Tsunpri: Aishite Ohimesama - 13. La princesa sincera (Parte 2)
PARTE 2
“Ann-sama… ¿Qué crees que estás haciendo en medio de la noche de esa manera?”
“Buu, y ahora es Diana-san la que se mete en mi camino…”
Mirianne parecía claramente irritada por este repentino aprieto, pero el chico estaba visiblemente sorprendido. Al mismo tiempo, Diana-san intentaba establecer contacto visual con la Princesa.
Seguramente, no había nada que pudiera mantenerse oculto en este castillo, así que tal vez algo sobre todo este asunto con Karen se difundió.
“Ah, esto es… Esto es, umm…”
Rou intentaba dar una explicación a toda esta situación, que cada segundo se volvía más y más oscura.
“Mi, oh mi, qué hacemos… Por ahora, entremos para que podamos hablar con calma.”
La Doncella Principal les instó, y en respuesta la Princesa regresó a su habitación mientras agitaba el dobladillo de su falda, mientras que al chico le siguió poco después. Finalmente, la hermosa doncella de pelo castaño entró también en la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
“Ahora, ¿quizás ustedes dos pueden decirme qué estaban haciendo?”
“Umm, esto es…”
Preguntó Diana-san, sin embargo su tono era suave en lugar de ser estricto. Como siempre, Rou intentaba explicarse, pero las palabras no salían de su boca como pretendía.
“¡Ves, quería estar a solas con Rou-san!”
La Princesita hincho sus mejillas y luego cruzo sus brazos en su pecho. Su cara era linda cuando actuaba así, algo así como y manzana, pero ese no era el caso en este momento.
“Si ese fuera el caso, ¿por qué querrías hacerlo en mitad de la noche?”
“¡Bueno, obviamente para que nadie se interponga en nuestro camino!”
“Ara, Ara, ¿y con qué podría alguien interrumpiros?”
A la pregunta de la Doncella, la Princesa respondió con gracia y elegancia.
“¡Teniendo sexo con Rou-san!”
“Ara, arara…”
¡Crack ——! En un instante la atmósfera de la habitación se congeló y casi se pudo oír el sonido del hielo resquebrajándose.
La hermosa Doncella Principal miró sorprendida a la Princesa.
“…¿Qué se supone que significa eso, Ann-sama?”
Dijo esas palabras como si estuviera en trance, casi distraída. Incluso Rou podía sentir que algo andaba mal, a pesar de no estar directamente involucrado. El ambiente era tan tenso que hasta se podía cortar con un cuchillo.
“Ves, antes Karen se me adelantó y tuvo sexo con Rou-san, así que hoy pensé que finalmente sería mi turno!”
(A-Ann-sama, ¡¿Está bien hablar de eso así como así…?!)
La Princesa reveló orgullosa los eventos que tuvieron lugar hace unos días, revelando la relación que el chico tenía con su amiga de la infancia. Rou estuvo a punto de echarse a llorar por ello.
“Oh querido, ¿es verdad que tuviste sexo con Karen, Rou-san?”
“Umm… No, quiero decir…”
Los ojos de Diana se volvieron hacia Rou. Su tono de voz no cambió, sintió como si le estuviera criticando, y aunque no hizo nada malo empezó a sentirse mal por ello. Aun así, al ver que no abordaba el tema de que Mirianne quería acostarse con él, consiguió evitar lo peor, al menos por ahora.
“Mi, oh mi, Rou-sama. Si querías tener sexo, ojalá me lo hubieras dicho.”
“¡Eeh…! ¡Eh, eh…!”
Al parecer, la Doncella Principal se puso celosa de que una de sus subordinadas consiguiera acercarse a él, por lo que se acercó y le abrazó con fuerza. Rou, incapaz de seguir este repentino desarrollo, se sintió claramente confundido.
Por no hablar de que los abundantes pechos de la criada le presionaban a través de la tela de su uniforme, envolviendo todo su cuerpo en un agradable calor y un agradable aroma. Al verse envuelto en esta suavidad divina, su corazón comenzó a latir más rápido.
“Desde ese día que tuvimos sexo por primera vez, estaba esperando que te me acercaras de nuevo, Rou-sama…”
(Eeh, ¿¡Diana-san me estaba esperando!?)
