El Harem del Emperador - 4. Lisiado solo de nombre
Día número 150 desde que reencarne.
Hoy me encuentro haciendo ejercicios nocturnos mientras ronquidos armoniza la noche.
He avanzado mucho si se toma en cuenta que todo lo he logrado completamente solo.
Al parecer en este mundo no existe un concepto tan avanzado como la fisioterapia, lo más cercano a eso son los masajes que me dan las maids cuando limpian mi cuerpo.
Nota aparte ya soy capaz de mover mis brazos y pies aunque sé un poco.
Quizás los tratamientos y magias de los “médicos” tengan que ver con eso.
Últimamente, mientras hago ejercicio, también vocalizo algunas palabras nuevas que he aprendido.
La recolección de información es lenta pero segura gracias a las conversaciones casuales de las maids a mí alrededor.
Al principio debo admitir que tuve mis dudas, pero con el tiempo me estoy familiarizando con el idioma local.
– Ufff.
Suelto un pesado suspiro después de terminar.
Ronquidos alias Mera ha demostrado en los últimos meses tener el sueño bastante pesado.
Mi objetivo actual es lograr abandonar esta habitación y averiguar dónde diablos me encuentro.
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Día número 250 desde que reencarne.
No sé si esto es normal, digo según recuerdo normalmente un paciente debería pasar por años de dolorosa rehabilitación para recuperar la movilidad de su cuerpo.
Pero no ha pasado ni un año y ya puedo gatear.
No quiero ser apresurado, digo estoy bastante seguro de que poder bajar por mi cuenta de la cama, pero no estoy seguro de poder volver a subir.
Debo ser cuidadoso, las maids están comenzando a sospechar. Al parecer las sábanas desordenadas cada mañana han comenzado a llamar la atención.
Tengo que ser más cuidadoso de aquí en adelante. La poca información obtenida de las maids me hace sospechar que quizás mi posición en este lugar es la de un prisionero.
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Día 215 desde que reencarne.
Hoy mis sospechas fueron parcialmente confirmadas. Fue alrededor del medio día cuando Claudia, vino a la habitación acompañada de un caballero.
Y cuando digo “caballero” me refiero a un caballero medieval. Armadura de pies a cabeza y espada en la cintura. Aunque a mi parecer lucía más como un personaje sacado de una novela de fantasía o un videojuego.
Apenas él dio un pasó, la atmósfera dentro la habitación se volvió increíblemente pesada. No sé cómo diablos alguien puede tener una presencia tan opresiva, pero estoy seguro de que debe haber una persona increíblemente peligrosa debajo de ese casco.
Detrás de ellos una de las maids que normalmente se encarga de mí, aseó traía una silla de ruedas de aspecto tosco.
Ella era Priya y era por un buen margen la maid de más estatura en este lugar. Ella tiene piel marrón y cabello negro, rasgos que ninguna otra maid tiene aquí.
Fue así que en compañía de Claudia, Priya y el caballero que abandoné la habitación por primera vez desde que reencarne.
He de admitir que casi se me cae la quijada al piso cuando me di cuenta de que nos encontrábamos dentro de un palacio de ensueño.
La existencia de magia y el estilo victoriano en todo lo que me rodeaba ya me había confirmado que me encontraba en otro mundo.
Pero observar el exterior atreves de los grandes ventanales y ver con mis propios ojos la arquitectura digna de un cuento de hadas, fue lo que necesitaba para despejar cualquier duda.
Quizás hubiera podido disfrutar del paseo sin la incómoda presión que irradiaba el caballero armado a mi lado.
Al final no fuimos a ningún sitio en particular. Pero gracias a la presencia de ese caballero al fin conseguí pruebas de que estaba en el camino correcto.
En unas noches intentaré eso.
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Día 220 desde que reencarne.
Me encuentro en este momento fingiendo estar dormido mientras espero el cambio de turno.
Puntual como un reloj Mera llama a la puerta de la habitación.
Después de un “sin novedad” ella intercambia lugares con la maid del turno anterior y está abandona la habitación.
Mera procede entonces a sentarse en la silla de guardia y en menos de un minuto se queda dormida.
Tan pronto sus ronquidos alcanzan los decibeles de una podadora de césped, me pongo en acción.
Bajo de la cama teniendo cuidado de no desacomodar demasiado las sábanas y procedo a hacer calentamiento recostado sobre la alfombra.
Me tomó mi tiempo para estirar cada músculo que necesitaré está noche.
Y una vez en forma, gateo hacia la puerta en medio de la oscuridad.
Una vez en la puerta estiró mi mano hacia la manija plateada mientras presto mucha atención a los ronquidos de Mera.
– Cerrada
Decepcionado escupo el comentario mientras me doy la vuelta y gateo está vez hacia la ventana.
Había dos grandes ventas en esta habitación y tenía una vaga esperanza en ellas.
Con una mano aparté la cortina que siempre cubría la ventana, pero al igual que con la puerta me topé en un callejón sin salida.
