Kage no Jitsuryokusha ni Naritakute! - Volumen 2: 9. Epílogo, ¡¿Quién es realmente ese misterioso espadachín?!
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- Volumen 2: 9. Epílogo, ¡¿Quién es realmente ese misterioso espadachín?!
Antes de ver ese rayo de luz, Rose estaba decidida a morir. Ella no iba a permitir que la usaran, no iba a dejar que la muerte de su padre fuera en vano.
Aunque, ella tenía miedo de morir.
Pero para ella, esta era la única forma de solucionar todo. Ella había nacido como una princesa, así que casi toda su vida había sido consentida. Aun así, ella creía que había cumplido su último deber como princesa.
Por eso, este era su último trabajo, eso fue lo que ella pensó y para lo que estaba lista.
“T-Tu eres…”
Pero en cuanto vio la hermosa espada de aquel joven común y corriente, aquellos recuerdos de su infancia ocultos en su corazón, volvieron a Rose.
“El tiempo de las mentiras llegó a su fin…” Dijo Jimina, poniendo su mano en su rostro. Todo el lugar comenzó a alarmarse.
De repente, la máscara de Jimina desapareció y debajo de ese rostro, apareció otro conocido.
Lentamente, un líquido color negro púrpura comenzó a rodear todo su cuerpo en forma de espiral.
Luego de que el espiral desapareciera, allí solo quedó un hombre vistiendo un abrigo largo de color negro.
“Shadow…” Murmuró alguien. Pero para Rose, él no era Shadow.
Él era la persona con aquella arte de espada tan hermosa que hizo que Rose comenzara a recorrer el camino de la espada.
“Shadow… ¿entonces tú eres Slayer-san?” Dijo Rose, rememorando aquellos recuerdos de su infancia.
***
Hace años, Rose fue secuestrada una sola vez.
Ella había visitado Midgar una vez, acompañando a su padre en sus deberes políticos. Pero un día, cuando se escapó del lugar donde se hospedaba para jugar, de repente, su vista se oscureció mientras jugaba con los niños plebeyos.
Luego perdió la conciencia.
Cuando ella despertó, se encontraba a sí misma en una pequeña cabaña sucia.
Sus manos y pies estaban amarrados y su boca estaba siendo bloqueada con un trapo. No estaba herida, pero el miedo y la ansiedad no dejaban de hacerla temblar.
“Pensé que solo era una niña de la nobleza, pero mira esto, ¡es la princesita del reino Oriana!”
Los bandidos estaban hablando en una esquina de la habitación.
De seguro, habían descubierto la procedencia de Rose luego de mirar sus pertenencias.
“¡No esperaba menos de usted jefe! ¡Sí que tiene suerte!”
“¡No seas tonto, llámalo habilidad!”
Sus desagradables risas resonaron por la habitación.
Rose estaba cayendo en la desesperación. A ella le podían pasar 2 cosas en esta situación. Que trataran de pedir dinero por su rescate, o que la vendieran a alguien que reconociera su valor.
De seguro, ella iba a ser vendida. El valor de Rose era alto, demasiado para que unos simples bandidos lo aprovecharan.
Por eso, la venderían para conseguir una considerable suma de dinero. Luego, Rose de seguro sería usada por los enemigos del reino Oriana.
Esa realidad la tenía atemorizada.
Rose comenzó a moverse, tratando de desatarse y morder el trapo en su boca. Pero su resistencia era inútil.
“Oh, parece que nuestra princesita se despertó”.
“Ve a echarle un ojo”.
Luego, pisadas comenzaron a acercarse.
Los gritos de Rose se convirtieron en quejidos y comenzó a llorar. Cuando estaban a punto de abrir la puerta de la habitación… “¡Uhhyaaah! ¡A ver malditos, entréguenme su dinero!”
De la nada, resonó la voz de un niño.
“¡¿Q-Quién diablos es este mocoso?!”
“¡¿De dónde apareció?! ¡Mátenlo!”
“¡¡Vamos, vamos, vamos!!”
Lo siguiente que ella escuchó, fue el sonido de algo cortando el viento y gritos, muchos gritos.
“¡¿Q-Quién diablos es este mocoso?! ¡Es fuerte!”
