Tsunpri: Aishite Ohimesama - 18. Princesa Dere (Parte 2)
“ ¿Qué está pasando? “
La repentina parada enfadó a la Princesa, que se asomó por la ventana del vagón del carruaje. Sin embargo, una vez que lo hizo comprendió inmediatamente en qué tipo de situación en la que se encontraba.
“ ¡¡¡Hyahahaha~~!!! Así que tú eres Reaina, ¿eh?”
“Sería mejor para ti si te dejaras capturar sin armar demasiado alboroto. “
Los que rodeaban el carruaje parecían los típicos pícaros, con armas baratas y con sonrisas vulgares en sus caras. Eran diez en total. Uno de ellos disparó al cochero en el brazo y cayó al suelo.
Pero el hecho de que supieran su nombre significaba que no se trataba de un simple robo.
(Deben de ser los mismos hombres que intentaron asesinar a Padre…)
Aunque era consciente de que iban tras su vida, Reaina simplemente no podía permitirse mostrar su miedo a esos hombres.
“ Soy la tercera princesa del Reino de Agarthania, Reaina Luize Wilhelmiana”.
La princesa salió del carruaje con la cabeza bien alta. Era común que los nobles mantuvieran la compostura y la calma frente a una oposición llena de agresión y odio.
“ Fuh, una de carácter fuerte, ¿eh? Bueno, no es que me desagraden las zorras así”.
“ ¡Sólo mira su bonito cuerpo! Me pregunto por cuánto tiempo se mantendrá fuerte así”.
Eran un intrépido grupo de criminales que intentaron asesinar al rey. Eran un grupo que no reconocían a la majestad real, pues sólo la miraban con ojos lascivos y se relamían los labios.
“¡Q-Qué descaro! ¡Los de vuestra calaña no me tocaréis con vuestras sucias manos!”
El grito de la Princesa resonó en todo el bosque circundante.
“¡Veamos esas tetas!”
Reaina, que seguía haciéndose la dura, se dio cuenta enseguida de lo abrumadora que era la diferencia en sus fuerzas fue el momento en que uno de ellos agarró su pecho. Sin embargo mantuvo la boca cerrada, para no darles ninguna satisfacción.
“¡Kyah! Tú… ¡Suéltame!”
Sus rizos dorados se agitaron, y sus pechos rebotaron de acuerdo con sus movimientos, entreteniendo a los brutos.
A pesar de todo, la Princesa seguía siendo una chica frágil. No había No había forma de que pudiera hacer nada estando rodeada por un grupo tan grande.
(¡Por favor, ayúdenme! ¡Alguien! ¡Alguien! …………………………………………… ¡Rou!)
Enfrentada a un peligroso peligro, la imagen del chico caballero surgió en la mente de la Princesa.
(LoD: Mientras traduzco esto sonó la música épica v: <We Are Soldiers>)
En lo profundo de su corazón, ella gritó su nombre.
☆
Rou sintió como si pudiera oír la voz de alguien. Tras llegar al bosque de Elberg, el muchacho apresuró su caballo y fortaleció su agarre sobre las riendas.
Al oír el informe que afirmaba que la Princesa había ido sola a la villa de verano, Rou salió corriendo del castillo como una flecha lanzada desde un arco. Antes de salir, pidió a Diana-san que explicara la situación a las autoridades y enviara apoyo.
Galopó luego de tomar un caballo que tomó prestado de los establos.
“¿Qué es esto…?”
Pudo ver una elegante carroza más adelante en el camino. Debía pertenecer a la familia real.
Además, había unas diez personas más o menos rodeándolo.
“¡Esperemos que haya llegado a tiempo!”
Al ver eso, aceleró el paso de su caballo. El sonido de los cascos resonó en el suelo, y parece que los hombres también se habían dado cuenta de que venía a por ellos.
“ ¡¡¡R-Reaina-samaaaaaaaaaa!!!”
Dejó escapar un rugido al ver a la joven sujeta en medio del grupo de hombres.