Sin embargo, no todo fue perdida, después de todo fue la primera vez que pude observar el cielo nocturno de este mundo.
Y fue sinceramente increíble.
Tres grandes lunas eran las protagonistas del firmamento. Una roja, una azul y una más pequeña de un blanco espectral formaban junto al mar de estrellas un espectáculo que me dejó sin aliento.
En mi corazón nació el anhelo de quizás algún día salir de esta habitación y conocer todas las maravillas que esté mundo tenía que ofrecer.
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Día 228 desde que reencarne.
Miró intensamente las dos cumbres, subir y bajar frente a mí. Ambas montañas suben y bajan al apacible ritmo de los ronquidos.
Preparó mis manos y las apunto hacía esas enormes montañas lácteas mientras el sudor cae de mi frente.
Tengo que ser cuidadoso, si comentó un error aquí toda la operación se vendría abajo.
Acercó mis manos mientras hago movimientos dignos de un pervertido en vagón del metro en hora pico.
* Click *
Me alejo cuidadosamente de la durmiente Mera mientras en mi mano llevo un broche con forma de flor en la mano.
Hoy decidí elevar la apuesta.
De una vez aclaro. No, no voy a intentar abrir la puerta utilizando la aguja del broche como ganzúa.
No nací ayer como para caer en ese mito de la televisión.
En su lugar voy hacia la pared a la izquierda de mi cama.
Ahí me apoyó sobré uno de los paneles de madera y comienzo a usar la aguja del broche para recorrer el espacio entre ese panel y el siguiente.
Entonces, con un leve clic y un traqueteo, el panel se abre como una pequeña puerta.
– Lo hice.
Casi grito de alegría cuando mis ojos vieron el panel abrirse. Sin embargo, inmediatamente cubro mi boca con ambas manos al recordar que Mera dormía.
* Ronquido * * ronquido *
– Ufff
Solté un suspiro de alivio y aseguré el broche a mi camisola antes de meter la cabeza dentro de la pared.
Había valió la pena pasar las últimas semanas revisando hasta el último recoveco de esta habitación. Gracias a ello había tropezado con la entrada oculta de este pasadizo secreto.
El interior era muy estrechó y apenas un hombre adulto podía caber en su interior, pero se encontraba tenuemente iluminado, por lo que parecieran pequeñas piedras fosforescentes incrustadas en el piso.
Casi me precipitó a explorarlo, pero me detuve al percatarme de todo el polvo que había al interior.
Si mañana por la mañana las maids me encontraban cubierto de suciedad de seguro encendería los focos de alarma.
– No puedo arriesgarme.
Ligeramente frustrado volví a sellar el pasaje y con sumo cuidado devolví el broche a su legítima propietaria.
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Día 247 desde que reencarne.
Ayer tuvo lugar un incidente cuando me llevaron en silla de ruedas al exterior.
Fue mi primera vez saliendo al aire libre desde que reencarne, pero la experiencia fue todo menos agradable.
El lugar al que me llevaron fue un gigantesco jardín con un hermoso campo de flores de todos los colores. Sin embargo, el caballero de la última vez se encontraba ahí, emanando una gran presencia mientras respiraba erráticamente y corbata con su espada cualquier cosa que se acercará a nosotros.
Desde una simple mariposa hasta las hojas arrastradas por el viento. Todo terminaba picado muy finamente en menos de un parpadeó.
Parecía más un asesino psicópata de una película slasher que un honorable caballero.
Por alguna tétrica razón sus ojos siempre estaban pegados a mí como si ya hubiera elegido la siguiente cosa que cortar.
Fue entonces que tome la decisión en mi mente.
¡Buscaré una manera de escapar de este lugar!
Gracias a ese incidente está noche me encontraba tumbado sobre el suelo de mi habitación mientras ejercito mis piernas.
No quería morir sin antes haber disfrutado, aunque sea un poco de mi segunda vida. Necesito saber que tan parecido es este mundo al de las novelas que circulaban en internet.
Pero más importante, necesito saber si aquí hay pequeñas linduras con orejas de animal.
– he, he, he ♪
Tan solo pensar en la idea de convertirme en un aventurero y viajar por el mundo acompañado de una pequeña esclava con orejas de animal hace que mi corazón baile de alegría.
Sí… Ya puedo verlo, me ganó su corazón herido con paciencia y amabilidad. Así una noche, mientras acampamos, ella se mete en mi bolsa de dormir y se me confiesa.
Entonces yo correspondo sus sentimientos y tomó su primera vez para después convertirnos en amantes.
Claro que lo que suceda más tarde dependerá de que si los humanos pueden tener hijos con otras especies en este mundo.
Pero si es así el caso, no perderé tiempo y la preñaré tantas veces como pueda antes de dejar de sentirme atraído sexualmente por su cuerpo. Entonces me dedicaré a trabajar como mula, por el bien de nuestra numerosa familia por el resto de mi vida.