“¡¿Bromeas?! ¡¿Derrotó a los 3 en un instante?!”
“Regocíjense. Ustedes serán los conejillos de indias de Slayer el elegante”. De nuevo, se escuchó el sonido cortando el viento.
El olor de la sangre comenzó a llegar a la nariz de Rose, y ella aun con miedo, trató de ver qué estaba pasando a través de la puerta medio abierta.
Allí, vio a un niño cubriendo su rostro con una capucha negra y a los bandidos huyendo de él.
“¡¡El que huya es un bandido!! ¡¡Y el que no huya, también es un bandido, pero entrenado!!” “¡¡H-Hiii!!”
“¡¡E-Espera!!”
El niño con la capucha atacó con su espada.
“¡¿—?!”
Esos movimientos fueron tan hermosos, que Rose olvidó por completo en qué situación se encontraba.
Rose no sabía mucho de esgrima, pero esa espada… era más hermosa que cualquier obra de arte que ella jamás hubiera visto en su vida.
La espada cortó con precisión los cuellos de los bandidos, y los gritos finalmente cesaron. Rose se quedó quieta, observando detenidamente al niño.
“Me tomé muchas molestias en llegar hasta aquí y, ¿solo para no encontrar nada de dinero? Ah, parece que todavía queda uno”.
El niño notó la mirada de Rose, y luego abrió la puerta.
Un poco de luz entró a la habitación, mientras Rose veía al niño encapuchado a los ojos.
“¿Una niña secuestrada? Qué pena”.
El niño guardó su espada, e incluso esa línea fue tan hermosa que Rose quedó fascinada por su movimiento.
“Cuidado cuando vayas de regreso a tu casa, adiosito”. Dijo el niño, marchándose alegremente.
Rose no se había dado cuenta que ya no estaba amarrada.
“¡E-Espera!”
Rose trató de detenerlo.
“¿Hmm?”
El chico de la capucha se detuvo y se dio la vuelta.
“¿Q-Quién eres tú?”
“¿Yo? Yo soy, umm… bueno, todavía sigo entrenando, así que… solo soy Slayer el elegante, solo vine de paso”.
“Slayer-san el elegante… Disculpe, yo… Rose, quiero agradecerle”.
“Umm, en ese caso, no cuentes nada de lo que viste hoy aquí”.
“S-Sí, de acuerdo”.
“Bien, nos vemos”. Dijo él, y luego, Slayer el elegante desapareció.
“Slayer-san el elegante…”
Él había salvado a Rose en medio de su desesperación y había cambiado su destino. Luego de este incidente, ella comenzó a recorrer el camino de la espada admirando los hermosos movimientos que había visto ese día.
***
Esos eran recuerdos preciados de su niñez. Un evento que nunca le había contado a nadie, un secreto.
Pero solo por esta vez, Rose habló de ese secreto.
“Shadow… así que tú eres el elegante Slayer-san”. Shadow no respondió3.
Pero ese silencio fue una respuesta para Rose.
Él había estado peleando contra el mal desde una edad temprana. Ayudando a las personas sin siquiera conocerlas, tal y como ayudó a Rose aquel día.
Las palabras de Shadow volvieron a la cabeza de Rose. ‘La fuerza no significa poder, es solo un medio para llegar a él’. Pero, la forma de Shadow era poder, era fuerza.
Rose se avergonzó de sí misma al tratar de elegir la muerte.
Ella todavía podía pelear. Pero el miedo al fracaso era grande, y el dolor de vivir enorme.
Por eso, quería acabar con todo de una vez por todas.
Eligiendo la muerte como un escape. Pero aún podía pelear.
Después de todo, ella todavía seguía fascinada por esa hermosa espada… y su forma de ser.
“Tu pelea aún no ha terminado…”
Shadow movió su espada negra azabache.
Ese movimiento abrió un enorme agujero en una pared del estadio.
“Ve…”
“¡Gracias!”
Rose entró al agujero sin dudar, ella todavía tenía cosas por hacer.
“¡¡E-Espera!!”
“Tú te quedarás aquí…”
Y entonces, Shadow se paró frente al agujero.
De un momento a otro, el sol fue cubierto por unas espesas nubes, trayendo oscuridad a la arena.
Desde las nubes, se podían escuchar truenos.
