El Harem del Emperador - 40.2. La historia de cierto personaje de fondo (Especial 1)
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Mientras que en la capital del imperio Avalerion, se gestaba en secreto una intriga qué pronto pondría a todo el mundo humano de cabeza.
En un pequeño pueblo, a no más de 8 días de distancia, se estaba viviendo una pequeña fiebre del oro.
El pueblo en cuestión de llamaba Pag y se encontraba ubicado en las fronteras del feudo Rines y Froges. Dicho pueblo se había convertido recientemente en un punto de convergencia para cazadores, mercenarios, comerciantes y alquimistas. Así como de cualquiera dispuesto a arriesgar si propia vida por algo de dinero.
¿La razón? Muy simple, resulta que el pueblo de Pag, era la única vía de acceso segura a un nido de bestias mágicas llamado las llanuras krebat.
Dicho sitio ganó su nombre gracias a una bestia de bajo rango que lo habita en grandes cantidades, los krebat. Éstos eran considerados bestias mágicas de bajo rango, por no contar con magia o inteligencia. Sin embargo, eran criaturas que no debían ser tomadas a la ligera, o la pagarías muy caro.
Su apariencia física era muy parecida a la de un tejón. Pero la talla de estás bestias, podía fácilmente cuatriplicar a la de un ejemplar de la tierra. Su pelaje era del mismo color que el cobre, y su piel era tan dura que era inmune a las armas de resistencia, iguales o inferiores al del hierro. Era bien sabido entre los cazadores, que las únicas armas efectivas contra ellos, eran aquellas que estaban echas de acero de alto grado, y aún así resultaban tan feroces que fácilmente le darían un mal rato aún equipo de novatos antes de lograr darles un golpe fatal.
A en cuanto magia, eran débiles a la magia de rayó. Pero eran absurdamente resistentes a los demás elementos (hechizos de rango básico). Tanto así que era considerado un pésimo negocio cazar a estás bestias por las pocas ganancias que daban. Por ejemplo, sus piedras mágicas no eran más grandes que las de una bestia de menor rango, y su carne era tan dura que era incomible. Por si fuera poco, sus pieles que rara vez se recuperaban intactas, no valían mucho en el mercado.
Sin embargo, hace algunos meses, un alquimista de la capital imperial descubrió por accidente, algo totalmente inesperado. Resulta que el líquido que secretan las glándulas de dicha bestia, se podían usar en la elaboración de perfumes mágicos de alta calidad.
Solo eso bastó para elevar el valor de cada krebat, a niveles insospechados para un monstruo de bajo rango. Y solo hizo falta eso, para que montones de cazadores se apilaran en este pueblo con la esperanza de hacerse de algo de fortuna.
Y justo este era el plan, de dos chicas sentadas al interior del bar, del recientemente construido gremio de cazadores de Pag.
– ¡Cómo que te acabaste todo el dinero!
Un fuerte grito salió de la boca de la joven cazadora, que portaba una desgastada túnica gris. Por su vestimenta y el báculo apoyado a un lado de su asiento, se podía intuir que era algún tipo de lanzadora de magia.
– Por favor baja la voz aún que sea un poco Ingrid ¿No vez que tengo una terrible resaca?
La otra chica solo se limitó a suplicar, mientras sostenía su cabeza con ambas manos. Ella llevaba puesto un conjunto de armadura ligera de color roo que favorecía la movilidad de sus extremidades. Y tal como la lanza apoyada en su asiento lo sugiere, ella era una guerrera.
– ¡Cómo quieres que me tranquilice, cuando tú te acabaste el dinero que ahorramos durante toda la semana!
– Gzz… Por favor baja la voz. Siento que la cabeza me va a reventar en cualquier momento.
–Ten, toma esto.
De pronto Ingrid, saco de su túnica un pequeño vial con un líquido de color púrpura, y lo coloco sobre la mesa.
– Hup… ¿qué es esto?.
– Es una poción de desintoxicación, te quitará la resaca en unos minutos.
–¿Cuándo compraste esto?
– Yo misma lo hice.
– Creó que mejor paso, voy a acostarme y esperar a que… ¡?
De repente, un fuerte escalofrío recorrió todo el cuerpo de la guerrera, al darse cuenta que su compañera sostenía su báculo fuertemente entre sus manos. Era tanta la fuerza de su agarré, que podía escuchar la madera crujiendo entre sus dedos.
– Muy bien, muy bien, ya entendí. Lo estoy bebiendo ¿Vez?
Rápidamente la chica tomó el vial en su mano, y después de quitar el corcho, vacío su contenido de un solo un trago.