La criada le susurró eso al oído, mientras le acariciaba suavemente la cabeza. Combinando eso con la calidez y suavidad que estaba sintiendo, la razón rápidamente comenzó a salir de su cabeza.
“¡Eeehhh –! ¿Diana-san también tuvo sexo con Rou-san?”
Esta vez, la sorprendida no fue otra que Mirianne. Los dos estaban sacando un secreto que quería permanecer oculto tras otro, y él estaba justo en medio de todo.
“Hey, Rou-san, ¿tanto te desagrado, ahora…?”
“No es así, pero…”
La princesa de cabello rubio tomo la mano de su caballero favorito entre las suyas, mirándolo con ojos de cachorro. Verla así le hizo quedarse sin palabras. Probablemente era el arma más fuerte que toda mujer podía desplegar contra cualquier hombre ahí fuera.
“Ann-sama, no debes hacer eso. ¿No ves que estás molestando a Rou-sama?”
“¡No… no lo estoy molestando!”
“Sin embargo, Ann-sama, eres una persona que tiene derecho a heredar el trono del reino. Incluso si declaras tu afecto por una persona como Rou-sama tan repentinamente, podrías terminar causándole más conflictos y sufrimiento que nada.”
Diana-san le habló suavemente a la Princesa, como lo haría una madre con su travieso hijo. Las palabras de la doncella tenían mucho sentido, por lo que las declaraciones anteriores de la Princesa parecían aún más inmaduras e infantiles ahora mismo. Es impensable que a una Princesa que un día se casaría con un príncipe de otro país le arrebatara su virginidad un simple caballero como él.
La Doncella Principal lo sabe, y Rou también, por eso aunque estaba cediendo a la agresiva seducción de Ann, intentaba por todos los medios evitar cruzar la línea con ella.
“¡Si ese es el caso, entonces me casaré con Rou-san! Entonces no habrá ningún problema, ¿verdad?
“…………………… ¿Hm?”
Rou se quedó sin habla. Incapaz de entender completamente el significado de esas palabras, su cuerpo simplemente se congeló.
Sin embargo, la joven Princesa malinterpretó su reacción como felicidad al mirar al chico, por lo que la Doncella Principal tuvo que intervenir para aclarar el malentendido.
“Ann-sama… No importa como lo mires eso es simplemente imposible…”
"¡Eeehhh –! ¿Por qué no?”
Rou se sintió aliviado de que Diana-san interviniera para acallar esta escandalosa declaración en un instante. Pero la Princesa no parecía entender, ya que su rostro se frunció con desagrado.
“Por desafortunado que parezca, elegir una pareja no es tan sencillo…”
“¡De ninguna manera! ¡Diana, tacaña!”
Rou sentía lástima por Mirianne, pero ahora mismo que le dijeran la verdad de una manera tan directa como esa era probablemente lo único que Diana-san podía hacer para que dejara de intentar cortejar al chico. En cuanto a él, por ahora estaba disfrutando de la sensación de ser abrazado por una mujer mayor y de la suave sensación de sus tetas contra su cara.
“Entonces, entonces… ¿Qué tal el sexo en el culo… eso debería estar bien, verdad?”
(LoD:…. Yo quiero una de esas lolis ninfomanas)
Al escuchar palabras tan inusuales saliendo de la boca de alguien tan joven, tanto Rou como la Doncella Principal se quedaron boquiabiertas por un momento, incapaces de comprender lo que la Princesa acababa de decir.
“Umm, esta es, Ann-sama…”
Rou intentaba protestar contra las escandalosas exigencias de la Princesa, pero antes de que pudiera hacerlo, la niña se acercó y le tapó la boca con sus propios labios. Ser repentinamente besado por Mirianne de esa manera mientras también era abrazado por Diana-san y sus suaves pechos hizo que la cabeza del chico se confundiera aún más.
“¡Ann-sama! ¿Qué crees que estás haciendo, haciendo algo así tan de repente?”
Diana-san levantó la voz de forma enfadada, lo cual era tan inusual para su comportamiento normalmente tranquilo y gentil que incluso Rou levantó la cabeza y la miró sorprendido. Además, se apretó contra él y lo abrazó aún más, como si intentara separar a Rou de la Princesa.
“*Beso*, *smooch*… Aah, quería besar a Rou-san un poco más…”
La princesa hizo un mohín con las mejillas, al ver interrumpido el beso con su caballero favorito. Mirianne trató de ponerse de puntillas, no queriendo dejar ir sus sentimientos por Rou, acercando su rostro en un intento por continuar.