No pasó mucho hasta que la lluvia comenzara a caer.
“¡¿Qué están haciendo?! ¡Atrápenla!” gritó Doem lleno de furia. Sus subordinados que estaban viendo todo lo que pasaba parados sin hacer nada, comenzaron a moverse.
Ellos se reunieron alrededor de Shadow que estaba tapando el agujero detrás de él, y luego saltaron a atacarlo al mismo tiempo.
Pero en un instante, un solo rayo de luz negro los mandó a volar.
Con solo un golpe, todos los caballeros mágicos elegidos y presumidos por Doem, fueron arrojados con fuerza al suelo.
“Imposible…”
Este era Shadow. Él ya había escuchado rumores sobre Shadow, pero al parecer, no cualquiera podía hacerle frente.
Doem retrocedió mientras apretaba su vientre lleno de sangre.
“¡¿N-No hay nadie?! ¡¿No hay nadie que pueda derrotar a ese tipo?!” Gritó él. Pero la única respuesta que obtuvo fue el sonido de la lluvia.
Los caballeros de Midgar ni siquiera intentaron rodearlo, no se movían. Ninguno de ellos quería hacerle frente luego de ver la derrota de Iris.
La lluvia seguía cayendo, aumentando de intensidad mientras hacia un gran ruido al caer. El abrigo negro de Shadow se mojó con la lluvia y fue iluminado por los rayos.
Cada vez que caía un rayo, la figura de Shadow se reflejaba en las sombras. “Yo iré”.
Al mismo tiempo que dijo eso, una mujer con túnica gris saltó en el cielo.
La chica se sacó su túnica en medio del aire, tomó al espada en su cintura y aterrizó en el campo de batalla.
“Beatrix, la diosa de la guerra…” Murmuró alguien.
La chica sosteniendo una espada bajo la lluvia, era una hermosa elfa de cabello rubio.
Ella llevaba una prenda ligera en el pecho, y sobre en su cintura, el resto era piel desnuda, mojada e iluminada por la lluvia y los rayos respectivamente.
Shadow y Beatrix. Ambos se quedaron parados en silencio, como si estuvieran buscando una oportunidad para atacar.
La batalla empezó al mismo tiempo que un gran rayo cayó a la tierra.
Shadow hizo crecer su espada negra para que estuviera a la par de la de Beatrix. Luego, lanzó un ataque.
Shadow agitó su espada creando una línea negra que le seguía. La lluvia fue cortada.
De repente, se creó un espacio en blanco en medio de la lluvia, en la trayectoria de la espada.
Sí, Shadow se sorprendió.
“Oh…”
Beatrix había retrocedido medio paso, evitando el ataque de Shadow. Y luego, contratacó.
Un golpe penetrante, como si fuera la punta de una lanza, atacó a Shadow. Shadow sonrió al otro lado de su máscara.
Shadow se agachó para evitar el ataque, y luego atacó con su espada mientras regresaba a su postura de antes.
Sin embargo, la reacción de Beatrix fue igual de rápida.
Ella inclinó su cuerpo hacia atrás, al mismo tiempo que tiraba de su espada para así evitar el golpe de Shadow.
Luego volvió a contratacar.
Ellos siguieron cortando la lluvia de esa forma.
La lluvia seguía cortándose en medio de docenas de ataques y contrataques mezclados en un abrir y cerrar de ojos.
La lluvia cortada, formó gotas mucho más pequeñas, que, gracias a la velocidad de las espadas, creaba una brillante y hermosa forma en el aire gracias a la luz de los rayos.
Todos se quedaron viendo la pelea de estos dos con la boca abierta. Lo que estaban haciendo, era prácticamente una danza.
Los movimientos eran tan rápidos, que los aficionados no podían seguir el ritmo, solo podían ver la figura residual dejada en el aire gracias a la lluvia y los rayos.
Era una hermosa danza de espadas.
Todos en el lugar entendieron que ellos dos estaban en la cima de la espada.
La danza parecía seguir hasta el infinito, pero fue Shadow quien decidió acabar con eso.
“Parece que esta postura no es suficiente…”
Shadow tomó distancia y vio a Beatrix.
Beatrix no lo persiguió, y en vez de eso, tomó aire. Su pecho se movía de arriba abajo mientras respiraba.
