Egao de Maryoku Charge Mugen no Maryoku de Isekai Saisei - 119. Determinación
Dentro del Acorazado Risha. La habitación donde me había acostado con mis guardias de élite.
Tres mujeres esperaban allí.
Sus nombres deberían ser… Shinya, Katerina y Renata.
Cuando cumplí mi promesa con ellas, me aseguré de aprender sus nombres.
Las mujeres que eran compañeras de Maya. Las que se habían convertido en ladronas en otro tiempo.
Cuando entré en la habitación, las tres se pusieron simultáneamente de rodillas.
Era como si me saludaran como a una nueva esposa con modestia femenina.
—Muchas gracias.
—Gracias a su Majestad pudimos ser madres.
—Gracias… de verdad.
—Está bien, por favor… levántense.
Inmediatamente me acerqué y les ayudé a ponerse en pie.
A diferencia de ‘aquel día’ la cama y las alfombras ya no estaban.
Ahora mismo era simplemente una habitación sin refinar dentro del acorazado, su aspecto original.
El suelo era frío y duro, no era lugar para que una mujer embarazada se arrodillara.
Por eso las levanté tan rápido como pude.
Las tres a las que ayudé a levantarse me miraron con ojos emocionados.
Shinya era una chica que parecía una brillante amiga de la infancia, Katerina parecía una chica poco sociable y Renata era una chica infantil.
En el tiempo que llevaba sin verlas, se habían vuelto más maternales.
Cambiaron lo suficiente como para que fuera sorprendente.
—Realmente, tendremos un niño…
El pensamiento era conmovedor.
—Es gracias a ti, Akito.
Maya dijo desde detrás de mí.
Me giré y vi que parecía igual de conmovida que las tres chicas.
—Maya…
—Es porque Akito estuvo ahí para nosotras. Es porque nos aceptó. Si no…..entonces podríamos estar muertas o muriendo en algún lugar de los páramos.
Las tres chicas también estuvieron de acuerdo y asintieron.
Es cierto, yo había interferido en sus vidas de esa manera. En este mundo, incluso vivir normalmente era difícil.
—Podríamos habernos convertido… como esos tipos aniquilados.
…………….
—¿Quieres decir las sobras de Midolfan?
—Así es.
—Supongo que es por el…. destino.
De alguna manera esa palabra salió.
El grupo de Maya y la banda de Midolfan.
Pensándolo mejor, tenían mucho más en común de lo que esperaba.
Ambos habían sido mis enemigos al principio. Ambos habían saqueado para comer.
Sí, el grupo de Maya había atacado mi pueblo primero.
Después de derrotarles empezaron a seguirme obedientemente.
Por otro lado, Midolfan fue mi enemigo al principio. Incluso después de que le diera condiciones favorables se negó y siguió saqueando.
El resultado fue que un bando se aseguró el sustento y conoció las alegrías de ser madres.
En el otro lado fueron destruidas y borradas del mundo.
Era blanco o negro.
Era irónico pensar que el grupo de Maya era el que acababa con la banda de Midolfan.
—Me alegro de haberte conocido Akito.
Maya dijo una vez mas.
La escuché y las miré a todas.
Empezaba a importarme cada vez menos el grupo de Midolfan.
Maya y las tres mujeres.
Sus caras de felicidad hacían que poco a poco dejara de importarme.
Yo quería hacerlas más felices.
—¿Estas tres son las únicas que quedaron embarazadas?
—Sí, así es.
Maya dijo.
—Desgraciadamente nadie más lo hizo… incluyéndome a mí.
—Ya veo. Entonces reúne a todas.
—¿Eh?
—Lo prometí, ¿verdad? Les daría a todas niños.
—…….Akito
Maya estaba profundamente conmovida.
Sí, las haría felices.
Por fin había comprendido lo que quería.
Quería que los que me seguían fueran felices.
—Si es Akito entonces puedes hacerlo.
Maya dijo como si leyera mi mente.
Eran palabras alentadoras.