Kage no Jitsuryokusha ni Naritakute! - Volumen 1: 1. ¡Eminencia en las Sombras, empieza el tutorial!
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- Volumen 1: 1. ¡Eminencia en las Sombras, empieza el tutorial!
Habían pasado ya 3 años desde la fundación del Jardín de las Sombras. Ahora Alfa y yo teníamos 13 años mientras que mi hermana Claire tenía 15. La verdad, no había nada destacable en cumplir 13, pero sí lo había para aquel que tenía 15. Sí, cuando los nobles cumplían 15 años, podían ir a estudiar a la capital por 3 años. Dado que mi hermana era la esperanza de la casa del Barón Kagenou, mi madre le hizo una gran fiesta de despedida que daba a entender muy bien, que ella era especial.
Y eso está bien, sí, me parece muy bien. El problema es que, como mi hermana se fue muy rápido a la capital, ahora la casa estaba en pleno alboroto.
“Ya todo estaba así cuando entré a la habitación”. Dijo mi padre con voz masculina.
Tampoco se veía mal.
“No parece haber signos de pelea, pero la ventana fue abierta desde el exterior. Debió ser alguien muy hábil para que ni siquiera yo o Claire nos diéramos cuenta”.
Mi masculino padre puso su mano en la ventana y observó el cielo. En estos momentos se vería bastante bien con un whisky en la otra mano.
Si tan solo no fuera calvo… “¿Y bien?” dijo una voz fría.
“Fue una persona hábil, así que no es mi culpa. ¿Eso es lo que tratas de decir?” Era mi madre.
“N-No dije eso, simplemente estaba poniendo la verdad sobre la mesa…” respondió mi padre mientras sudaba por todos lados.
Y luego…
“¡¡Maldito calvoooooooooo!!”
“Hii, ¡lo siento, lo siento, lo lamento!”
Por cierto, yo aquí era como el aire. Nadie esperaba nada de mí, pero tampoco les causaba molestias. Había mantenido esa posición hasta ahora.
No obstante, me da algo de lastima, ya que mi hermana es una buena persona. Dado que el crimen fue de noche, ni yo me di cuenta porque estaba entrenando en el pueblo abandonado. Miré la disputa de mi padre y madre con un rostro desinteresado y cuando vi la oportunidad, la tomé y me fui a acostar a mi cuarto.
Luego…
“Ya puedes salir”.
“Sí”.
Al mismo tiempo que hablé, las cortinas comenzaron a moverse y desde allí, salió una chica vistiendo el traje negro hecho de slime.
“¿Beta?”
“Así es”.
Ella era otra elfa al igual que Alfa, la única diferencia es que Beta tenía el cabello plateado y el de Alfa era rubio.
Ella, que tenía los ojos azules como los de un gato, era la tercer miembro del Jardín de las Sombras. Ella se unió debido a que Alfa la trajo hacia mí como si hubiera recogido a un gato abandonado.
“¿Y Alfa?”
“Buscando rastros de Claire-sama”.
“Sí que actúa con rapidez. ¿Mi hermana aún está viva?”
“Probablemente”.
“¿Y la podemos salvar?”
“Es posible… pero necesitaríamos su ayuda, Shadow-sama”.
Ah, por cierto, hice que de ahora en adelante me llamaran Shadow. Es decir, el líder del Jardín de las Sombras.
“¿Eso fue lo que dijo Alfa?”
“Sí. Mencionó que era lo mejor, considerando el peligro en el que están los rehenes”.
“Ohh”.
A decir verdad, Alfa era bastante fuerte. Por lo que, si ella dice que necesita de mi ayuda, el responsable deber ser bastante habilidoso.
“Esto me hace hervir la sangre…”
Liberé un poco de mi poder mágico en la palma de mi mano e hice que la atmósfera temblara.
No lo hacía por algo en específico, solo me gustaban este tipo de escenas. Beta se sorprendió y murmuró un, “no esperaba menos…”
Últimamente tanto Alfa como Beta e incluso Delta suelen estar a mi lado, así que no me faltan personas para entrenar. No obstante, de vez en cuando, quiero algo nuevo. Además, esta era una oportunidad perfecta para jugar a ser la Eminencia en las Sombras.
“Supongo que me pondré serio…”
Ya me he acostumbrado a soltar este tipo de atmósfera como Eminencia en las Sombras. Sin mencionar que me estoy emocionando cada vez más, porque últimamente, tanto Alfa como Beta se apegan más a sus papeles.
“Creemos que el culpable es del culto de Diabolos, y parece ser uno de clase ejecutiva”.
“Así que clase ejecutiva… pero ¿qué querría el culto con mi hermana?”
“Tal vez crean que Claire-sama es uno de los descendientes de los héroes”.
“Ja, tienen buen olfato…”
Sí, justo así.
Sin mencionar que incluso reunieron documentos y dijeron cosas como; “Lo sabía, estabas en lo cierto…” o “Hace mil años el hijo de Diabolos…” o también “rastreamos al culto gracias a este monumento de piedra…” en serio, cosas que no entiendo porque ni siquiera sé leer lenguas antiguas. Alfa tampoco parecía entenderlo del todo, así que era más bien como si pretendiera hacerlo y estuviera acercándose más al culto. Sí, de seguro solo es eso.
“Mire este documento por favor. Es unos de los más recientes que hemos conseguido, hay información acerca del secuestro de Claire-sama…” dijo Beta poniendo documento tras documento frente a mí. Pero en serio, ¿para qué si no entiendo lo que dice? Más de la mitad parecían tener un lenguaje antiguo, tenían letras, signos y números que no conocía. En serio que estas chicas son buenas para inventar esas cosas. Ese campo está completamente fuera de mi alcance.
Ignoré la explicación de Beta y luego saqué un cuchillo pequeño, el cual arrojé directo a un mapa que tenía en la pared. El objetivo era un lugar en el que creía que podría haber algo.
Gattz.
El cuchillo se clavó en cierto punto.
“Es allí”.
“¿Aquí? Qué puede haber aquí…”
“Ahí es donde está mi hermana”.
“Pero estoy segura que allí no hay nada… no, ¡espere un momento…!”
Beta parecía haberse dado cuenta de algo, por lo que rápidamente comenzó a hurgar en los documentos.