“Increíble…” Dijo ella con admiración, al mismo tiempo que suspiraba. Esos ojos azules estaban fascinados por Shadow.
Los dos se quedaron viéndose por unos momentos.
“Te mostraré mi verdadera espada”. Dijo Shadow, regresando su espada negra a su longitud original.
Esa fue la señal del inicio de su verdadera batalla.
“Aquí voy”. Dijo él, moviéndose y cerrando la distancia que había entre ambos de forma totalmente sencilla al mismo tiempo.
“¡¿—?!”
Y de repente, ella recibió un ataque.
Cuando él cerró la distancia entre ambos, Beatrix abandonó el ataque y pasó a concentrarse en la defensa. Sin embargo, ella no pudo ver la espada de Shadow.
No solo ella, nadie aquí pudo ver su espada. Ese golpe… no cortó la lluvia.
“… ¡¡Kuhh!!”
Ese ataque la mandó volando hacia atrás, volando en medio de la lluvia.
Ella no pudo ver la espada, pero logró reaccionar gracias a su instinto. Aunque lo evitó a duras penas. El ataqué fue tan fuerte que no pudo contratacar.
Ella se puso de pie rápidamente y reorganizó su postura.
Una rayo volvió a caer, y Shadow junto con esa luz, desapareció.
En ese milisegundo, Shadow se puso justo frente a ella, balanceando su espada.
Ella concentró todos sus nervios, neuronas en ver la espada de Shadow, pero nuevamente, recibió el ataque.
“¡¡…!!”
No pudo verlo.
Beatrix no le tomó importancia al barro en su rostro, y apenas se puso de pie, saltó hacia atrás para tomar distancia.
Ella pudo defenderse, bloquear esos ataques gracias a su instinto y a la suerte, así que nada le aseguraba que pudiera bloquearlo en la próxima.
Sin embargo, Shadow no la persiguió.
Beatrix simplemente se quedó viendo a Shadow justo debajo de donde cayó un rayo, y pensó.
¿Por qué no puedo verlo?
No era simple velocidad. La espada de Shadow tenía algo más.
Beatrix pudo encontrar la respuesta en medio de una vida completa de experiencias de batalla.
La espada de Shadow… era demasiado natural.
En una batalla, dentro de muchas técnicas y estilos de usar la espada, una espada rápida era sin duda, una amenaza. No obstante, siempre había una acción preliminar justo antes de alcanzar dicha velocidad, e incluso si no la había, la experiencia de una persona podía notar cuándo iba a ser atacado. Por eso, siempre y cuando no perdiera de vista eso, podía responder a ese tipo de ataques.
Por eso, la espada más peligrosa de todas no era una veloz, sino una que fuera blandida sin pensarlo demasiado.
Sí, por ejemplo, la espada de Shadow, la cual era muy natural. Eran golpes sin hostilidad, sin pausas, y sin siquiera poder.
La gente por lo general no le presta atención a las cosas que suceden de forma natural.
Por eso, al igual que la gente no se cuestiona por qué la lluvia caía, tampoco se cuestionaban ni percibían la espada de Shadow.
“Increíble…”
Beatrix estaba profundamente impresionada por la espada de Shadow. Su fuerza estaba en lo más profundo del abismo, donde nadie podía ver su verdadera naturaleza.
Al mismo tiempo, ella se dio cuenta que iba a ser derrotada.
“Diosa de la guerra, ponte de pie…”
Shadow hizo una postura con su espada negra.
Beatrix estaba segura de que no podría evitar otro de sus ataques. Pero…
“Espera”.
Una voz seria detuvo el movimientos de ambos.
“Me uniré a la batalla”.
Allí apareció Iris con su espada.
“Princesa Iris…”
Beatrix miró a Iris, queriendo decirle algo.
“Lo sé, sé muy bien que no tengo la fuerza suficiente…”
Iris sonrió para tratar de ocultar su expresión de frustración.
“Pero no me quedaré de brazos cruzados. No puedo quedarme atrás y huir luego de que arruinaran por completo el torneo. Tengo el deber y la voluntad de seguir aquí, al igual que el rey de Midgar…”
Luego, ella miró a Shadow.
