El Harem del Emperador - 2. Todo sueño tiene un final
Me encontraba de nuevo en la carretera, era un nuevo ciclo en este sueño sin fin.
Hace mucho descubrí que si bien la cadena de acontecimientos en este sueño era inevitable, bien podía si quería cambiar algunos pequeños detalles.
Prueba de ello es la canción I was Made For Lovin You sonando en la radio.
En vida nunca me hubiera atrevido a meterme con la radio del auto del jefe.
¿Pero saben qué? ¡Al diablo con todo!
Estoy muerto, creo que ya es hora de que me relaje un poco y disfrute, aunque ya es un poco demasiado tarde.
* Claxon *
Justo a tiempo el autobús aparece de nuevo.
Nuevamente le cedo el pasó, mientras cantó a todo pulmón la segunda parte de la canción.
Veo desde las ventanas a las pequeñas en su interior y entre ellas se encuentra la niña pelirroja con gafas.
Por supuesto no pierdo la oportunidad y le dedico la canción.
El autobús sigue su camino sin que consiga ninguna reacción por parte de las niñas o sus maestras.
Solamente resta esperar.
El choque se produce una vez más y el autobús termina en medio del hielo de nuevo.
Nuevamente, abandono el auto y corro sobre la superficie congelada del río al rescate.
Trepó sobré la parte trasera y comienzo a forzar la entrada con la misma férrea determinación que la primera vez.
Pero está vez sucede algo completamente fuera del ciclo.
– Dime ¿Por qué sigues salvándolas?
Un escalofrío recorre mi espalda al escuchar esa extraña voz muy cerca de mí a pesar de saber que no hay nadie más cerca.
La palanca cae de mis manos y rápidamente levantó la vista en busca de aquella persona.
Sin embargo, a pesar de buscar a mi alrededor, solo veo el páramo vacío.
– Sabes bien que esto es solo un sueño, pero aun así no luchas por escapar y en su lugar sigues salvándolas cada vez.
Busco nuevamente en todas direcciones, pero sigo sin encontrar al dueño de esa extraña voz a pesar de que se oye bastante cerca.
Decido regresar mi atención al autobús, pero cuando vuelvo la mirada este se encuentra vacío.
–¿Vez? Ellas no están aquí, pero entonces dime ¿Por qué continúas con esto?
Levantó la vista una vez más y busco a mi alrededor, está vez incluso revisó el cielo.
– ¿Puedes responder mi pregunta? Y de paso dime también ¿Por qué miras el interior como si te sintieras abatido?
Frustrado por no poder encontrar al dueño de esa extraña voz, decido responder.
– Bueno ¿De qué otra manera un viejo como yo podría tener la oportunidad de tocar el trasero de una de primaria? (LoD: xd?)
El silencio llenó el páramo congelado después de que respondiera honestamente.
– ¿Hola? ¿Señor voz misteriosa, aún sigue ahí?
Nervioso por el silencio incómodo, traté de comunicarme nuevamente con el dueño de esa extraña voz.
– Eres extraño.
Una respuesta vino para mi alivio.
– ¿Sabes de los muchos eones que llevo haciendo este trabajo? Es la primera vez que escucho algo como esto.
– No sé si sentirme alabado o preocupado por eso.
– Mmmm, Dime, ¿cuál fue el verdadero motivo por el que decidiste arriesgar tu vida por las personas de ese autobús?
Pensé por unos segundos antes de dar mi respuesta.
– No tuve ningún, solo me comencé a mover sin pensarlo… Pero después pensé que quizás… Que quizás alguna de ellas podría experimentar algo de síndrome de puente colgante y enamorarse perdidamente de su salvador. Claro que no me atreví a imaginar algo más allá de un beso como recompensa. Digo, ¿qué no es el primer beso de un dulce ángel, algo dignó de atesorar toda la vida?
Nuevamente, se hizo el silencio por varios segundos en la helada tundra.
– Realmente extraño.
– ¿Usted lo cree?
– Sí, después de todo he visto a muchos morir por algo tan banal como un beso, y arrepentirse apenas llegar aquí.
– Bueno, no es que no tenga arrepentimientos, pero es más acerca de como viví mi vida que como morí.
– Eso si es algo con lo que estoy familiarizado.
– Apuesto que sí.
El silencio se hizo nuevamente y un poco cansado me senté sobre el autobús.
– Disculpe, pero podría decirme si todo esté asunto del sueño va a durar un tiempo más?
– No, el sueño ya logro su cometido.
– Entonces ¿Me podría decir que es lo que sigue a continuación?
