arrastrarla del mismo modo que arrastre a Mizumi a mi casa. Claro que a Kirara no la tomé del brazo, pero incluso la reaccion fue la misma.
Llegamos a dichas oficinas luego. Había un par de personas que deberían servir de recepcionistas, pero nadie nos detuvo en realidad. El lugar estaba vacío. Había un cristal enorme por el que se podía ver la gente caminar por los pasillos pero… en lo que respecta al lugar de trabajo, parecía lo suficientemente privado.
–Ahora espere aquí. Voy a llamar a Take–Sempai. –
Expliqué. ella estaba nerviosa, pero no parecía querer retractarse.
–De acuerdo… no tardes demasiado… dile que es urgente. –
Explicó ella.
–Lo es. –
Respondí, y subi al elevador de nuevo.
Fui a donde Take–Sempai luego de eso. Él estaba ordenando no sé que cosas en uno de los anaqueles, asi que entré a su oficina.
–Parece complicado. –
Comenté, él se sobresaltó cuando escuchó mi voz de la nada.
–¿Eh? no… es decir… tengo que ordenar esto y… –
–Le estan esperando… –
Respondí, antes de que el pudiera decir cualquier cosa.
–¿Qué? Pero si… no hay memorandum… ¿Dónde? ¿Por qué? –
Respondió take–Sempai, casi palideciendo.
–Es un trabajo importante, Take–Sempai. Lo estan solicitando los de arriba. –
Expliqué.
–Demonios… nadie me dijo nada de esto. ¿Crees que me tome mucho tiempo? ¿es urgente? –
Preguntó él, sorprendido, y algo asustado.
–Sobre lo de urgente, si, lo es. Tiene que ser ahora mismo, sobre lo del tiempo, me temo que va a tomarle toda la vida, Sempai. –
Respondí, y sin darle tiempo a mas, le empujé levemente por la espalda.
–¿Y no puede hacerlo otra persona? –
Preguntó él, yo negué con la cabeza mientras andabamos. Nos subimos al elevador.
–No. Me han pedido que sea usted, por nombre. –
Respondí.
–¿Y quien… lo solicita? ¿Te dijeron? –
Preguntó él en voz baja mientras el elevador subía.
–La hija del dueño. Nadie menos. –
Respondí, batiendo la cabeza.
–Espera, espera ¿Qué clase de trabajo? –
Se quejó él.
–Hacerla feliz. –
Respondí, encogiendo de hombros.
–¿Qué? –
–Ah, y por el momento, no puede decirle a nadie. –
Repuse. Él miró por un momento al frente. Estaba temblando.
–Me van a despedir… –
Se quejó.
–Entonces vaya y digale a la hija del jefe, que rechaza la posicision. Es todo… aunque seguro que le despiden por eso tambien… –
El elevador abrió la puerta, pero él no bajó. Detuve la puerta un segundo y halé de él para que bajara. Estaba tenso como una tabla.
–Entonces… es oficial… tengo que ser yo… –
Dijo él, sin mirarme, solo al frente. Completamente inmovil, como si le hubieran dicho que iba a morir alli dentro.
–Pues eso fue lo que dijo la mandamas de arriba. Seguro que a usted se lo explican mejor. –
Expliqué, él me miró.
–¿Y si no puedo? –
Preguntó él, mirandome con el rostro lleno de terror.
–Su jefa confía en ti. No puede defraudarla solo asi ¿O si puede? –
Expliqué. el bajó la cabeza despues.
–Admito que, he soñado antes muchas veces, con este ascenso… –
Comentó él. Al menos captó la idea de lo que quería transmitirle. Yo no pude menos que sonreir.
–Pues aceptelo… –
Respondí, dandome la vuelta, no sin antes indicarle el camino a donde lo estaban esperando. En cierto momento me pasó por la cabeza que ambos estaban tan nerviosos que podrían arruinarlo, pero no podía hacer mas que esto.
El resto dependía de ellos.
–––––––––
Fue durante la salida que me encontré con que para ellos había salido bien. Fue bastante extraño a decir verdad.
Fue por que el elevador se descompuso, y tuve que bajar las escaleras. Y cuando bajas las escaleras, hay que bajar a traves de los tres pisos de estacionamiento que hay en el lugar. Nadie baja por las escaleras de estos pisos porque normalmente usarías el elevador, del otro lado del edificio.
Cuando bajé al primer piso del estacionamiento, al dar la vuelta, me encontré con mi jefe. Estaban alli el dueño de Tekanoshi… Y… una mujer… y una chica.
Reconocí a la chica como Kaminari Nowaki. Peinada con una cola de caballo y sin uniforme escolar, pero era Nowaki, la que era novia de Misato. La mujer, que parecía que era su madre, discutía con mi jefe, bastante acalorado, a decir verdad.
Lo primer que escuché, fue a mi jefe.
–Ya te dije que no puedes venir a buscarme hasta aquí… mucho menos sin decir nada. –
Fue lo que dijo, la chica tenía cara de malhumor, la mujer estaba furiosa.
–Pues no tendría que venir si depositaras la manutención a tiempo como habíamos acordado. –
Respondió la mujer.
–Te dije que el banco no… –
Comenzó a explicar él. La señora lo interrumpió.
–Eres un bueno para nada, eso es lo que eres… –
Fue entonces, que Nowaki se percató de que yo estaba allí, y haló la manga de la mujer.
–Les informo, que alguien mas está escuchando… –
Comentó ella, con voz de tedio. Todos voltearon a verme, yo solo me quedé en silencio. No había nada que yo quisiera decir excepto “ya me voy”
–Esto no puede estar pasando… –
Se quejó el hombre.