“Tengo el deber de detener a Shadow, aunque me cueste la vida. Beatrix-sama, por favor dele el golpe de gracia”.
“… Está bien, hagámoslo”. Beatrix decidió confiar en Iris.
Las dos se pusieron de pie, enfrentándose a Shadow con una mirada llena de valor.
“Adelante… muéstrenme su resistencia”.
Shadow bajó la punta de su espada, tomando una posición de defensa. Iris comenzó a avanzar lentamente, cerrando la distancia entre ambos. Por unos segundos, se escuchó solo el sonido de la lluvia, hasta que… “Haré que recibas al menos un golpe”.
Iris corrió junto al sonido de un rayo cayendo.
Ella cerró la distancia entre ambos, y con su espada larga, apuntó al cuello de Shadow.
Sin embargo, Shadow retrocedió un poco, saliéndose de la ruta de la hoja de la espada y preparándose para el próximo movimiento.
Sin embargo, la espada de Iris se alargó.
Ella cerró la distancia entre la espada y el cuerpo de Shadow empujando el mango de la espada con la palma de su mano.
Shadow rápidamente cambió de movimiento. Él regresó su espada que estaba lista para contratacar, y la uso para evitar el golpe de Iris.
El contrataque de Iris terminaba aquí… o eso pensó.
Sin embargo, ella dio otro paso hacia adelante, tomando un impulso y extendiendo su mano hacia el pecho de Shadow.
Esa era su intención, parar los movimientos de Shadow aun a costa de su vida. No podía evitarlo a tiempo.
“Espléndido”.
Luego de esas palabras, Shadow golpeó con su rodilla el rostro de Iris.
El cuerpo de Iris cayó al suelo, pero ella ya había cumplido con su objetivo. En el momento en que él movió su rodilla, sus movimientos fueron sellados.
Y para la otra chica que estaba esperando, eso era tiempo más que suficiente.
“¡¡Haa!!”
El corte de Beatrix se aproximó a Shadow a toda velocidad.
Beatrix golpeó con su espada larga a la pequeña espada negra con todas las fuerzas que le quedaban.
Luego de un gran estruendo de metales, la espada negra de Shadow, la mano que la sostenía y el brazo, recibieron ese impacto.
La muerte estaba asegurada.
Había llegado el momento de gloria para ellas dos.
El ataque de Beatrix fue rápido, sin embargo, Shadow fue más rápido soltando su espada. Shadow abandonó su espada en un segundo y luego desapareció.
Justo fuera del campo de visión de Beatrix.
“¡¿Abajo?!”
Él se había inclinado, aferrándose a la cintura de Beatrix como cualquier otro se aferraría al suelo. Aquello fue un movimiento elegante y perfecto, muy diferente del de Iris.
Él estaba demasiado cerca para que Beatrix utilizara su espada.
Por eso, él levantó a Beatrix con mucha facilidad y luego la estrelló contra el piso.
“¡Kaah!”
El piso de piedra se quebró.
Beatrix escupió todo el aire que tenía en sus pulmones. No obstante, tuvo una oportunidad para blandir su espada.
Beatrix trató de atacar una vez más, aun con su conciencia a punto de desvanecerse.
Shadow no le prestó importancia, y volvió a tomar a Beatrix, levantándola una vez más y tirándola de nuevo… a otra dirección.
La espada larga de Beatrix voló en el aire, y ella impactó contra una de las paredes de la arena.
Su cuerpo quedó pegado a la pared junto a un gran estruendo.
Por último, algo comenzó a caer, liberando un sonido del viento siendo cortado. Shadow extendió su mano y lo atrapo… era su espada negra.
Cayó justo en sus manos, como si todo hubiera sido planeado desde el principio… Un rayo volvió a caer, mostrando a las dos mujeres derrotadas en la arena.
Ni siquiera Beatrix e Iris juntas, llegaban a sus talones. Todos estaban confundidos a la par que aterrados por el poder de Shadow.
“… Parece que se terminó”.
Luego de ver por última vez a las dos en el suelo, Shadow se dio la vuelta.
“E-Espera…”
Luego de escuchar esa voz, él se detuvo.
“T-Todavía puedo pelear…”
Iris se levantó con sus piernas temblorosas.
Luego, Beatrix se zafó de la pared y también se puso de pie.
