El Harem del Emperador - 18. Demasiado débil
– Quiero ver a Marie y hablar con ella acerca del bebé que está esperando.
– Rechazado.
– Es mi bebé y tengo derecho…
– Rechazado.
– ¡Aún si eres mi padre nada te da el derecho…!
– Soy tu padre, tu dueño y además el emperador. Tengo el derecho y si me place puedo lanzarte a las bestias cómo comida. Espero que no se te olvide.
– Entonces no cooperaré. No te ayudaré a conseguir un heredero barón. Se que no me matarás mientras me necesites.
Ante mi declaración el vejestorio levantó una ceja antes de dirigir una mirada a Claudia.
– Ella solo me habló del embarazo de Marie y de mi importante “tarea”. Yo deduje el resto.
Después de escupir esa última declaración me llevé mi taza de té a la boca.
Hoy me encontraba tomando el té junto con mi autoproclamado padre en un balcón que daba hacia el jardín del cáliz.
Había pasado una semana desde que fuí forzado a abandonar mi papel de lisiado y no fue hasta hoy que pude volverme a reunirme con el vejestorio para discutir el asunto de mi bebé con Marie.
Esta vez solo me acompañaba Claudia mientras que al vejestorio lo acompañaba el viejo mayordomo.
Y por si se lo preguntan, el jardín del cáliz se llama así por una gran fuente dorada con figuras de dragones que parecen beber y bañarse en un gigantesco cáliz.
Digo dorada pero de hecho creo que efectivamente se encuentra cubierta de oro.
¿Quién demonios mando a fabricar algo tan ostentoso?
Quiero decir ¿Realmente era tan necesario que algunas de las esculturas de dragones trajeran en sus bocas gemas del tamaño de una toronja?
Ese es un despilfarro muy loco de dinero solo por un adorno para el jardín si me lo preguntan.
Por cierto además de la ostentosa fuente también mis ojos son robados de vez en cuando por las figuras de dos maids que luchan por empujar un carro de madera que transporta un árbol de unos cuatro metros.
Al parecer Federica y Mera están en medio de un proyecto de forestación en el otro extremo del jardín.
– Me sigues sorprendiendo cada vez mas. Dime ¿Qué buscas al reunirte con la chica? ¿Quieres disculparte por haberla empujado en la cama?
Ante sus palabras devuelvo mi vista hacia el.
– La lastimé y todavía encima empuje sobré ella la carga de una nueva vida. Una simple disculpa no bastaría ni siquiera para aliviar la culpa que siento. Pero al menos quiero ver con mis propios ojos como se encuentra.
– Ella se encuentra a salvo y su familia fue debidamente compensada. Es todo lo que necesitas saber.
– Entonces no cooperaré con tus planes.
Dándole un último sorbo a mi taza de té doy por finalizada la reunión y me pongo de pie utilizando un bastón como apoyo.
Para mí sorpresa el vejestorio se mantuvo imperturbable y sigue tomando su té a pesar de que abandoné el lugar sin más.
<POV Sombra>
[Hacía mucho tiempo que no veía a alguien comportarse con tantas agallas enfrente del maestro]
Esos fueron mis sinceros pensamientos después de presenciar la reunión. Y no era para menos, después de todo, hoy en día no había persona en el continente que no conociera su personalidad retorcida.
– ¡Por favor le ruego su perdón mi alteza! ¡El joven maestro aún sigue siendo un niño por ello le ruego su comprensión!
La Maid se apresuró a apoyar su cabeza contra el suelo suplicando por el bienestar de su maestro. Pero todos sabemos lo inútil que es eso en este tipo de situaciones.
Yo me encontraba haciendo apuestas dentro de mi cabeza acerca de que tipo de tortura irrazonable dictaría a continuación. Sin embargo sucedido algo completamente inesperado.
– Ja, jaja..¡Jajaja jaja!
Estallando en un gran ataque de risa el maestro comenzó a golpear con el puño la mesa luciendo verdaderamente complacido con lo que acababa de ver.
La Maid postrada en el suelo se estremeció ante el ataque de risa y el viejo mayordomo no pudo evitar hacer una cara complicada.
Incluso yo no pude evitar hacer la misma cara debajo de mi máscara.
– ¡¡Jajajaja!! ¡¡Mi inútil hijo a resultado al final ser alguien bastante interesante!! Claudia sigue con el plan para esta noche tal y como estaba planeado.
– Majestad le imploro qué…
– El lo hará. De echo no tengo dudas al respecto.
Ante tal declaración la maid levantó la frente del suelo.
– E estado al frente de está nación por 90 años Claudia. Si algo he aprendido en todos estos años es a oler la debilidad en las personas. Y permíteme decirte que ese niño apesta a debilidad… Sombra.