Bueno, a decir verdad, solo lo arrojé al azar. En serio, Beta sí que me gana en actuación de vez en cuando. De seguro, viene ese tipo de escena donde ella encuentra un escondite secreto en el punto donde arrojé el cuchillo, ¿no?
“Luego de revisar los documentos, creo que hay un escondite secreto en el lugar que mencionó, Shadow-sama”.
¿Lo ven?
“Pero no creí que fuera capaz de leer tantos documentos en un instante, y no solo eso, incluso encontrar el escondite secreto… usted es increíble”.
“Te falta entrenamiento, Beta”.
“Haré lo posible para mejorar”.
Esplendido, sé que es solo una actuación, pero se siente esplendido. Mereces un Oscar, Beta-kun.
“Le informaré esto a Alfa-sama de inmediato. ¿Nos moveremos esta misma noche?”
“Sí”.
Beta hizo una reverencia y luego desapareció. Esa fue una magnifica actuación, un brindis por ella en nombre de toda la academia.
Un hombre estaba caminando solo por un oscuro pasillo subterráneo.
El hombre, que parecía estar en sus 30, tenía un cuerpo robusto y una mirada punzante.
Su cabello de color gris estaba peinado todo hacia atrás.
Él se detuvo al final del pasillo, en donde había una sola puerta con dos soldados resguardándola.
“¿Aquí es donde está la hija de los Kagenou?”
“Sí, aquí adentro, Olba-sama”. El soldado que respondió, le dio sus saludos a Olba y luego abrió la cerradura de la puerta.
“Tenga cuidado por favor. Está amarrada, pero es violenta”.
“Ja, ¿a quién crees que se lo estás diciendo?”
“¡Uh! ¡L-Lo lamento mucho, señor!”
Olba abrió la puerta y entró a la habitación.
Era una celda hecha de piedra. En la pared, yacía apresada una chica, atada con cadenas pegadas a la pared con un sello mágico.
“Claire Kagenou, ¿verdad?” dijo Olba y luego Claire levantó la mirada.
Era una chica hermosa. Como la había secuestrado mientras dormía, estaba usando solo una bata de color negro. Se podían ver claramente su pechos bien formados y sus magníficas piernas. Su cabello negro era sedoso, y llegaba hasta su espalda. Su mirada era fuerte y estaba dirigida a Olba con resentimiento.
“He visto tu rostro en la capital. Si no me equivoco eres el vizconde Olba, ¿estoy en lo correcto?”
“Oh, pues estaba en la guardia… o tal vez fue en el festival Bushin”.
“¿El festival Bushin? Solo recuerdo ver a la princesa Iris humillándote”. Dijo Claire, riéndose.
“Ja, si hablamos de un encuentro, ese fue un caso especial. No creo que pueda perder en una batalla real”.
“No creo que cambie así sea en una batalla real. Vizconde que fue humillado en un duelo del festival”.
“No digas tonterías. Mocosa, ni siquiera sabes lo importante que es pararse en la final de un evento como ese”. Dijo Olba mirando con fuerza a Claire.
“Si de eso hablamos, estoy segura que podré hacerlo en un año más”.
“Lastimosamente, no durarás otro año”.
Las cadenas de Claire resonaron.
Luego, los dientes de Claire estuvieron frente a frente con el cuello de Olba.
Chack…
Si Olba no hubiera movido su cuello un poco, de seguro ella le habría provocado una herida mortal.
“¿Y si probamos quien es el que no durará un año más con vida?”
“No tengo por qué probarlo, Claire Kagenou”.
Claire rio ferozmente, pero Olba apretó el puño y golpeó la mandíbula de Claire.
Claire retrocedió, golpeándose contra la pared, pero su mirada seguía enfocada con mucha fuerza en Olba.
Mientras tanto Olba bajó su puño.
“¿Saltaste hacia atrás?”
Claire sonrió con confianza.
“¿Acaso trataste de espantar a una mosca?”
“Ja, parece que no solo tienes un gran poder mágico”.
“Desde pequeña, me enseñaron que no es la cantidad lo que importa, es cómo la uses”.
“Qué buen padre debes tener entonces”.
“No fue ese calvo quien me lo dijo, fue mi hermano menor”.
“¿Hermano menor…?”
“Un hermano descarado. Cuando peleamos yo siempre gano, pero aun así, jamás dejo de aprender algo nuevo de su espada. Pero al contrario, él no aprende nada de la mía, por eso me gusta molestarlo todos los días”. Dijo Claire riendo de forma traviesa.
“Pobrecillo hermano. En ese caso, yo seré el héroe que lo salvó de su malvada hermana.
Bien, dejemos la conversación sin sentido hasta aquí…” Olba cambió de tema y luego miró a Claire.
“Claire Kagenou, ¿cómo estás de salud últimamente? ¿Puedes controlar tu poder mágico?
¿Se te dificulta? ¿Te duele cuando lo usas? ¿Tienes manchas negras en tu cuerpo? ¿Te ha pasado algo como eso?”
“¿Entonces me secuestraron para que pudieras jugar al doctor?” Respondió Claire sonriendo de forma burlona.
“¿Sabes? Hace tiempo también tuve una hija, así que no quisiera tomar medidas más estrictas. Será mejor para ambos que me respondas con sinceridad”.
“¿Me estás amenazando? Lastimosamente para ti, soy del tipo que se pone más rebelde cuando la amenazan. Incluso si no es lo que me conviene”.
“Entonces, ¿no piensas responder a mis preguntas?”
“Quién sabe”.
Claire y Olba se miraron el uno al otro. Pero fue Claire la que rompió el silencio.
“Está bien, igual no es para tanto, así que te responderé. Preguntabas sobre mi salud y mi poder mágico, ¿no? Ahora no siento nada en especial, de hecho, estaría más que cómoda si no tuviera cadenas por todos lados”.
“¿Ahora?”
“Sí, ahora. Hace un año más o menos, tuve esos problemas que dijiste”.
“¿Me estás diciendo que te curaste? ¿Tú misma?”
Hasta donde Olba sabía, “eso” no se podía curar de forma natural.
“Pues, nada que yo recuerde… Ah, cierto. ¿Los streatch? Que mencionó mi hermano. No entiendo muy bien qué era eso, pero luego de practicarlos me sentí mucho mejor”.
“¿Streatch? Es la primera vez que escucho esa palabra… en fin, si tuviste los síntomas entonces significa que eres apta”.