– Enserio Leona ¿Hasta cuando vas a madurar? Tienes 21 y no puedes tomar un poco de medicina por tu cuenta. Si mamá te viera, de seguro se sentiría decepcionada.
– ¡Eghh!… Puedo manejar un poco de medicina por mi cuenta. Solo que tus malditas pociones, siempre saben a orina de goblin.
Después de ver a su hermana contener con éxito el impulso de vomitar Ingrid se calmó, bajando su bastón para seguir con la conversación.
Ingrid (17) y Leona(21) eran los nombres de este dúo de hermanas cazadoras. Ambas tenían rostros bastante parecidos, sin embargo sus personalidades y sus físicos diferían bastante.
Leona era una guerrera, con un cuerpo delgado y bien construido. Paseadora de una personalidad del tipo “hay que vivir el momento”. Siempre actuaba de manera alegre y descuidada, metiéndose en problemas cada vez que tenía oportunidad.
Por otro lado Ingrid era una chica de una estatura un poco corta, que sin embargo era dueña de un pecho bastante abundante para su talla. Así también, era poseedora de una retaguardia, que siempre robaba algunas miradas donde quiera que fuera. Su personalidad era bastante seria/responsable, así como calmada y gentil. Sin embargo los que la llegarán a conocer un poco más a fondo, pronto se darían cuenta que también era alguien de mecha corta y bastante violenta, en especial cuando se trataba de su hermana.
Ambas hermanas tenían el mismo color de cabello (castaño), pero estilos completamente distintos. Mientras Leona, mantenía su cabello corto y recogido en una modesta cola de caballo. Ingrid tenía una larga cabellera, la cuál cuidaba y peinaba a diario en dos largas trenzas, las cuales por cierto, solía ocultar dentro de su túnica.
– Leona es la última vez que te lo advierto. Si vuelves a gastar nuestro dinero jugando a las cartas, juro que venderé tu lanza.
Al escuchar que su querida hermana menor, se refería a ella por su nombre, en un tono tan serio. Leona no pudo evitar estremecerse en su asiento.
– Lo entiendo. Juro que no volveré a gastarme nuestros ahorros ¡Pero por favor perdona mi querida kaiser.
Leona al ver la fría mirada de su hermana sobré su amada lanza, inmediatamente la tomo entre sus brazos y la abrazo. Ella parecía un niño pequeño, justo antes de que su juguete favorito fuera confiscado.
– Espero que no lo olvides Leona. Porque no te lo volveré a advertir.
Ingid miró a su hermana mayor durante unos segundos más antes de apartar la mirada. Ella nunca lo admitiría, pero ver a su hermana mayor a ser esos gestos infantiles, hacia que le fuera difícil seguir enojada con ella.
Ambas hermanas eran muy cercanas, en parte debido a que eran su única familia. Por ello se cuidaban la una a la otra de manera incondicional.
Ingid no tenía suficientes dedos, para enumerar la cantidad de veces que tuvo que cubrir a su hermana.
En primero estaba su adicción al juego, la cual en más de una ocasión, estuvo a punto de llevarla a la esclavitud.
Y en segundo, se encontraba su “peculiar” gusto en hombres.
– Vamos Ingrid, no pongas esa cara larga. Yo ya aprendí mi lección, no volveré a apostar más dinero del que tengo.
Inrid no pudo evitar rodar los ojos, ante su hermana mayor que se jactaba con orgullo .
– [Si tan solo pudiera a ser algo con su otro “problema”, quizás podría dejarla sola, eh irme a estudiar a la capital el próximo año].
Ingid había nacido con talento para la magia, y antes de que sus padres murieran, había podido tomar algunas clases de un mago aprendiz que solía quedarse en su aldea. Gracias a ello, pudo aprender los fundamentos de la magia y desarrollarse por si sola durante los últimos años.
Sin embargo, no hace mucho tiempo, había alcanzado el tope de lo que podría aprender por si sola. Encima de eso, también necesitaba acreditarse como una maga con licencia, o de otra manera no podría conseguir un empleo formal dentro del rublo en el imperio.
– Tendremos que trabajar el doble de duro, las próximas dos semanas para reponer ese dinero.
– ¡¡jajajaja!! ¡Déjaselo a tu confiable hermana mayor! ¡Voy a empalmar a tantos de esos cabrones, que te olvidarás de mi pequeño desliz en poco tiempo!
La conversación entre las dos hermanas continúo, sin prestar atención a los alrededores. Por ello no fue de extrañar qué se perdieran él momento justo, en el que un nuevo rostro llegaba al gremio robándose la atención de todos los presentes.