Sin duda era Reaina, ataviada con un vestido blanco perla y cuyos mechones dorados brillaban intensamente bajo los rayos del sol.
Al darse cuenta de que su ama estaba en peligro, también comprendió que las personas que la rodeaban eran las mismas que ataron para asesinar al rey.
“¡Uwah! ¡Sólo mira a este tipo! ¿¡Quién es este!? “
“¡¡Tonto estúpido!! ¿Qué … Uwah ——!? “
Sorprendidos por la repentina llegada del caballo y su jinete, los bandidos se dispersaron a izquierda y derecha, y los que sujetaban a Reaina la soltaron por un instante.
“¿¡Reaina-sama!? ¿¡Estás bien!?”
El chico caballero no perdió esta oportunidad. Tiró de las riendas y detuvo su caballo, saltando al suelo y corriendo al lado de la Princesa.
“ Eh, tú… ¿Pero por qué…?”
Al ver aparecer al niño caballero aparentemente de la nada, Reaina se quedó atónita, y sus ojos se abrieron de sorpresa. Tenía el pelo revuelto y el vestido cubierto de tierra, pero aparte de eso parecía ilesa. Rou dejó escapar un suspiro de alivio.
“Tú, ¿quién coño eres?”
“ No sé qué coño estás haciendo aquí, pero… ¿¡Quieres morir, joder!?”
Los bandidos recuperaron parte de su compostura y desenfundaron sus armas mientras se burlaban del chico en voz alta. La crisis aún no había terminado.
“Podría hacerles la misma pregunta a todos ustedes, qué creén que están haciendo, tratando a Reaina-sama de esa manera… ¡Vais a pagar por ello!”
Viendo a este chico normalmente gentil y de buen corazón enfadarse tanto por su causa, algo comenzó a derretirse en el corazón de la Princesa.
“¡N-No seas tan engreído, mierdecilla! “
“ ¿De verdad crees que puedes acabar con todos nosotros tú solo?”
Los pícaros gritaron con fuerza, tratando de intimidar al muchacho. Podía oír su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Los números estaban en su contra.
Este no es el tipo de situación en la que normalmente pensaría que sería capaz de ganar.
Sin embargo, el chico tenía una razón para no retroceder.
“Hey, sólo date prisa y huye, esto es lo mejor….”
Reaina tiró de la manga del chico mientras parecía inquieta.
“No, huir de ellos no es una opción aquí. Voy a tratar de terminar con esto rápidamente, así que por ahora sólo escóndete en el carruaje, ¿de acuerdo?”
“Eh… e-está bien, entiendo…”
Al oír esas palabras, la Princesa no tuvo más remedio que obedecer y hacer precisamente eso.
Consiguió alcanzar a la Princesa y asegurarse de que por ahora estaba a salvo. Ahora, lo más lógico era ganar tiempo hasta que el resto de los caballeros consiguieran llegar.
Sabía que no tenía ninguna posibilidad en una lucha contra tantos oponentes. Sin embargo, una vez que calmado fue capaz de mirar esta situación objetivamente. Tan pronto como se dio cuenta de que estaba preparado para morir en defensa de su Princesa, no había nada que temer.
Viviendo en el castillo, sirviendo a la Princesa de sus sueños, disfrutando de hermosas mujeres, por un tiempo estaba viviendo una vida de ensueño.
Ahora era el momento de cumplir con su deber como guardia de la Princesa. Y no sólo como su guardia, sino como la mujer que anhelaba. Al protegerla, su orgullo como hombre estaba en juego.
“¿Por qué me gusta alguien como él? ¿¡Alguien que obviamente desea la muerte!?”
Rou logró empujar a la Princesa al carruaje antes de que pudiera decir algo más.
“Sólo para que lo sepas, ¡todavía vamos a golpearte hasta dejarte hecho un maldito desastre!”
Uno de los bandidos trató de intimidar al chico mientras agitaba su espada de dos manos amenazadoramente.
Al mismo tiempo que el bandido se preparaba para atacar, un destello blanco se cruzó en el camino de su arma.
