Haru No Yurei - Volumen 1: 21. Aclaraciones
–¿Y bien? –
Fue lo primero que preguntó ella. Le había enviado un mensaje diciendo que estaría allí pronto. Mizore no respondió a ese mensaje, y no le envié otro porque estaba llegando a su casa cuando lo recibí.
Mizore me recibió ya en pijamas, cruzada de brazos y enfadada cuando abrió la puerta principal de los condominios.
–Yo… –
Iba a comenzar a disculparme cuando ella me interrumpió.
–¿Disculpa? ¿Quién eres? –
Preguntó ella, por lo cual puedo decir que estaba furiosa.
–Soy tu novio. –
Respondí, firme, pero no agresivo, ella se llevó un dedo a la barbilla, pensativa.
–Novio… novio… no, no tengo tiempo para eso ahora. –
Dijo, dándose la vuelta, pero no cerró la puerta, lo que quizá significaba que tendría tiempo de disculparme al menos.
Mizore comenzó a subir las escaleras de regreso a su casa.
–¿No vas a escucharme? –
Pregunté, alcanzándola.
–El hecho de que me comporte de esa forma en la intimidad no quiere decir que me agrade que se burlen de mí, o que me traten como poca cosa. –
Lo sabía, allí empezaba el problema.
–Yo no intenté… –
–Yo me ocupé de enviarte cosas que pensé que te agradarían, y de ponerte atención, y tú solo me ignoraste, está bastante claro que soy una molestia, no sé lo que intentabas, pero deberías dejar de hacerlo. –
Se quejó ella, deteniéndose en el pasillo, recargada en el barandal.
–No es eso, no es que quisiera ignorarte, es que… –
No me dejó terminar de nuevo.
–No me digas esas cosas, las he oído antes, muchas veces, son las mismas palabras vacías que mi padre usa para que mi madre cierre la boca, no quieras callarme con excusas. –
–No es que quiera callarte, tienes razón… si quieres podemos pasar y… –
Eso la hizo reventar.
–Estas mal de la cabeza si crees que voy a pasarte a mi casa ahora. No sé si te di una mala impresión, puede ser, ya que soy rara, pero déjame decirte algo, mi corazón no forma parte del trato, no es un juguete, y si no entiendes eso es mejor que te vayas de una vez. –
–No es que seas rara, eres linda, lo juro… –
Grave error, halagarla en un momento como este, quiero decir, pero no estaba pensando mucho en lo que decía, normalmente ella era una chica amable y dócil, no creí que la encontraría tan hostil.
–¡Vete! –
Gritó a punto del llanto.
–No sé porque quieres manipularme, pero no te lo voy a permitir, me alegra ver que estas bien, eso no lo discuto, y es cierto que me hace feliz que vengas, pero ahora mismo, no quiero hablar contigo. –
No es que intentara manipularla, pero tampoco había mucho que yo pudiera hacer, supongo que ella esperaba que llegara mucho más temprano, hay que ver que alcancé a notar que ella todavía tenía arreglado el cabello, imagino que del salón de belleza.
También tenía las uñas pintadas.
Sentí un poco de lastima por mí mismo al darme cuenta de que me había perdido de algo muy bueno, y no hablo solo del sexo. Pero ni que hacerle, no me iba a escuchar ahora.
–Lamento los problemas que causé. –
Le dije, y haciendo una reverencia, m di la vuelta, pude escuchar como sollozó antes de entrar a su casa.
Llegué a mi casa bastante desanimado solo para darme cuenta de que alguien más se había enfadado conmigo. Hablo de que al conectar el celular, me di cuenta de que había un mensaje de Kamine, o más bien, varios mensajes.
Decían básicamente lo mismo:
“Te odio porque no viniste a cenar hoy, y lo prometiste”
Sentí algo de melancolía al pensar que había visto a tres chicas el día de hoy, y terminé haciéndolo en la taza del baño. A veces la vida da muchas vueltas.
A la mañana siguiente, ya que era sábado, y que al menos no tendría escuela, aproveché para quedarme viendo televisión hasta las nueve de la mañana. Después de eso, me hice de desayunar y le envié un mensaje a Mizore, solo para recordarle que seguía interesado en ella, o tal vez, para no escuchar su reclamo de “de todos modos me sigues ignorando” eso también era posible.
El mensaje iba así.
“Me he despertado hace un rato, pero no sabía si estabas disponible para una llamada, esfuérzate el día de hoy.”
Y una pequeña carita feliz.
Su respuesta fue fría.
“¿A qué viene eso? Es el primer mensaje que me envías en varios días ¿Qué tiene que ver que te hayas despertado hace un rato? Anoche no me enviaste nada tampoco. Ahora mismo estoy con mi familia, gracias por preocuparte por mí, creo.”
Así que no quería hablar conmigo, ni que hacerle. Tampoco podía vivir preocupándome por ello. Envié un mensaje a Kamine, disculpándome por no haber podido asistir a cenar, ella me respondió igual de fría.
“Discúlpate con mi madre, a mí no tienes que decirme nada, yo no era la que te estaba esperando, idiota”
Bueno, Kamine tenía razón, en cierto modo. Así que salí de mi casa y pensé en una forma de disculparme con la señora Kaoru… una que no tuviera que comprometer mi identidad como el fantasma, si saben a qué me refiero. Así que fui a una tienda de regalos y le compre a la señora la caja de chocolate más grande que encontré, esperaba no estarme viendo raro por darle regalos a la señora, pero también me aseguré de que se viera como el regalo que darías a tu madre, no a una chica. Hablo del moño y la envoltura.