“¿Apta…? ¿Para qué?”
“No necesitas saberlo, igual pronto te romperás. Ahh, ahora tengo que investigar a tu hermano menor también…” dijo Olba, pero de repente fue golpeado en su nariz.
“¡¿Guhh?!”
Olba retrocedió hasta la puerta a sus espaldas y mientras agarraba su nariz, miró enojado a Claire.
“¡Claire Kagenou, maldita perra…!”
Se suponía que todas sus extremidades estaban atrapadas con las cadenas, pero de un momento a otro, solo las cadenas de su muñeca se habían caído, y desde allí, caía sangre.
“¡¿Te arrancaste la piel de la mano para sacar tus dedos?!”
Las cadenas que la tenían atrapadas no eran cadenas comunes y corrientes, eran cadenas mágicas. En pocas palabras, ella había usado su propia fuerza física para rasgar su piel, romper el hueso de su mano y liberarla para golpear a Olba. Olba estaba anonadado al darse cuenta de lo que ella había hecho.
“¡Atrévete a ponerle un dedo encima y jamás te lo perdonaré! ¡Si le haces algo, encontraré a todas las personas que amas, a tu familia, a tus amigos y los mataré uno por uno…!”
Olba golpeó con todas sus fuerzas el estómago de Claire. Dado que estaba encadenada con las esposas mágicas, no pudo evitar recibir el golpe que Olba había fortalecido usando magia.
“¡Maldita mocosa…!” escupió Olba y Claire cayó al piso. La sangre roja que caía de su mano seguía manchando el piso debajo de ella.
“No importa, al menos con esto, ya tengo la certeza…” exclamó Olba y luego se acercó para tocar la sangre de Claire. En ese momento, uno de los guardias rápidamente abrió la puerta y le informó.
“¡Olba-sama! ¡Tenemos problemas, hay intrusos!”
“¡¿Intrusos?! ¡¿Quiénes?!”
“¡No lo sabemos! ¡Pero son varios, y nosotros no podemos contra ellos!”
“Tch, ¡yo iré! ¡Ustedes encárguese de reforzar la seguridad!” Olba chasqueó su lengua y salió rápidamente de la habitación.
Cuando Olba llegó allí, todo a su alrededor ya estaba manchado de sangre. Los soldados que se encargaban de proteger esta importante instalación, no eran para nada débiles. Entre ellos, incluso había gente tan habilidosa como para pertenecer a la guardia de caballeros. Y aun así…
“¡¿Cómo… cómo es que terminó así…?!”
En este pasillo subterráneo, iluminado por una única luz, había cuerpos muertos regados por doquier.
Todos habían sido cortados.
Cortados, mediante una clara y abrumadora diferencia de poder.
“¡Ustedes…!”
Olba miró con odio hacia un grupo de personas vestidas con trajes negros. Por la forma de sus cuerpos, podía adivinar que se trataba de mujeres jóvenes.
En total eran 7. No obstante, en este espacio iluminado por una única luz, estaba tan oscuro que las perdería de vista si pestañaba por solo un segundo. Ellas estaban controlando sus presencias mediante algún extraño control mágico. Todas poseían un poder que sobrepasaba el suyo propio, Olba ya lo había admitido.
Entre ellas, una mujer bañada en sangre, miró directamente a Olba debajo de la luz de la luna.
“¡…!”
En ese instante, los instintos de Olba se pusieron en alerta. No había razón, motivo ni lógica, simplemente le decían que estaba en peligro.
La sangre fue exprimida desde el traje negro y cayó goteando al piso. Una espada bañada en sangre también estaba en el suelo, y detrás de ella, el pasillo seguía a lo largo, lleno de sangre.
“¿Quiénes son? ¿Qué es lo que buscan?” Preguntó Olba calmadamente.
Había 7 personas que lo superaban en fuerza, pelear estaba fuera de cuestión. Olba trató de avanzar mientras maldecía su propia mala suerte.
Pero, aun así…
La chica bañada en sangre no escuchó las palabras de Olba. Ella sonrió.
La chica bañada en sangre sonrió por debajo de su máscara.
¡Él iba a ser cazado…! En el instante que Olba se dio cuenta de eso…
“Detente, Delta”.
La chica bañada en sangre se detuvo. Al ver como esta mujer se detuvo y pausadamente dio un paso atrás, Olba soltó un suspiro de alivio. Pero en cambio, otra chica dio un paso al frente.
“Nosotros somos el Jardín de las Sombras”. La voz de esta chica era hermosa, tanto que quedaría fascinado si no estuviera en esta situación.
“Mi nombre es Alfa”.
La chica que dio un paso al frente, y entonces expuso su rostro. Su piel blanca estaba iluminada gracias a la luz de la luna.
Ella dio un paso, luego otro.
“¡…!”
Era una elfa, una elfa rubia.
Una mujer indescriptiblemente hermosa. Otra vez dio un paso, y luego otro.
“Nosotros buscamos… la total destrucción del Culto de Diabolos”.
Y de repente, antes de darse cuenta, ella despejó el aire que había alrededor con la espada negra en su mano.
La noche había sido cortada.
Un corte, un ataque de color negro azabache, eso fue lo que Olba presenció. Tanto la presión del viento como de la espada amenazaban con aplastar a Olba.
¿Cómo es posible que alguien tan joven obtuviera tanto poder? Él tembló, de celos y horror.
No obstante, lo que más lo conmocionó, fueron las palabras que la chica había dicho.
“¿Dónde… dónde escucharon ese nombre?”
El Culto de Diabolos. Era el nombre de algo que muy pocos en esta instalación, incluido Olba, conocían.
“Nosotros lo sabemos todo. Sabemos sobre el Demonio Diabolos, la Maldición de Diabolos, los descendientes de los héroes y por supuesto… la verdad de los ‘Poseídos’”.
“¿C-Cómo saben eso…?”
Entre las palabras de Alfa, había cosas que incluso Olba había sabido muy recientemente.
No había posibilidad de que la información se filtrara, pues era algo sumamente secreto.
“¿Acaso creyeron que ustedes eran los únicos que podían curar la ‘Maldición de Diabolos’?”
“¡Kh…!”
No podía permitir que la información saliera a la luz, sea cual sea el caso. Pero, ¿él realmente podría matar a estas chicas y proteger la información? La respuesta era no. Se trataba de algo que rozaba lo imposible.