*¡Clunk!*
La espada se le soltó de la mano y cayó al suelo.
Después de perder a sus padres a una edad temprana, la vida de Rou no fue fácil antes de unirse a la milicia. A menudo tenía que defenderse de bandidos, ladrones y borrachos en callejones.
Los bandidos se dieron cuenta de que Rou no se amilanaba cuando se trataba de luchar con una espada. Sus ojos comenzaron a brillar como el de una bestia salvaje.
“¡Sólo manténganse concentrados y rodea a la pequeña mierda!”
Al oír las órdenes de su jefe, unos cuantos saltan al unísono hacia Rou.
Y así de simple ha comenzado la caótica batalla.
Si fuera una pelea uno a uno, él nunca perdería. La situación estaba fuertemente en su contra, pero aun así estaba tratando de responder lo mejor que podía con su habilidad con la espada. Sin embargo, la diferencia en números era demasiado abrumadora.
Aún así, Rou nunca se rindió. Estaba defendiendo a Reaina, así que se lanzó de todo corazón a esa responsabilidad mientras cargaba contra los bandidos.
“¡¡¡Uuuuuuuuuuuoooooooooaaaaaaaaahhhhhhhhh———!!!”
En un alarde de resolución y determinación, abatió a unos cuantos de ellos uno tras otro en rápida sucesión.
Sin embargo, a pesar de que su destreza con la espada era superior a la de ellos, no había forma de que él fuera capaz de cubrir todos sus puntos ciegos todo el tiempo. Era sólo cuestión de tiempo que la lucha se convirtiera en una guerra de desgaste, en la que él perdía gradualmente su fuerza y sus ataques y defensa eran cada vez más descuidados. A su ritmo, su derrota no era más que seguro.
(Guh… Más de esto, y yo…)
Los ataques de los bandidos le llovían sin piedad, uno tras otro, y como estaba perdiendo fuerzas, no podía protegerse muy bien de los golpes. Poco a poco se daba cuenta de que era su fin.
–
Entonces, oyó el sonido de herraduras resonando en la distancia.
Antes de que se diera cuenta, un centenar de caballos aparecieron en la escena de la batalla. Los bandidos de bandidos fueron eliminados uno a uno, y el resto de los caballeros recién llegados ayudaron a la Princesa a ponerse a salvo.
Al ver esta escena, Rou sintió como si algo finalmente se rompiera dentro de él y cayó en el suelo como un saco de arena.
“¿E-Estás bien? ¡Rou!”
La Princesa se liberó de la protección de los caballeros y corrió al lado de Rou.
“Por primera vez…. Me llamaste por mi nombre…”
“S-si… ¡E-Eso no es lo importante ahora!”
Rou sintió como si finalmente fuera reconocido por la Princesa, y este sentimiento hizo volar todo su dolor y todo su sufrimiento.
Sin embargo, parece que su cuerpo finalmente llegó a su límite, porque su conciencia se oscureció y ya no podía ver ni sentir nada.
–
–
Cuando despertó, lo primero que vio fue un techo desconocido.
No era el techo de la cabaña que solía ver cuando era joven, sino más bien el sino el de aspecto lujoso de las últimas semanas.
El gigantesco dosel ocupaba la mayor parte de su campo de visión. Mientras su mente se despejaba poco a poco, se dio cuenta de que estaba durmiendo en una cama cómoda y suave, con almohadas llenas de plumas y sábanas sedosas.
“ …Uuh, ¿dónde estoy…?”
Intentó mover los brazos y las piernas, pero cuando lo hizo le empezó a doler todo el cuerpo.
“Ah, parece que por fin te has despertado”.
Oyó una voz, y cuando giró la cabeza hacia esa voz, vio a la Princesa con los ojos llenos de lágrimas. Mirando de cerca, sus ojos estaban rojos e hinchados.
“Eh, R-Reaina… -¿sama…?”
Rou intentó levantarse, pero todo su cuerpo fue golpeado por el dolor, y su respiración se detuvo de inmediatamente.