Al escuchar su llamado rápidamente me hago visible para que todos puedan verme.
– A sus órdenes.
– Quiero que asignes a tres de tus mejores observadores al muchacho. Mantenerlo vigilado cada segundo, quiero que monitoreen cada conversación, cada cosa que lea o aprenda y me la informen.
– ¡Entendido!
– Claudia me gustaría que me enviaras un informe a la oficina sobre como has estado educando a ese niño hasta ahora. Creo que es hora de que yo también me involucre en la educación de mi propio hijo.
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(Pov Vettel) (LoD: El nombre me la pela)
Me encontraba deambulando completamente solo atreves de los pasillos. Mi plan original consistía en mostrar mi posición al vejestorio y después volver junto con Claudia.
Sin embargo Claudia se había quedado atrás y en una muy rara oportunidad me quedé completamente sólo.
Obviamente aproveché está brecha para tomar un desvío y deambular por mi cuenta.
Realmente no había ninguna razón profunda detrás de mi decisión, solo el deseo de caminar y tener un momento a solas para reflexionar.
– (suspiro) Realmente nunca pensé que me convertiría en padre de está manera.
Murmuré mientras caminaba tratando de poner mis pensamientos en orden.
Con mucho esfuerzo había logrado hasta ahora mantener la compostura. Pero la verdad me encontraba en un estado bastante complicado desde que me enteré del embarazo de Marie.
Había cometido un acto atroz. No sólo mancille la inocencia de una pequeña, sino que también a empuje sobré ella la responsabilidad de ser madre.
Cada vez que pensaba en ello sentía el impulso de subir a una cornisa y saltar al vacío.
– (suspiro) Debo al menos asegurarme que ella y el bebé estén bien.
En mi mente vino a la memoria el recuerdo de mi padre en vida pasada. El era un hombre extraño y con una presencia bastante delgada.
Sin embargo, el solo me crío y me dio la mejor educación que una familia de clase media podía pagar en aquellos años.
El siempre me inculcó que la parte más importante de ser un hombre era hacerte responsable de tus propios actos.
Incluso hoy mientras me encuentro viviendo mi segunda vida, sus palabras siguen resonando con fuerza en mi corazón.
[ Puede que después de lo que hice no pueda hacerme llamar más ser humano. Pero por lo menos necesito asegurarme de que Marie y el bebé estén bien. Después de eso no importa lo que pasé conmigo]
Si las palabras del vejestorio y la información que tengo es cierta. Mi vida solo será de utilidad mientras no haya un heredero barón sano para suceder al vejestorio cómo jefe de la familia.
En cuyo caso, al menos podría morir sabiendo que la vida del bebé y la madre estarán garantizadas.
Pero en el caso de que nazca una niña. Mi muerte solo significaría que el peso de producir un heredero barón caería en ella.
No podría abandonar este mundo sabiendo que tal pesó caería sobre mi hija.
Aún peor sabiendo que con el vejestorio ya con un pie sobré la tumba, el podría arrojar a mí hija a las sucias garras de alguien como yo.
Sacudo fuertemente mi cabeza para sacar esas ideas de mi mente.
[ Todos los posibles escenarios que vienen a mi cabeza son realmente una mierda. Supongo que no tengo oportunidad de oponerme al vejestorio más que esto]
Mientras deambulaba, llegué sin darme cuenta a un pequeño jardín interno con esculturas de mármol y algunas bancas para descansar.
El lugar estaba relativamente oculto y tenía un fuerte aire de privacidad. Así que decidí tomar asiento mientras trataba de despejar el pesado estado de mi cabeza.
No fue al mucho tiempo que mis ojos fueron robados por un conjunto de 6 esculturas de sátiros que parecían bailar mientras formaban un circulo.
Las esculturas echas en mármol sólido eran realmente obras maestras. Sin embargo lo que me robó la atención fue el lira que una de ellas llevaba en las manos.
Las manos de la estatua estaban hechas con tal detalle que parecía que el individuo había sido petrificado mientras tocaba una alegre tonada. Lo que a su vez llevó mi mirada a las manos de las demás esculturas.
[ ¿Es mi imaginación o todas parecen estar sosteniendo un instrumento que no tienen?]
De las 6 esculturas solo una tenía un instrumento. Lo cual comenzó a picar un poco mi curiosidad.
Me puse de pie y me acerque a la estatua que tenía la lira, lo cual me llevo a un descubrimiento.
[ La lira no es parte de la estatua]
Delicadamente removí la lira de las manos de la estatua, solo para darme cuenta que era una lira real completamente funcional.
Quiero decir, el instrumento fue fabricado de tal manera que realmente parece parte de la estatua a primera vista.