En ese caso, su misión ahora, era sobrevivir. Salir de aquí con vida e informarles a los altos mandos sobre la existencia de estas chicas. Por eso, Olba dio un paso al frente.
“¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!” Olba, junto con un grito de coraje, sacó su espada y fue directo hacia Alfa.
“Oh, pero qué imprudente”.
Alfa fácilmente esquivó el ataque y lo devolvió con su espada. El corte impactó en la mejilla de Olba, y la sangre voló por el aire.
Sin embargo, Olba no se detuvo.
No importa cuántas veces ella esquivara sus ataques, él atacó una y otra vez.
Sin embargo, los movimientos de su oponente eran precisos. Mantenía los movimientos imprudentes al mínimo, esquivando todos los ataques con una técnica de espada perfecta.
Y por el contrario, Olba estaba siendo cortado en sus brazos, piernas y hombros. Pero aún no tenía heridas fatales.
Ella no pensaba matarlo hasta sacarle más información, eso fue lo que vio Olba, y al mismo tiempo que se dio cuenta de eso, creyó ver su victoria.
Luego de algunos intercambios en el aire, Olba fue cortado finalmente en su pecho y retrocedió.
“Parece que seguir con esto será pérdida de tiempo”.
Olba no respondió. Él simplemente se agarró el pecho herido y, con una sonrisa en el rostro, bebió algo.
“¡Qué estás haci— ¿eh?!”
De un momento a otro, el cuerpo de Olba se expandió. Su piel se había vuelto oscura, con grandes músculos y ojos rojos.
Pero lo más alarmante, era que su poder mágico estaba aumentado explosivamente.
“¡…!”
Sin ninguna razón previa, solo por intuición, Alfa evitó el ataque de Olba, no obstante, ella frunció el ceño por este, y luego saltó hacia atrás, tomando distancia.
“Qué truco más interesante”. Dijo ella mientras sacudía su brazo y cuello entumecidos.
“¿Acaso hiciste que tu magia se descontrolara? Aunque veo que lo mantienes a raya a la fuerza”.
“Alfa-sama, ¿se encuentra bien?” dijo una de las chicas a su espalda al ver a Alfa retroceder.
“No hay problema. Beta, parece que será un poco más complicado así que… ¿oh?” Cuando Alfa puso su atención nuevamente en Olba, este ya no estaba ahí.
Más precisamente, en el lugar donde estaba Olba, ahora había un agujero cuadrado, y allí abajo, una puerta. Era un pasadizo secreto.
“… Se escapó”.
“Así parece… persigámoslo”.
Alfa detuvo a la chica que trataba de saltar al agujero.
“No será necesario. Él está más adelante”.
“¿Él…? Ahora que lo dice, Shadow-sama se separó de nosotras diciendo que se adelantaría. No me diga que…”
“Sí. Se fue corriendo en otra dirección, aunque, al principio me preocupaba que se hubiera perdido”. Dijo Alfa riendo con gracia.
“Entonces él ya sabía que esto iba a suceder… no esperaba menos”. Dijo la chica, mientras todas las demás tenían una mirada de respeto hacia el agujero debajo de ellas.
“Me perdí”. Murmuré en medio de un pasillo subterráneo sin nadie a la vista.
El plan, en un inició, era infiltrarnos en esta guarida secreta todos juntos, pero me harté de los debiluchos así que traté de avanzar solo en busca del jefe, y fue así como terminé aquí. Qué desperdicio, y eso que ya había practicado mi entrada para cuando encontrara al jefe.
No obstante, esta vez estábamos en una instalación bastante grande. Parecía que los bandidos esta vez, habían tomado alguna instalación militar abandonada.
“¿Hmm?”
Luego, en ese momento…
Sentí la presencia de alguien que venía acercándose por delante en el pasillo. Luego de unos segundos, esa persona también notó la mía y se detuvo, guardando distancia.
“Me tienen rodeado…” dijo el hombre con su cuerpo hinchado y sus ojos rojos. Pero qué rayos, eso se ve genial hombre. ¿Podrá lanzar rayos de esos ojos?
“No importa, si es uno, será fácil”.
Y así, luego de que el hombre pusiera una sonrisa distorsionada, sus ojos rojos desaparecieron. Aunque, para ser más específicos, él se había movido tan rápido que pareció como si hubiera desaparecido.
No obstante.
Detuve el golpe de la espada del hombre de ojos rojos con una sola mano. Si sé por dónde vendrá el ataque, la velocidad no importará mucho, y la fuerza ya depende de cómo la use.
“¡¿Qué?!”
Empujé suavemente los hombros del hombre de ojos rojos y luego tomé distancia.
Su poder mágico era incluso más alto que el de Alfa. Aunque lastimosamente, no lo sabía usar, solo era un idiota con un gran poder mágico.
Por cierto, a mí nunca me gustó ese estilo de pelea de “mírenme soy increíble, puedo aumentar mi fuerza y mi velocidad con magia”. En serio, no pienso menospreciar el esfuerzo físico. De hecho, si me hicieran elegir entre fuerza y técnicas, elegiría la fuerza. Las técnicas que no se apoyan en la fuerza, no tienen valor alguno. Pero realmente odio ese tipo de pelea donde dejan de lado la velocidad natural, la fuerza y el tiempo de reacción.
La fuerza física es natural, pero las técnicas se consiguen con esfuerzo. Por eso es que la “Eminencia en las Sombras” que quiero llegar a ser, es una que no pierde en ninguna de las dos cosas. Uso mi fuerza para aplicar mis técnicas, elevar mi velocidad y encontrar más probabilidades de reacción. Lo físico es muy importante, pero tampoco pelearé solo en base a ello. Esa es mi estética de batalla.
Por eso, es que el estilo del hombre delante de mí, me molestaba bastante. Pero no hay problema, yo le enseñaré cómo se usa realmente el poder mágico.
“Lección 1”.
Tomé ligeramente la espada de slime y caminé. 1 paso, 2 pasos y luego 3 pasos.
Al tercer paso, el hombre de ojos rojos lanzó su ataque. Allí era el momento de intercambiar espadas, en ese momento, es donde yo acelero.
El poder mágico usado era mínimo, todo lo concentraba en mis piernas. Eso es todo lo que hacía.