–No puedes guardar el secreto por siempre. Tienes que hacerte responsable de una vez… –
Le respondió la mujer. Yo suspiré y solo me seguí de largo.
–Yo no he visto nada… –
Fue lo que dije.
Mas que el asunto de mi jefe, de quien ya sabía que tenía otra familia, me impresionó saber “quien” era esa otra familia. Sobre todo porque ese “quien” me siguió al siguiente piso del estacionamiento.
–Oye tu… yo te conozco… –
Dijo mientras bajaba las escaleras. Yo suspiré y me detuve.
–No pensé que te encontraría aquí. –
Me dijo, una vez que me alcanzó.
–Tampoco yo, a decir verdad. –
Ella frunció el ceño de pronto.
–Tu hiciste que Misato–kun me dejara. Destruiste mi vida. –
Aquí todavía podían escucharse los gritos de sus padres discutiendo.
–Pues… no quedaba mucho por destruir. –
Ella encogió de hombros.
–No me metas en eso. yo solo vine porque necesito el dinero, y si no vengo, mi padre bueno para nada, jamas va a mover un dedo. –
Explicó ella, encogiendo de hombros.
–No necesitas darme explicaciones. Despues de todo, tu nombre es Kaminari, no Habara. Puedo entender eso. –
Respondí, encogiendo de hombros.
–Te diré qué. Tu no dices nada sobre esto, y yo puedo hacerte un favor… ¿te parece? –
Preguntó ella. estaba coquetando conmigo, abiertamente, a pesar de que, ella acababa de decir que destruí su vida.
–No diré nada, para eso no tiene que haber un favor. –
Respondí, serio. No me agradaba mucho su personalidad que digamos. Ella retrocedió, burlándose.
–Uy, qué malo… no tienes que ser asi. Sin aquel tonto de por medio, no tienes que seguir actuando como si fuera yo la peste ¿O si? –
Preguntó ella.
–Déjate de tonterías… a ti no te importa si digo algo o no. Tú quieres el favor. Quieres permanecer cerca. –
Respondí, molesto. Me deje llevar. Nuevamente, mi rencor hacia Amatsune dejó que saliera una parte que no debió. Ella se acercó a mí de la nada y puso sus manos sobre mi pecho. Quise retroceder, pero ella no lo permitió.
– ¿Quieres saber lo que quiero? –
Preguntó ella, dejando su tono de juego y hablando con la respiración acelerada.
–Quiero salir de aquí… quiero dejar toda esta mierda, que me grita en los oídos cuando quiero dormir. Ya no la soporto… y tu… tienes más ¿No es verdad? Eso es lo que quiero… –
No estaba jugando. Pero tampoco es que lo estuviera diciendo con el corazón en la mano. No había nada de sentimientos allí. Ella estaba pidiéndome que hiciera con ella lo que hice con Kurimo, y con las demás. Se separó de mí y se dio la vuelta, como luciendo su trasero, me miró después para asegurarse de que lo había notado.
–No lo han tocado… nunca… nada… lo he guardado, para el que me lleve lejos de aquí, para el que me saque de toda esta basura… él no tuvo lo que hacía falta… pero tu si lo tienes… ¿Me vas a dejar aquí? –
Me dejó helado.
No tenía una respuesta.
–Hablemos de esto en otra ocasión. –
Fue lo único que dije. Ella sonrió.
–Claro… esta belleza no va a ir a ningún lado… –
Respondió haciendo volar su cabello con un giro de cabeza, como con mucha confianza. Había vuelto a su tono y sonrisa habitual.
Fue honesta.
No la habían tocado, ni siquiera un beso. No lo dudaba. Misato se quejaba de ello, ese fue el problema que hizo que Kurimo terminara viviendo conmigo. Su idea era idiota… bueno, es una chica de colegio.
Las chicas de colegio son todas asi… tontas, locas… raras.
–Deja ese acto. –
Le dije, con tono molesto. Ella volvió a sonreír, esta vez amargamente.
–Es el único que me sé… –
Dijo, y se fue, subiendo las escaleras de nuevo. Me quedé allí parado por unos momentos, pensativo.
A ver Toshikane. ¿Qué sabes de ella? No mucho.
Nada de lo que ella me dijo contradecía lo poco que yo sabía de ella. Si me desagradó fue por el parecido que tuvo con Amatsune en un principio, pero tengo que dejar de verla asi. Ella no es Amatsune, por la simple razón de que son dos personas diferentes.
Y tengo la forma de hacer lo que me pide.
¿No hay sentimientos? Claro que no… pero tampoco los había cuando conocí a Kurimo, y sin embargo, ella me confesó, que su intención siempre fue esa, desde el primer dia.
Necesito pensar. Necesito respuestas.
Necesito hablar con Kurimo.
Pensando en esas cosas fue que bajé las escaleras hacia el ultimo piso de estacionamiento (por el que debería estar la escalera hacia la salida) y me detuve de nuevo.
Escuché ruidos. Mas concretamente, ruidos sexuales.
Me detuve por unos momentos hasta que al fondo, un mechón rojo de cabello llamó mi atención.
“Te dije que no importaba si estaba bien peinado el cabello”
Pensaba.
Al fondo, recargada contra uno de los pilares en el estacionamiento, la joven hija del jefe recibía su primer “trabajo” que, por lo que yo alcanzaba a ver, estaba disfrutando bastante.
–Sempai… Sempai… no tan fuerte… por favor… –
Pude ver que su blusa estaba abierta, pero no alcancé a ver mas. Me escondí para no interrumpir y bajé las escaleras luego, para poder salir del edificio.