♪~♪~♪
Mientras jugaba con la lira en mis manos tome asiento mientras meditaba acerca de la extraña comezón que sentía al ver las estatuas en el jardín.
De hecho, no era la primera vez que me topaba con cosas así dentro de este palacio. Al principio pensé que simplemente eran piezas de decoración extraviadas, pero cada vez más veces se repetían como si formarán un patrón.
Quiero decir, hay una red de pasadizos secretos que nadie conocía, así que pensar que quizás haya algunos huevos de pascua ocultos por aquí y por allá no suena tan descabellado.
Lo cual me lleva a la pregunta ¿dónde están los instrumentos que faltan?
♪~♪~♪
Me encontraba tan enfocado en el misterio frente a mi que no me percate de la llegada de Claudia al lugar. Solo fue hasta que ella hablo que me percate de su presencia.
– Es una muy curiosa tonada maestro Vettel ¿Puedo preguntar dónde la oyó?
Casi arrojo la lira en mis manos cuando la voz de Claudia me saco de mis pensamientos. Claro que me encontraba nervioso, después de todo sin darme cuenta había estado interpretando “The sound of Silence” aunque una interpretación muy tosca y llena de errores.
– ¡¿Claudia?! ¿Cuando t-tu tiempo llevas ahí?
Completamente en pánico trate desesperadamente de recuperar mi compostura, pero Claudia permaneció imperturbable mientras me veía.
– Y-yo sólo me encontraba jugando. Y simplemente salió… ¡Lo siento mucho por romper la estatua! ¡Juró que puedo repararla!
Mi mente de alguna forma se las apañó para lograr desviar la conversación hacia otra dirección. A la vez que comienzo a actuar como niño cuya travesura acaba de ser descubierta.
Gracias a dios mi actuación funciona y Claudia sigue el flujo.
– No estoy enojada con usted joven maestro. Pero agradecería que no se vaya solo a deambular por ahí.
Claudia se acercó a mi y con curiosidad observó la lira en mis manos.
– ¿Puedo revisarla un momento?
Sin dudar le doy la lira.
– Nunca me di cuenta de que se trataba de un instrumento real. Supongo que el equipo encargado de la limpieza en esta área nunca revisó demasiado a detalle las esculturas por temor a romperlas y que las castigue. Bueno, no es tampoco que ellas sean muy observadoras.
Después de observar la lira desde varios ángulos Claudia me mira.
– Maestro Vettel ¿Puede volver a tocarla?
Ante su pregunta dudo varios segundos antes de responder.
– Me pondré nervioso si hay alguien escuchándome.
– Me gustaría volver a escuchar la tonada que estaba tocan hace un momento. Es sólo que me pareció bastante bonita.
Después de dudar varias veces al final decido aceptar.
– Muy bien, pero debo decirte que es algo que se me ocurrió mientras jugaba. No sé si pueda volver a hacerlo igual.
Cuidadosamente tomo la lira devuelta y comienzo a tocarla.
En mi vida pasada cuando fui estudiante de secundaria tome algunas clases de música.
Aprendí a tocar la guitarra clásica un poco de banjo y el ukelele. (Lo se, soy un tipo extraño) Todo con el fin de lucir más genial para atraer a las chicas.
Sin embargo para cuando logré dominar dichos instrumentos ya estaba en preparatoria y todas las chicas a mi alrededor dejaron de parecerme atractivas.
Aunque al final todo mi esfuerzo valió la pena cuando milagrosamente logré conseguir una novia en preparatoria y le dedique una canción el día de San Valentín.
♪~♪~♪
La lira como todos los instrumentos de cuerda sigue las mismas bases, gracias a ello puedo sacar adelante una interpretación aunque nunca haya tocando antes dicho instrumento.
– Excelente maestro Vettel. Nunca pensé que usted tendría tanta afinidad con la música.
Mientras aplaudía, Claudia me veía con ojos brillantes. Parecía una madre que acababa de descubrir el talento oculto de su hijo pequeño.
– Le solicitaré de inmediato permiso a su majestad, para incluir música en su plan de estudios.
– ¿Plan de estudios?
Involuntariamente terminé inclinando la cabeza ante la mención de una palabra nueva.
– Oh Perdoné maestro. La verdadera razón por la que me quedé atrás hace un momento fue porque su majestad quería hablar conmigo sobré un plan de estudios para usted. Realmente yo también encuentro preocupante su falta de conocimientos a raíz de la perdida de su memoria. También sería bueno corregir su pronunciación y el siseo que tiene al hablar.
No fue hasta que Claudia lo señaló que me percate que mi auto aprendizaje solo me había dado un dominio básico del idioma.
– No se preocupe yo personalmente me encargaré de enseñarle cómo lo hice en el pasado. Por ahora será mejor que nos pongamos en marcha. Recuerde que tiene que tomar su siesta de la tarde pronto.