Gracias a eso, el poder mágico comprimido en mis piernas, aumentaba explosivamente mi impulso.
La espada del hombre de ojos rojos voló por el aire. Por ende, esta era mi victoria.
Ya no necesitaba fuerza, velocidad, ni siquiera poder mágico.
Con mi espada color negro azabache acaricié el cuello del hombre, sí, solo acaricié su piel.
Le dejé una pequeña mancha roja de la cual salió sangre, pero me alejé de inmediato, y al mismo tiempo, la espada del hombre de ojos rojos rozó ligeramente mi mejilla.
“Lección 2”.
Cuando el hombre de ojos rojos volvió a tomar su espada, di un paso hacia adelante. No utilicé poder mágico esta vez.
La velocidad del hombre era mucho mayor que la mía. No obstante, no importa qué tan rápido sea, eso no aseguraba que su ataque le siguiera el ritmo.
Por eso, pude avanzar.
Pude seguir hacia adelante medio paso más que él.
La distancia entre ambos era sutil. Para mí, claro que era algo larga, pero para él era demasiado corta.
Por un momento todo cayó en silencio. El hombre no sabía qué hacer.
Eso fue lo que vi.
Y al final de cuentas, él decidió apartarse del intercambio. Sí, lo sé.
Ya sabía qué movimientos haría gracias al movimiento del poder mágico a su alrededor.
Por eso, aunque él era más rápido, yo me moví antes que él.
Aunque él intentó tomar distancia yo la acorté de inmediato, y esta vez, mi espada fue a dar a su pierna. Ahora lo había acariciado de forma un poco más profunda.
“¡Khuu…!”
El hombre de ojos rojos soltó un quejido de dolor, pero retrocedió más. Por supuesto, esta vez no lo perseguí.
“Lección 3”.
Todavía quedaban muchas más.
¿Alguna otra vez me he enfrentado a un pode tan abrumador? Fue lo que pensó Olba mientras era cortado por todo su cuerpo con la espada negra.
Él no había sentido esta diferencia de poder nunca, ni siquiera cuando se enfrentó a la chica llamada Alfa, ni mucho menos cuando se enfrentó con la princesa en el festival Bushin… Tal vez, la única vez, fue cuando era un niño, cuando su maestro le enseñaba a usar la espada. Un niño contra un adulto, un experto contra un novato, era ese tipo de batalla en la que él claramente nunca podría ganar.
Eso era justamente lo que él estaba sintiendo en esta batalla.
El chico contra el que estaba peleando, no parecía ser fuerte a simple vista. Al menos, él no tenía la misma presión que la chica llamada Alfa. Todo en él era natural, su actitud, su presencia, su fuerza, velocidad y poder mágico. No había nada más, o más bien no era necesario nada más. Su estilo de lucha y su espada ya estaban completos. La abrumadora diferencia de poder mágico en la que ganaba Olba, era fácilmente sobrepasada con habilidad pura.
Es por eso que él, ahora mismo, sentía una abrumadora sensación de derrota.
Olba aún se ponía de pie, aún seguía con vida, pero todo era porque el chico así lo quería.
Si se lo propusiera, él podría acabar con la vida de Olba en cuestión de segundos.
Olba ahora mismo, podía regenerarse siempre y cuando las heridas no fueran mortales. Pero claro, existía un límite. La regeneración tomaría más tiempo si ha perdido una gran cantidad de sangre, carne o huesos.
Aun así, incluso en esta situación desesperante para él, Olba seguía con vida. No, para ser más precisos, el chico lo mantenía con vida.
Por eso, Olba preguntó.
“¿Por qué…?”
¿Por qué me dejas vivir?
¿Por qué me haces esto?
¿Por qué eres tan fuerte?
¿Por qué, por qué?
El chico vestido con un atuendo negro, simplemente miró a Olba.
“Acechamos en la oscuridad, cazando a la oscuridad. Nuestra existencia se limita a eso”. Su voz era profunda, y totalmente fría.
Al escuchar eso, Olba se dio cuenta del objetivo del chico vestido en negro.
“¿Acaso piensas ir en contra de ellos…?”
Hay personas que no podían ser juzgadas por la ley de este mundo, Olba lo sabía, e incluso él mismo hasta cierto punto, se consideraba parte de ellos.
Existían casos especiales, la clase privilegiada y lo que estaba escondido en lo profundo.
Lugares en los que no existía la luz de la ley.
Olba entendía muy bien eso, pues él mismo había sido pisoteado una y otra vez por gente superior a él mientras trataba de conseguir más beneficios.
Por eso, Olba deseaba más poder, y al final, terminó de rodillas.
“No importa qué tan fuerte seas, no importa qué tan poderosos sean todos ustedes, nunca ganarán. La oscuridad de este mundo… es mucho más profunda de lo que crees”. Dijo Olba.
No era una amenaza, era un deseo. Él deseaba que este chico también probara lo que era romperse, perderlo todo y caer en desesperación. Su temor era que ese deseo lo traicionara. Por supuesto, no eran más que unos ridículos celos y envidia.
“En ese caso caeremos, caeremos hasta lo más profundo de esa oscuridad”.
El chico no estaba indeciso, tampoco enojado. Su voz reflejaba una confianza absoluta y una determinación inquebrantable.
“Lo dices como si fuera fácil”.
Inaceptable. Era completamente inaceptable.
Pues eso era lo que Olba una vez juró hacer, y lo que había fallado en realizar.
Por eso, en este momento, Olba tomó la decisión de sobrepasar la última línea. Olba sacó unas píldoras desde su bolsillo y luego se las tragó todas. Él ya sabía que no iba a sobrevivir, por eso decidió al menos usar sus últimos momentos para darle una lección al chico.
Sí, una lección… sobre la oscuridad de este mundo. De repente, la atmósfera alrededor de Olba cambió.
Todo el poder descontrolado y desbordante que tenía ahora, estaba siendo comprimido. Debido a eso, sus venas explotaban, su carne se rasgaba y sus huesos se rompían, pero al mismo tiempo, comenzaba a regenerarse. Su cuerpo comenzó a expandirse junto a su poder mágico, superando el límite humano.
El culto llamaba a esto “despertar”.
Cuando esto sucedía, ya no había forma de volver atrás… no obstante, a cambio de eso, la persona ganaba un poder sobrehumano.
“¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!”
Olba desapareció, al mismo tiempo que soltó un gran grito como el de una bestia rabiosa.