“Yo también…”
Las dos espadachinas se pusieron de pie.
Sin embargo, Shadow las vio por un par de segundos y caminó nuevamente.
“¡Espera! ¡¿Acaso vas a huir?!” Dijo Iris, y Shadow volvió a detenerse.
“… ¿Huir?”
En ese preciso instante, la arena entera se tiñó de una luz azul púrpura.
“¡¿Qué…?!”
“¡¡—!!”
Era un poderoso torrente de poder mágico.
El poder mágico de Shadow salió de su interior, recorriendo todo el estadio como un remolino.
Incluso la lluvia era consumida y evaporada por el poder mágico en la atmósfera.
“¡No puedo creer que… tanto poder…!”
“Esto sí es… imposible”.
Iris y Beatrix se pusieron de pie ante tal inimaginable poder.
Si él quisiera, podía usar ese poder y hacer desaparecer todo este lugar en cuestión de segundos.
Por eso… Iris, Beatrix y todas las demás personas en este lugar, no eran nada ante este poder.
“¿Por qué tendría que huir…?”
Nadie, absolutamente nadie podría detenerlo. No tuvieron más opción que aceptar esa realidad.
“¿Por qué…?” Preguntó Iris con voz temblorosa.
“Con todo ese poder… pudiste haberme matado cuando quisieras”.
“… Ya cumplí mi propósito aquí. No estoy interesado en tomar sus vidas… nosotros solo masacraremos a nuestros enemigos…”
Shadow miró a Iris, y luego volvió a concentrar todo ese poder mágico en su espada.
“No pierdas de vista… al verdadero enemigo”.
Y entonces, Shadow lanzó todo ese poder mágico azul púrpura al cielo.
El deslumbrante poder mágico iluminó el estadio, la capital completa, y borró todas las nubes en el cielo.
Una vez la luz desapareció, allí solo quedó un hermoso cielo azul. Shadow ya no estaba por ningún lado.
Las nubes, la lluvia, los truenos y Shadow mismo, ya no estaban por ninguna parte… como si todo lo vivido en estos momentos, hubiera sido una ilusión.
“¿Que no pierda de vista al verdadero enemigo…? Shadow, ¿quién rayos eres…?”
Iris murmuró las palabras que le había dejado Shadow mientras veía al vasto cielo azul.
¿Cuál era su verdadero objetivo…? ¿Cuál es el verdadero enemigo del que hablaba…? Allí no había respuestas, solo un arcoíris adornando el gigantesco cielo azul.
***
Rose estaba corriendo en medio de la lluvia.
Ella simplemente corrió, y siguió corriendo sin un objetivo decidido. Había llegado al bosque.
Los rayos del sol iluminaron el suelo a través de los espacios dejados por los árboles mojados por la lluvia.
Rose se apoyó en uno de los árboles y suspiró.
Ella comenzó a pensar en su padre, en su país, y en lo que haría a partir de ahora… Todos esos pensamientos estaban enredados, perturbando su corazón.
Sin importar las razones, ella era la culpable de haber asesinado al rey de Oriana y no pensaba negarlo, tampoco pensaba escapar suicidándose.
Ella tenía la intención de cargar con todo. La responsabilidad de haber matado a su padre, y la responsabilidad que aún tenía como princesa.
Sin embargo, eso era demasiado pesado. Mientras más lo pensaba, más insegura se sentía y más temblaba.
Su resolución y creencias, chocaron con su responsabilidad y el peso de éstas.
Ella aún quería pelear, tenía que pelear. Pero ¿qué podía hacer una pequeña chica de 17 años?
Rose se sentó y enterró su cara entre sus rodillas. Luego tembló.
Ella se quedó así hasta que el color del cielo se puso de un rojo intenso al atardecer.
“Debo irme…” Dijo Rose para sí misma, tratando de ponerse de pie una vez más.
Ella no sabía a dónde ir, pero tenía que irse.
Ella dio un paso para seguir avanzando, y en ese momento…
“Ahora mismo tienes dos opciones”.
Una hermosa voz le habló desde atrás.
“¡¿—?!”
Rose se giró rápidamente y, ahí estaba parada una elfa vestida de negro.
Ella tenía un cabello rubio, ojos azules y una cara tan bella como una obra de arte.