“Lo siento, Ann-sama, pero no significa no. Realmente molestarías a Rou-sama con eso.”
Diciendo eso, Diana apretó aún más sus pechos contra el chico, con la intención de bloquear sus agresivos avances. Las dos chicas parecían como si fueran niñas pequeñas discutiendo por dulces, pero los pechos de la Doncella Principal estaban ganando a Rou hasta el momento.
“Muguh… a-ambas, por favor cálmense, por favor…”
Normalmente la sirvienta escuchaba obedientemente a la Princesa, pero ahora mismo se empeñaba en oponerse a ella pasara lo que pasara.
“¡Geez, Diana-san, deja de ser tan obstinadamente mala!”
Pero la Princesa finalmente consiguió empujar tanto al chico como a la criada sobre la cama.
“¡Kyah!”
“U-uwah!”
Mirianne acabó tumbada encima de Diana, que estaba tumbada boca arriba. Ambas se quedaron aún más asombradas por la atrevida acción de la Princesita.
“Vamos, Rou-san, date prisa… Quiero tener sexo contigo… Si me lo haces por el culo, seguiré siendo virgen…”
La Princesa tentó aún más a Rou moviendo seductoramente su pequeño trasero.
“No puedes hacer eso, Ann-sama…”
La Doncella Principal se opuso a la Princesa una vez más, mientras luchaba bajo el pequeño cuerpo de la Princesa.
(Bueno, quiero decir, no es que no quiera tener sexo con Ann-sama…)
“Uwah… Diana, tus tetas son tan grandes… y son tan suaves…”
La Princesita manoseó de repente los pechos de Diana y dejó escapar una voz de sorpresa, mientras Rou sólo podía mirar a las dos chicas entrelazadas justo delante de él. Mirianne desvió entonces su mirada de Rou hacia los pechos de Diana, manoseándolos con ambas manos como una niña que acaba de encontrar un nuevo juguete con el que jugar.
“Estaba convencida de que los de Karen eran bastante grandes, pero los tuyos lo son aún más, Diana…”.
“Ann-sama, si sigues siendo tan violenta… ¡Aaahn…!”
Dice Diana-san, pero pronto un gemido febril se escapó de su boca.
“Asombroso, ¿cómo has conseguido que sean tan grandes?”
“A-Ann-sama… Nfuh, ahora mismo… Haahn…”
Mirianne se enfrascó tanto en jugar con los pechos de la Doncella Principal que se olvidó por completo de tentar a Rou. Los abundantes pechos de Diana se agitaron y balancearon bajo el amasamiento de la Princesa, cambiando de forma bajo la tela del uniforme.
(Ah, aah… Las dos son demasiado eróticas…)
Era incapaz de apartar los ojos de las dos hermosas chicas. Sintiendo que su libido aumentaba dentro de sus pantalones, su erección despierta le recordó a la Princesa que él también estaba allí.
“Hey, debería estar bien que Rou-san me tome por el culo, ¿verdad? Además, ¿no quieres tener sexo con él también, Diana?”
“Haahn, e-esto es… Nnh… Es cierto, pero…”
Diana-san hacía todo lo posible por soportar el tacto de la Princesa, sin embargo sus piernas, ambas envueltas en medias hasta la rodilla que resaltaban sus muslos de aspecto saludable, se iban separando cada vez más.
“Uh, aah…”
Las piernas de la Doncella Principal se abrían ahora en forma de M, arremangándose la falda. Finalmente, su ropa interior, que apenas cubre sus partes íntimas, se hizo visible a los ojos del chico. Al estar tan cerca de las dos chicas, Rou pudo ver claramente que había una parte de la ropa interior de la Doncella que era claramente más oscura y húmeda que el resto.
“Rou-san, ¿te gustaría ver mis bragas también…?”
Al ver cómo los ojos del chico se fijaban en la ropa interior de la criada, la Princesita se subió el dobladillo de la falda, dejando ella misma al descubierto sus bragas. De ese modo, Rou pudo ver su pequeño y suave trasero.
Luego sonrió inocentemente, sin ser plenamente consciente de lo mucho que había conseguido hacerle cosquillas en el corazón, dejando al descubierto su cintura pura y sus muslos inmaduros.