Y, al mismo tiempo que se escuchó un sonido rápido, el chico vestido de negro fue enviado a volar.
Sin embargo, el chico puso sus pies en la pared detrás de él y aterrizó arreglando su postura.
Pero, la espada que tenía Olba fue mandada a volar al mismo tiempo hacia el chico.
“¡Eres lento, frágil, débil, esa es la realidad!” Olba siguió persiguiéndolo mientras gritaba. Nuevamente el chico fue mandado a volar.
Los ataques de Olba eran rápidos, pesados y despiadados. Su poder era abrumador.
Era como si un tigre estuviera cazando a un conejo, no necesitaba de trucos, lo único que debía hacer era utilizar su fuerza. El chico no estaba respondiendo a eso, simplemente estaba siendo golpeado y lanzado de un lugar a otro.
O, al menos eso era lo que Olba pensaba.
“¡¿—?!”
Sangre salió por montones desde el pecho de Olba. Sin que se diera cuenta, la espada negra estaba insertada en su propio pecho. Olba se detuvo por un momento, pero al instante siguiente, siguió golpeando al chico.
“¡¡Inútil, tus ataques no funcionaaaaaaan!!”
Ese corté debió traspasar la carne de Olba y llegar incluso hasta los huesos. Aun así, la herida comenzó a cerrarse y sanarse rápidamente.
“¡Esto es el verdadero poder! ¡¡La verdadera fuerza!!” Olba aceleró.
Sus cortes, combinados con la sangre que salía de su cuerpo formaban algo parecido a un cometa rojo.
Negro y rojo.
Ambos chocaron, el color negro salió volando mientras que el rojo derramó su color por todo el espacio alrededor.
Los ataques y sus movimientos no podían ser seguidos por la vista.
Lo único que podía verse y entenderse, era como el color rojo se movía violentamente por el espacio oscuro, empujando y golpeando al color negro.
Sin embargo, eso no iba a durar para siempre. La diferencia de poder era clara, y cualquiera pensaría que el color negro sería pulverizado en cuestión de segundos.
Era una pelea que no podía perder, no había posibilidad de que lo hiciera. Él había golpeado muchas veces y cortado muchas más al color negro.
Pero aun así, ¿por qué…?
¿Por qué el chico vestido de color negro estaba parado allí sin inmutarse?
“¿Por qué… por qué no te puedo alcanzar…?”
El color negro no había cambiado en lo más mínimo. No utilizaba su poder mágico, ni tampoco se movía. Simplemente se dejaba llevar, dejaba que el color rojo lo golpeara cuanto él quisiera. Como si fuera una hojita en medio de un torrente.
“Qué lamentable”. Dijo el color negro. Su mirada era profunda, mirando directamente a los ojos de Olba, como si pudiera ver todo a través de él.
“¡Tú no sabes nada… un maldito como tú jamás lo entendería!” gritó Olba.
Luego comprimió todo su poder mágico en su cuerpo, en su espada, y junto con un gran grito, atacó.
Él quería ganar, debía vencer al color negro, incluso si eso le costaba la vida.
Aquel ataque era literalmente, el último y más poderoso de Olba, su vida misma.
Pero…
“Ya basta de juegos”. Él fue cortado.
La espada negra atravesó todo, como si hubiera sido balanceada en medio de un campo desierto.
Todo su gran ataque fue cortado, su gran cuerpo musculoso, su carne, su espada e incluso su poder mágico.
Aquella espada negra lo había cortado, la espada que Olba pensaba que había sido completada a base de pura habilidad, sin fuerza, sin velocidad y sin poder mágico.
Pero a final de cuentas, él estaba equivocado.
“Qué diablos… es esto…”
Aquello, era una espada que podía cortar todo lo que se le pusiera en frente.
Olba vio claramente en su cabeza, como esa espada cortó la suya, cortó su poder mágico, su carne y sus huesos.
En la hoja, yacía un denso poder mágico, una fuerza abrumadora y una velocidad incomparable. Pero por sobre todo… una gran habilidad.
Esta era, sin lugar a dudas, la forma definitiva. El color negro frente a sus ojos poseía todo.
Simplemente no quiso usarlo. Y si lo usaba todo en un solo golpe, claramente él no iba a ser capaz de soportarlo.
“Qué gran… poder”. Dijo mientras escupía sangre.
La parte superior de su cuerpo cayó, y la inferior se derrumbó en el piso. El cuerpo de Olba, ahora cortado en dos mitades, todavía trataba de regenerarse, pero ya estaba al límite. De repente, manchas negras comenzaron a aparecer por todo su cuerpo.
El chico de traje negro lo miró, y Olba le devolvió la mirada.
Olba, ahora que había chocado espadas en serio con el chico de traje negro, lo entendió todo. Había cosas sobre las personas que solo conocías cuando cruzabas espadas. Por eso, él entendió que la espada del chico de traje negro era seria, y al mismo tiempo, la de una persona común y corriente. Una que ha ido perfeccionándose a base de esfuerzo, hasta el punto de mezclar su propia sangre en ella.
Él pensó que se trataba de un niño que no sabía nada de la vida, pero se equivocó. El chico los sabía todo, y aun sabiéndolo, decidió pelear.
Impotente.
Toda la vida de Olba había sido en vano. Aunque trató de lograr algo, jamás lo consiguió.
Pero, tal vez este chico vestido de negro… “Mili…a…”
Olba agarró con su mano una daga que tenía incrustada una gema azul, y luego cerró sus ojos.
Lo último que apareció en la mente de Olba, a punto de desvanecerse, fue la sonrisa de su amada, pero ya fallecida hija.
Bueno, de cualquier forma, así fue cómo terminó la misión de rescate de mi hermana y el exterminio de la guarida secreta del culto. Mi hermana estaba desmayada así que solo le quité las cadenas y al día siguiente regresó a casa refunfuñando. Sí que es resistente, de hecho, tenía herida toda su mano, pero se curó en una sola noche. Luego de una semana de tratamiento médico e investigación del secuestro, mi hermana finalmente partió hacia la capital. Aunque esa semana en especial, por alguna razón, fue mucho más fastidiosa que de costumbre.
Mientras tanto, Alfa y las demás, al parecer, estaban eliminando al resto de los bandidos, persiguiéndolos y ese tipo de cosas. Ah cierto, que era el culto, no bandidos. Bueno, al final del día son la misma cosa, así que da igual cómo los llame.