“Tú eres, Alfa…”
Alfa cruzó sus brazos y sonrió con misterio.
“Pelearás por ti misma, o pelearás junto a nosotros… tú decides”.
“¿Juntos…?”
El enemigo de Rose también era el enemigo del Jardín de las Sombras.
Pero aun si el enemigo era el mismo, eso no quería decir que obligatoriamente debían pelear juntos.
Pero también era cierto, que Rose no tenía demasiadas opciones.
De seguro, pronto comenzarían a perseguirla, y si ella elegía pelear sola, tendría que esconderse un tiempo en las montañas, o peor… en la ciudad sin ley.
Ahora mismo, Rose era la responsable de asesinar al rey de Oriana. De seguro, en la ciudad sin ley también la estarían cazando a cambio de dinero.
“Si lo hago, ¿podré salvar al reino de Oriana?”
“Eso depende de ti. Ahora mismo no podemos pelear por ti. Pero si quieres salvar a tu país, demuestra tu valía”.
“¿Mi valía…?”
“Lo que vales… y lo que vale tu reino…”
“Si lo demuestro, ¿lo salvaremos…?”
“Tenemos el poder para hacerlo”.
La respuesta de Alfa fue concisa. Ella solo estaba dándole las opciones.
Ella no estaba guiando a Rose, ni mucho menos, le estaba extendiendo su mano. Después de todo, era Rose quien tenía que decidir.
“… Slayer-san… no, ¿Shadow es el líder de su organización?”
“… Exacto”.
Ella recordó la figura de Shadow, aquella vez que la salvó cuando era una niña, cuando él ya estaba peleando contra el mal.
Por eso, Rose eligió creer en él.
“… Juro pelear junto a ustedes”.
“Ya veo. Bienvenida. Ahora sígueme”. Dijo Alfa con una voz totalmente inexpresiva, y luego, comenzó a caminar por el bosque.
“¿Puedo hacer una pregunta?”
Rose alcanzó a Alfa y le preguntó.
“Adelante”.
“¿Quién es Shadow…?”
Él ha peleado contra el mal desde pequeño, con una gran convicción y un poder abrumador capaz de destruir a todo el mal a su alrededor. Sin embargo, no sabía el secreto de su poder, sus creencias o antecedentes. Él era un hombre lleno de misterio.
“Si quieres saberlo, gánate su confianza”.
“Confianza…”
“Si demuestras que tienes el valor suficiente para saber eso, algún día lo sabrás…” Luego, ambas siguieron caminando por el bosque sin decir ni una sola palabra.
***
Dos chicas avanzaron hasta lo profundo del bosque, donde nadie alcanzaba a llegar.
“Este lugar es…”
“El bosque del abismo”.
Nadie sabía la localización exacta, pero era un lugar legendario por decirse que las personas que entraban nunca salían.
Alfa estaba justo delante, y aun así, parecía que la perdería de vista en cualquier momento. La niebla envuelta con un poder mágico azul púrpura estaba bloqueando los sentidos de
Rose.
“A esta niebla se la conoce como el aliento del dragón…”
“Dragón…”
Era una existencia legendaria, de la que había muchos testigos, pero nadie había visto uno a ciencia cierta en los últimos 100 años.
“Hace años, cuando él llegó a estas tierras, se encontró y peleó con un dragón”.
“¿Él…?”
“Cuando aún era pequeño derrotó al dragón, pero no pudo exterminarlo. Por eso, el dragón de la niebla reconociendo la amenaza, sopló esta niebla”.
Esta niebla azul púrpura casi fantástica era el aliento del dragón… “Esta niebla es venenosa”.
El cuerpo de Rose tembló al escuchar esa palabra.
“Por eso, ni se te ocurra tocarla, tampoco te separes de mí o morirás enseguida”.
“Está bien…”
Luego de avanzar un rato a través de la densa niebla, ella abrió los ojos con sorpresa. Justo enfrente, había un castillo blanco que recibía la luz del sol.
“Esto es Alexandria, una antigua ciudad destruida por el dragón, y ahora es nuestra base”.
La antigua ciudad de Alexandria. Era un lugar famoso, descrito en muchos tipos de libros.
Sin embargo, este lugar era mucho más hermoso que la ciudad descrita y dibujada en los libros.