Con ayuda de Claudia me puse de pie y devolví el instrumento a la escultura. Aunque sospechaba de las palabras de Claudia al final decidí dejarlo pasar y confiar.
Mi mente nunca habría podido anticiparse a lo que sucedería esa misma noche.
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– Maestro despierte, ya es hora de levantarse.
Lentamente abrí los ojos mientras me encontraba recostado baca abajo en la mesa de masajes.
Durante los últimos días he estado recibiendo masajes terapéuticos después del baño para ayudar a la circulación de maná.
Sin embargo estos son tan relajantes que siempre termino quedando me dormido.
– ¿Cuando tiempo me dormí Grised?
Apenas me incorporo sobre la mesa interrogo a la maid masajista.
– Fueron solo unos minutos, nada de que preocuparse.
Casi inclinó la cabeza ante la respuesta sospechosa de la Maid sin embargo lo dejé pasar.
– Como siempre un gran trabajo Grised, creo que está vez iré directo a la cama y dormiré. ¿Claudia a un no a llegado?
Mientras me frotaba los ojos miré con dirección a la puerta. Sin embargo antes de que Grised logrará abrir la boca la persona en cuestión entró.
– Buenas noches maestro Vettel, disculpe la demora.
– Oh, no hay problema apenas acabo de despertar.
Con la asistencia de Claudia me puse mi pijama la cuál no era otra cosa que el mismo holgado camisón que usaba cuando todavía fingía.
Luego, nos pusimos en marcha.
– Maestro ¿Está seguro de no querer usar su silla?
– No, quiero hacer la mayor cantidad de ejercicio tal y como el doctor recomendó. Además * Bostezo * si usará la silla ahora me quedaría dormido al instante.
A pasó lento pero seguro caminé acompañado de Claudia hasta mi habitación al final del pasillo.
Quizás fue a causa de mi somnolencia, que no me percate del extraño aroma dulce y embriagante en el aire hasta que di tres pasos dentro de la habitación.
* Olfatear * * Olfatear * * Olfatear *
Mis pies se detuvieron mientras mi nariz captaba el familiar aroma en el aire. No fue hasta que froté mis ojos somnolientos y los abrí bien, que pude percatarme de la presencia de Priya.
No solo eso, un vistazo más a fondo reveló los mismos inciensos usados durante la visita nocturna de aquel trío.
– Claudia ¿Que significa todo esto? Quiero una explicación en este mismo instante. O de lo contrario yo…
Fue entonces que mis ojos se percataron de una figura que me esperaba sobre mi cama.
–…
La parte racional de mi cabeza me gritó que me girará en ese mismo instante y huyera a toda velocidad sin mirar atrás.
Sin embargo mi cuerpo parecía haberse desconectado de mi cerebro y no se movió.
– Maestro.
Claudia me llamo desde un costado pero no reaccione.
En este momento no tenía idea de que tipo de expresión tenía mi rostro y ni siquiera me importaba.
Era como si mi voluntad hubieran sido robada.
Y la causante de ésto era la belleza que se encontraba recostada sobré mi cama mientras me veía con ojos fríos.
Mi cuerpo se estremeció cuando cuándo su mirada me recorrió de pies a cabeza. Era como estar frente a una entidad que podía aplastar mi espíritu con solo un movimiento de sus ojos.
Me disculpé con Marie en mi corazón. Y le di el título de la belleza más grande que jamás hubiera visto a la diosa frente a mí.
Una cabellera azul platinada tan brillante y hermosa que parecía inconcebible para estándares humanos.
Brillantes ojos azules que dejarían en vergüenza a más caro de todos los zafiros.
Un rostro tan fino y hermoso que parecía haber sido esculpido por los mismos dioses.
Y un cuerpo perfecto que encarnaba epítome del concepto de nínfula.
*Tragó*
Trague saliva con mucha dificultad mientras sentía que mi cerebro se así papilla dentro de mi cráneo con cada segundo que pasaba admirando la belleza frente a mí.
– ¿Y bien? ¿Mi señor va a venir? ¿O me va a tener esperando aquí toda la noche?
Mi cuerpo se estremeció una vez más a escuchar el frío tono de voz con la que pronunció esas palabras.
Su rostro angelical me miró de la misma forma en que un ángel miraría a un pecador más allá de redención.
Casi termino postrado de rodillas en el suelo, pero de alguna forma me las arreglé para mantener en pie.
Simplemente era imposible para mí hacer algo más que quedarme parado y observar.
Y fue ante mi incapacidad para moverme que un par de manos cálidas intervinieron.
– Vamos joven maestro, por aquí.
Siendo conducido por Claudia fue como pude avanzar hacia la cama.