El oficio de cazador, era uno en donde era relativamente común encontrarse con todo tipo de «personajes peculiares». Sin embargo, incluso para la gente acostumbrada a este hecho, la vista de este nuevo «personaje» fue algo bastante peculiar.
Los ojos de todos los presentes permanecieron clavados en «él», mientras se movía de la entrada del gremio, hasta el puesto de una de las recepcionistas.
– Disculpe señorita, he venido a registrarme para las cacerías de krebats.
Una pequeña, cálida y educada voz, pudo ser escuchada a lo largo de todo el salón del gremio. Todos los presentes habían quedado en silencio (con exceptuando al dúo de hermanas) desde la llegada de este peculiar personaje.
– Leona escucha bien lo que te digo. Ya casi no tengo reactivos para preparar más pociones de curación. Así que durante la siguiente semana, apreciaría mucho si eres más cuidadosa y evitas herirte durante las cacerías… ¡¿Oye me estás escuchando?!.
Ingid pronto se sintió frustrada, al percatarse de que su hermana no la estaba escuchando en absoluto. En cambio, se encontraba con la mirada perdida mirando sobre su hombro.
– ¡Oye! Tierra llamado a Leona ¿Que te pasa hermana?
Inmediatamente Ingrid puso su mano frente de la mirada perdida de su hermana, y trató de llamar su atención, moviéndola de un lado a otro.
– Ingrid.
– ¿Si?
– Creo que estoy enamorada.
Ingrid rápidamente giro su cabeza, para ver a la persona a la que su hermana se refería.
Ahí, siendo atendido por una de las recepcionistas del gremio, se encontraba una pequeña figura.
Los niños cazadores no eran en sí una vista rara. Era de echó, algo lamentablemente muy común. Los niños de familias pobres se iniciaban en el oficio, como una forma de conseguir dinero y comida para sus familias.
Estos siempre iban por ahí, cubiertos de heridas y suciedad utilizando equipo desechado por otros cazadores. En el mejor de los casos, y solo si tenían suerte, una o dos piezas de equipo donadas por lástima.
Pero para la sorpresa y desconcierto de todos los presentes, en esta rara ocasión no era este el caso.
Quizás por ello la misma Ingrid al ver su equipo, pensó al principio que debía tratarse de un individuo perteneciente a alguna raza de talla pequeña.
Sin embargo, un rápido vistazo al par de orejas de lobo sobre su cabeza desmintió está teoría.
El niño que se había robado sin querer, la atención de todos los presentes (y aparentemente también el corazón de su hermana). Debía tener alrededor de 10 años de edad. Esta era una edad relativamente común para los niños que se iniciaban cómo cazadores. Peo su equipo no era para nada algo común para un niño de su edad recién iniciado, aún menos para un niño semi humano.
El llevaba puesta armadura de cuero echa a la medida y de buena calidad. Sobre su espalda descansaba un arco que se adaptaba bien a su estatura (posiblemente un arco enano), junto a un carcaj llenó de flechas.
Pero si algo realmente llamaba la atención, eso sin duda debería ser su rostro. Y no porque fuera feo, o llenó de cicatrices. Si no todo lo contrario.
Él era lindo, no cambia duda de eso.
Era como si alguien hubiera creado al hermano menor perfecto.
He incluso la propia Ingrid, tuvo que reconocer que su corazón se agitó un poco al verlo.
Su cabello era negro, al igual que su llamativa cola. Y sus ojos grandes y brillantes zafiros azules.
– Lo siento mucho, pero las casarías de krebats están por encima de lo que un cazador novato puede manejar.
Mientras la recepcionista trataba de cortésmente rechazar al niño, este metió su mano en el cuello de su armadura y sacó su placa de identificación.
– Tengo experiencia, hace una temporada me ascendieron a plata, primer rango.
Sin inmutarse el niño mostró una placa de plata frente a la recepcionista y todos los presentes.
Lo que, tras unos segundos de completo silencio hizo que todos exclamaran un gran grito de ¡¡¡¿Heeeeee?!!! Que se oyó hasta la calle.
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<Notas del autor >
A qué creyeron que solo habría Lolis aquí ¿Verdad? Bueno siguiendo los consejos de mi editor número 2, decidí ampliar un poco el contenido para más público conocedor.
La verdad planeaba ampliar el mundo en una etapa más tardía. Pero no siempre estoy de humor para seguir el mismo hilo. Así que de ahora en adelante los capítulos “especiales” tendrán contenido más variado con personajes peculiares como protagonistas
No se preocupen. Todo estará conectado y tendrán sus respectivos cruces dentro de la trama.
Sobre la conexión entre estas historias. Solo diré, que nuestro amigo lolicon no es el primero no el último en llegar a este mundo.