Había un extenso campo rodeando la ciudad, donde estaban plantadas cosechas nunca antes vistas. Allí había algunas chicas entusiasmadas cultivando o recogiendo las cosechas.
“Esas son las cosechas de cacao, la base del chocolate. Estoy segura que pronto harás lo mismo que ellas”.
“¿Ese es el chocolate…? Espera, ¿entonces Mitsugoshi es parte del jardín de las sombras?” Alfa no respondió, solo sonrió.
El chocolate seguía siendo un producto único de Mitsugoshi. Nadie había logrado descubrir la formula ni los ingredientes.
Las dos entraron por la puerta del castillo.
“Lambda, ¿estás aquí?”
“Justo aquí”.
Una mujer apareció respondiendo al llamado de Alfa, y luego se arrodilló ante ella.
“Traje a una nueva chica. Entrénala”.
“Sí, a sus órdenes”.
“Primero demuestra de qué estás hecha. Estoy segura que llegarás lejos muy pronto…” Dijo Alfa, yéndose a otro lugar y dejando a Rose y Lambda solas.
Ella era una elfa de piel marrón, ojos dorados y cabello plateado. Se notaban mucho los músculos que tenía, incluso con su traje puesto.
Su mirada era penetrante y sus labios regordetes.
“Soy la instructora, Lambda. Sígueme”.
“Sí”.
Rose siguió a Lambda hasta la parte trasera del castillo donde un montón de chicas estaban entrenando.
“Increíble…”
Ella se dio cuenta a simple vista, que aquí no había más que gente fuerte.
“¡N°664, N°665!”
“Sí”
“¡Aquí!”
Dos chicas salieron de un grupo respondiendo al llamado de Lambda. Eran una chica elfa y una mujer bestia.
“¡¿Nos llamó, instructora?!” Dijo la elfa, la chica bestia solo estaba parada con la espalda en alto e inmóvil.
“Tenemos a una nueva recluta. Ella se unirá a su escuadrón”.
“¡Entendido!”
“N°666, quítate la ropa”.
“¿Eh?”
Rose no comprendió lo que acababan de decirle.
“Desde ahora eres N°666, aquí todas se llaman por un numero”.
“Entonces yo soy la número 666…”
“Sí, ahora quítate la ropa, rápido”.
“¿Eh?”
“¡No me hagas repetirlo!”
En un instante, la ropa de Rose se cortó en pedazos.
Fueron milésimas, en menos de un par de segundos Rose había quedado completamente desnuda.
“¡¿Q-Qué hace?!”
Rose se sentó para esconder su cuerpo.
“¡Desde hoy eres un gusano! ¡Ya no eres nadie! ¡Desecha tu nombre, desecha tu ropa!¡Desde ahora, solo eres un soldado recién nacido!” Luego, ella le tiró a Rose un líquido negro.
Era un slime rebotando en el piso.
“¡N°664! ¡Enséñale a nuestra nueva gusana a cómo usar eso!”
“¡Sí!”
“¿Hmm? ¿Qué es esto?”
De los restos de la ropa de Rose, salió volando un trozo de papel. Lambda lo tomó con su mano y se lo enseñó a Rose.
“¡Eso es…!”
Eso era lo que Cid le había dado a Rose, una servilleta de MagRonald.
En ese instante, los sentimientos hacia él que ella había reprimido, salieron de su cuerpo. Para ella, eran los sentimientos de un primer amor.
Primero se enfrentó a él en un encuentro, luego él le salvó la vida en el incidente terrorista y, por último, viajaron juntos.
Cada uno de esos eventos eran recuerdos preciados para ella.
Hasta hace solo una semana, Rose estaba decidida a pasar su vida junto a él. Sin embargo, esa Rose ya no iba a volver.
Sus caminos, nunca más iban a cruzarse.
“¿Por qué pones esa cara? ¡Te dije que deseches todo!”
El papel fue hecho pedazos justo frente a ella, y solo vio como esos pedazos se alejaron, siendo llevados a lo alto por el viento.
Aquello, eran los restos de un sueño inalcanzable.
Al pensarlo de esa forma, una gran lagrima rodó por la mejilla de Rose
-FIN DEL VOLUMEN 2-