Ahora que recuerdo, el anciano ese de ojos rojos del culto sí que estuvo fabuloso.
“En ese caso caeremos, caeremos hasta lo más profundo de esa oscuridad”, esa sí que fue toda una frase de una Eminencia en las Sombras, y todo fue gracias a ese viejo. De hecho, es una lástima que no pudiera reclutarlo.
Mi habilidad de improvisación para sacar el personaje de la Eminencia en las Sombras en esa situación, fue simplemente deslumbrante. Lo único malo es que no hubo más espectadores, pero bueno, tengo que aguantar eso por al menos 2 años más. En 2 años yo también iré a la capital. Sí, a esa capital. Una de las ciudades más grandes de este mundo, y la única con más de 1 millón de habitantes en este reino. Estoy seguro que allí, encontraré a alguien digno del papel del protagonista, y también a otro con el papel del jefe final.
Luego, finalmente habrá accidentes, conspiraciones y peleas que no podría encontrar aquí, y por último… la aparición de la Eminencia en las Sombras… Aaah, al pensar en eso me doy cuenta que no soy más que una rana persiguiendo a las moscas que son los bandidos. Mi historia ni siquiera ha comenzado.
Cierto día, 2 años después, Alfa y las otras subordinadas que había reunido en busca de más poder, se reunieron ante mí. Al parecer querían informarme sobre investigaciones que habían hecho sobre el culto y las maldiciones. Como últimamente todas habían estado muy ocupadas, era raro que se reunieran el mismo día. De cualquier forma, escuché el informe que me dieron, pensando que, cosas como investigaciones y estudios no me servían para nada.
Para resumir todo.
Los héroes que pelearon contra el demonio Diabolos en realidad fueron todas heroínas.
Por lo que la maldición de Diabolos solo se limita a mujeres.
Eso sí que es progresista. Lastimosamente, en la leyenda todos son hombres. Aaah ¿será porque yo soy el líder del “Jardín de las Sombras” y todas las demás miembros son mujeres? Siguiente, parece que las elfas son las más susceptibles a caer bajo la maldición de Diabolos, seguidas por los semihumanos y por último los humanos. Esto se debe a que las primeras razas tienen una vida más larga, y como la de los humanos es más corta, la sangre heredada de los héroes desaparece mucho más rápido por lo que es más difícil para los humanos contraer la maldición. Al contrario, los seres que tienen una vida más larga y heredan de forma más directa la sangre de su ancestro, son más susceptibles a caer bajo la maldición. Los semihumanos están en el medio de esa pirámide. Ahora que lo pienso, el único humano en el Jardín de las Sombras soy yo, y claramente nunca he sido un “Poseído”. Mientras que, del resto de miembros, 2 son semihumanas y para sorpresa de todos, 5 son elfas. Obviamente todas ellas fueron “Poseídas”. Me sorprende la historia que han inventado.
Alfa y las demás me informaron de más cosas, pero la verdad… las ignoré.
Y de esa forma, el informe terminó. Y vaya, al parecer el culto era una organización súper poderosa a escala global. Ohhh, genial~
Dentro del culto, a las personas que sufren de Posesión, o Maldición de Diabolos, o como quieran llamarle, se les llama también “Personas aptas”. Parece que los capturan y los ejecutan al instante. Por eso, comenzamos a hablar de que sería necesario de que el Jardín de las Sombras se expandiera también por todo el mundo, quedándose solo una de ellas a mi lado, y el resto viajase por el mundo arruinando los planes del culto o recolectando información de los Poseídos.
Al escuchar eso, me di cuenta de algo. Comprendí que ellas finalmente se habían dado cuenta que esa mierda del culto de no sé qué, en realidad no existía y que de ahora en adelante querían actuar libremente. En pocas palabras, querían viajar por el mundo. Pero dado que todavía sentían gratitud por haberlas curado, cada una se turnaría para quedarse conmigo un tiempo y ya.
La verdad, estaba algo triste. Así como de niños todos admiraban a los héroes, yo también admiraba a las Eminencias en la Sombras. Pero todos siguen creciendo, y a medida que lo hacen, se olvidan de esos héroes, dejándome a mí solo. Y ahora, ellas también habían crecido.
Aunque todavía estaba algo sentimental, decidí dejarlas ir con una expresión alegre. A final de cuentas no planeaba reunir a 7 personas, por lo que mientras quedemos yo, y una asistente, con eso me conformo. Luego de despedirlas, juré que, aunque me quedara solo en el mundo, seguiría mi camino para ser una Eminencia en las Sombras.
Nunca hubo ni el más mínimo temor en matar a una persona.
Beta sacudió con fuerza su espada negra para limpiar la sangre que había quedado pegada.
La sangre cayendo al piso, dibujó una línea en la tierra gris.
Alrededor de la oscuridad de la noche, cuerpos tirados de soldados yacían por doquier.
“El golpe final”.
En cuanto Beta dio la orden, el resto de las mujeres vestidas de negro, clavaron sus espadas en los cuerpos de los soldados.
La mano de una de las chicas estaba temblando. Mientras temblaba, esta apuñaló uno de los cuerpos rápidamente con su espada.
“Gaaah, aaah…”
Uno de los soldados que todavía respiraba, soltó un grito agonizante. En ese instante, la chica se detuvo, mientras escuchaba el grito que la perseguiría incluso en sus sueños.
Beta tocó la mano que la chica tenía sobre su espada, y luego la retorció. Podían sentir claramente a través de la espada como iba tomando la vida del soldado.
“¡Aam haaaa!” Ese grito, esta vez, provenía de la chica. Beta la tomó de sus hombros y le dio la orden.
“Asegúrate de hacerlo bien”.
Las chicas comenzaron a moverse, y se treparon a un carruaje. Luego de unos momentos, escucharon el sonido de unas cadenas y un bulto de carne color negro siendo puesto encima. Aún respiraba.
“Debemos ir con Alfa-sama”.
Las chicas llevaron consigo al bulto de carne de forma muy cariñosa y luego corrieron en medio de la noche. La chica que estaba temblando en el pecho de Beta, también las siguió.
Beta frunció el ceño un poco y la miró desde atrás. Ellas estaban creciendo muy bien.