– Estoy pensando.
Me quedé sentado en silencio sobre el autobús mientras pensaba seriamente, sobré caminar devuelta al auto y esperar la respuesta ahí.
– Dime una cosa más.
– Adelante, tengo todo el tiempo del mundo.
– ¿De qué es exactamente de lo que te arrepientes de tu vida?
– Mmmm. Muchas cosas, pero lo principal sería…
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Y entonces, sin ningún aviso, el sueño acabo.
Al abrir los ojos me encontraba acostado en una gran cama, la más grande que he visto en mi vida por cierto. Pero lo que realmente me ha desconcertado fue la gran habitación tenuemente iluminada que tenía una fuerte atmósfera victoriana.
¿Me encuentro durmiendo con la reina de Inglaterra o qué? Con esa incógnita en mi cabeza traté de mover mi cuerpo, pero incluso una acción tan sencilla como girar la cabeza se sentía titánica.
Trate de abrir mi boca y emitir algún sonido, pero fue entonces que me di cuenta de que mi cabeza se encontraba completamente vendada. Las vendas pasaban por debajo de mi mandíbula y me impide moverla. Al parecer lo único descubierto eran mis ojos y mi nariz.
– “Mmm” “mnnnnm”
Trate de gritar por ayuda, pero solo pude emitir mormullos muy bajos. Aun así, obtuve como respuesta el sonido de alguien incorporándose fuera de mi visión.
– “Mmmm” “mmmm” “mmmm”
Me esforcé al máximo por llamar la atención de quién estuviera en la habitación conmigo y como resultado pude escuchar pasos acercándose a mí.
– “Mmmmm" “mmm” “mmm”
Trate de girar la cabeza poniendo toda mi fuerzo en ello, pero fue inútil. Era frustrante tener a alguien muy cerca de mí y no poder voltear a verle.
“Clink clink”
De repente el nítido sonido de una pequeña campa de mano se escuchó. Y un par de minutos después, una gran cantidad de pasos se aproximaron desde el exterior.
¡plant!
Casi derribando la puerta, una mujer al final de sus treinta se precipitó al interior de la habitación. Ella era toda una belleza profesional con su cabello negro elegantemente recogido en un moño alto y un pequeño lunar bajo su ojo derecho.
Sus ojos eran de un hermoso color violeta y portaba un monóculo en su ojo izquierdo que le daba un aire aún único a su estilo.
Vestía un traje de maid y no me refiero a los atuendos usados por cosplayers, si no uno real que despedía una aura de seriedad y elegancia.
Nuestros ojos se encontraron por un breve instante antes de que apartará la mirada. Por alguna razón su mirada resultaba demasiado intensa, mucho más de lo que alguien como yo podía soportar.
A penas mis ojos se desviaron, ella caminó rápidamente a la cama y se acercó a mí. Por un instante creí que me besaría cuando sus cálidas manos tomaron mi cabeza y acercó su rostro al mío.
“#"@#*&”
Unas palabras en un idioma extraño aunque familiar salieron de su boca. Pero yo, al no entender de qué se trataba, decidí quedarme quieto y no hacer intento de responder.
“#$@-&”
Nuevamente extrañas palabras salieran de su boca, pero yo no hice movimiento alguno (tampoco es como si pudiera hacer mucho) Decidí ver su reacción antes de intentar cualquier cosa. Sin embargo, nuestro concurso de miradas se interrumpió cuando un grupo de maids entro a la habitación apresuradamente.
“#$_##$”
Algunas palabras extrañas fueron lanzadas por un hombre de avanzada edad que se habría paso entre la multitud. Era un hombre de aproximadamente 60 años, robusto y de baja estatura.
Su rostro tenía una nariz de patata y un par de ojos grises ligeramente saltones, su vestimenta era la de un doctor de hace un par de siglos, he incluso llevaba un maletín pequeño y anticuado de doctor con él.
Mis ojos se volvieron involuntariamente hacia él y el grupo de sirvientas de la entrada. Cuando me di cuenta de este hecho, traté de corregirlo, pero el movimiento de mis ojos, aunque rápido, no paso desapercibido.
Por alguna razón la maid que sostenía mi cabeza tenía una sonrisa de alivio y con ojos al borde de las lágrimas me daba una tierna mirada llena de amor maternal. Un momento después se inclinó y besó mi frente para después apartarse.
Ese beso marcaría para siempre en mi memoria mi primer encuentro con Claudia. Aun hasta hoy encuentro extraña la manera de pensar de esa mujer.