Las chicas que hasta ahora no sabían nada, que nunca habían tomado una espada y que jamás matarían a una persona, estaban creciendo muy bien. Beta recordó el pasado, viéndose a sí misma reflejada en estas chicas.
Beta lo recordaba incluso ahora, la sensación que tuvo al matar por primera vez.
Recordaba la sensación del brazo de su enemigo, el cual su espada estaba atravesando hasta su corazón. Ella le causó una herida mortal, y aun así, el hombre la apretó con fuerza.
“Incluso si atraviesas su corazón, las personas todavía pueden moverse por unos instantes, no te asustes. Oye Beta, ¿estás escuchando?”
Por supuesto, Beta escuchó claramente las palabras dichas de forma tranquila de Alfa. Las escuchó, pero no pudo comprenderlas en ese momento.
Su cuerpo y pensamientos se quedaron rígidos.
Aunque ella se moviera, no era capaz de pensar con claridad.
“No hay de otra”.
Luego, Alfa tomó al enemigo por el cuello… y se lo rompió.
No hubo más sangre en el lugar. El cuerpo muerto del hombre cayó al suelo instantáneamente.
En ese instante, muchas lágrimas mezcladas con sangre cayeron de los ojos de Beta.
“Encuentra un motivo para pelear”.
Ella escuchó esas frías palabras a su lado.
Beta desde niña, siempre fue una chica que no podía actuar por su cuenta.
Incluso, luego de entrar al Jardín de las Sombras, ella siempre estaba detrás de Alfa. Dado que ella la conocía desde hace mucho, Beta sabía que no había ningún problema con seguir a Alfa.
Tal como se lo dijo Alfa, ella trató de buscar una razón para pelear. Pero no pudo encontrarla, después de todo, ella ni siquiera entendía por qué la necesitaba.
Al final, Beta no fue capaz de acostumbrarse a matar. Cada vez que mataba a alguien, ella vomitaba, gritaba y temblaba hasta quedarse dormida. No era nada raro que en medio de la noche, ella se despertara gritando.
Pero una noche, Shadow le habló.
“¿Quieres conocimientos…?”
“¿D-Disculpe?” Beta respondió confundida, al mismo tiempo que temblaba de nerviosismo.
Para Beta, Shadow era alguien a quien no conocía muy bien, pero en su mente, solo tenía la certeza de que era alguien increíblemente poderoso.
“Si son conocimientos lo que deseas… puedo otorgártelos”.
¿Con conocimientos querrá decir alguna forma de aliviar el dolor que sentía al matar a la gente?
Beta asintió a la pregunta con esas expectativas en su mente.
“Q-Quiero conocimientos”. Respondió Beta, temblando un poco.
“En ese caso, tómalos…”
Y en ese momento, Shadow comenzó a hablar.
“Erase una vez, en un lugar muy, muy lejano, un abuelito y una abuelita…”
Claro que eso no era nada de conocimientos, era un simple cuento, sin ningún significado en especial.
Beta no supo cómo reaccionar, pero es que ni siquiera la mismísima Alfa, tenía el valor de ir en contra de Shadow.
Por eso, ella se quedó callada, escuchando la historia de Shadow. Antes de darse cuenta, ella comenzó a disfrutar del cuento, hasta el punto que se le olvidó la hora.
Gracias a eso, ella pudo dormir una noche libre de pesadillas.
Desde ese día, Shadow iba hasta la habitación de Beta a contarle cuentos divertidos.
Beta era una aficionada a la lectura, pero todas eran historias nuevas e interesantes que nunca había escuchado. Beta como siempre, escuchaba en silencio, hasta que se le olvidaba el tiempo que pasaba y se quedaba dormida. Desde ese día, no hubo más noches en las que despertara gritando. Sus historias favoritas eran las de “Cenicienta” y “Blancanieves”.
Tal vez fue desde entonces, que la mirada de Beta jamás se apartó de Shadow.
Antes de darse cuenta, ella ya seguía a Shadow a donde fuera. Al principio solo lo miraba de lejos, o lo seguía con su mirada. Pero ahora, ella iba pagada hombro a hombro con él.
En el Jardín de las Sombras, “Shadow” era un ser absoluto.
Él tenía una fuerza absoluta, conocimiento absoluto y voluntad absoluta. Para Beta todo eso era muy cómodo, y por eso Shadow se volvió el todo de Beta.
Y así, desde cierto día, las inseguridades de Beta desaparecieron.
Si no fuera por el poder de Shadow, ella habría muerto como una “Poseída”. Ella había sido abandonada por su familia, perseguida por el país, y muchas otras cosas que tardó en comprender. Había perdido tantas cosas que no se dio cuenta de las cosas nuevas que había ganado.
Pero ahora que sus inseguridades habían desaparecido, ella lo entendía todo. Shadow le había dado una nueva vida y un nuevo poder.
Eso era lo que estaba grabado fuertemente en el pecho de Beta, como una verdad innegable.
Beta finalmente había encontrado una razón para pelear.
Beta comenzó a escribir sobre él todos los días. Sus recuerdos, sus sentimientos y pensamientos. Ella no volvería a dudar nunca más, pues finalmente, había encontrado una razón para vivir.
Al principio, solo eran palabras cortas, luego avanzaron hasta formar diálogos y al final se hicieron historias.
De repente, ella escuchó un ruido y dejó de recordar.
Ella sacó su espada negra, se acercó al carruaje, y después miró adentro.
“¡Hih!”
Ella se encontró con un joven soldado. Probablemente, de la misma edad que ella. Él, asustado, salió de debajo del carruaje y luego trató de huir.
El chico no sabía nada, escoltaba el carruaje con la “poseída” sin saber nada, y ahora estaba a punto de morir sin nunca jamás saberlo.
“¡D-Detente…!”
Beta blandió su espada sin dudar.
Y al siguiente instante, una ráfaga de sangre salió del cuello del chico. Él caminó unos cuantos pasos y cayó al suelo.
Luego de limpiar la sangre de la espada, Beta miró hacia la luna. El hermoso brillo de la luna se asomaba a través de las nubes.
Uno de esos rayos de luz de luna, iluminó la inocente sonrisa de Beta.
Aquello era como una hermosa y cruel flor, floreciendo en la oscuridad de la noche. Beta no volvería a dudar.
Ella haría lo que él le pidiera, incluso si no era el camino correcto.