Luego de eso, fui a casa de la señora y toqué el timbre.
Fue Kamine quien abrió.
–Okaa–san, Toshikane–kun está aquí… ¿Lo dejo entrar o lo mando de paseo? –
Preguntó Kamine gritando. La señora salió acalorada.
–¿Cómo dices esas cosas? Se educada, no importa lo que pase, la educación primero. –
La regañó. Kamine se puso detrás de su madre y me guiñó el ojo. Era buena haciendo que su madre hiciera lo que ella quería que hiciera. La señora miró la caja.
–Señora Kaoru, lamento mucho haber roto mi promesa, por favor, acepte mis disculpas. –
–Bueno yo… –
Primero las disculpas, luego las excusas.
–La verdad es que el trabajo se complicó ayer. –
Expliqué, finalmente en el rostro de la señora se dibujó una débil sonrisa.
–Y yo que pensé que al tener una hija me estaba ahorrando esta clase de problemas. –
Dijo ella, suspirando. Hablando pues, de los problemas de esperar en vano por cuestiones de trabajo.
–¿Vas a pasar? –
Preguntó la señora, yo la miré, parecía ilusionada.
–Si a usted no le molesta… –
Hice una ligera inclinación.
–No me molesta, pero me enfadaré mucho si dejas algo de la comida ¿Entiendes? –
Preguntó ella, dándose la vuelta.
Entramos a la casa, la señora y yo, quiero decir, y ella ya tenía puestos los platos en la mesa, supongo que estaban a punto de desayunar. La señora Kaoru fue a la cocina por más platos mientras Kamine se sentaba a comer junto a mí.
–¿Y bien? ¿Te decidiste? –
Preguntó ella.
–Aun no… –
Respondí, bajando la cabeza.
–Okaa–san… ¿Recuerdas aquel rumor del que me hablabas? –
Preguntó ella en voz alta. La señora dijo que no, fingió demencia, yo creo.
Yo me lance sobre Kamine, tapándole la boca.
–No lo digas… no puedes decir nada. –
Le dije, sin darme cuenta de cómo ni porque, estaba sobre Kamine, tratando de que ella no hablara, la señora salió con los platos y se quedó mirándonos. Nos recompusimos después, y yo tosí para recuperar la compostura.
–¿No se están llevando muy bien? –
Ambos negamos con las manos.
–No, para nada. –
La señora nos miró sospechosamente.
–Entonces compórtense, están actuando como si fueran una pareja. –
Se quejó la señora.
–¿Qué si tu novio los viera? –
Preguntó la señora a Kamine, luego se volvió hacia mí.
–¿Qué si mi sobrina te viera? –
Ambos bajamos la cabeza, Kamine lo explicó en ese momento.
–Terminé con él. –
Respondió ella con un suspiro.
–Oye tú ¿Crees que se consiguen en los arboles? No serás joven toda la vida, Kamine, aprende a atesorar algo ¿comprendes? –
Le regañó la señora.
Lugo me miró a mí. Supongo que esperaba saber porque yo había bajado la cabeza también.
–Se enojó conmigo. –
Respondí. La señora Kaoru miraba a su hija, luego a mí, luego a su hija, luego a mí de nuevo.
–Empiezo a pensar que ustedes están más en sincronía de lo que parece. –
Se quejó la señora, Kamine hizo un gesto negativo con la mano.
–No tienes que preocuparte, madre, no es así. –
–Pero estaba sobre de ti. –
Replicó la señora.
–No… bueno, no en ese sentido, estoy al tanto de que me faltan… varias tallas. –
Dijo, mirando su pecho.
–Tal vez si tuviera algo como Mizore… –
–¿Y porque tienes que mencionarlo en la mesa? –
Se quejó la señora.
–Tu preguntaste. –
–No pregunté eso, mi preocupación es que él estaba sobre de ti, hace un momento, quizá debería mantenerlos vigilados de ahora en adelante. ¿Qué harás? ¿Tomaras lo que tú misma entregaste a tu prima? –
Regañó, quizá pensando en los problemas familiares que habría si algo así sucedía y además se hacía público.
–No, Okaa–san. –
Respondió Kamine, bajando finalmente la cabeza.
–Entonces compórtate decentemente, es todo lo que pido. –
Sentenció la señora, luego volteó a verme a mí.
–Y usted, jovencito ¿El que su novia se enfade le da derecho a ir a coquetear con otra chica? Dejando de lado el hecho de que sea mi hija, ¿No es algo que debería detener? –
Cuando la señora se enojaba, siempre me hablaba de esa forma.
–Ella no quiere hablar conmigo. –
Respondí, bajando la cabeza.
–Y usas a otra chica en su lugar, Kamine, no menos, quien, como habrás notado, no sabe cómo comportarse decentemente. –
–No es eso… –
–¿No te parece que sería mejor que arreglaras el problema que tengas con mi sobrina? Entiendo que eres joven, pero esta edad es demasiado temprano para empezar con cosas como las infidelidades. –
Tenía que actuar con el papel. No podía decirle que la hija era de la misma madera que la madre y que yo lo sabía, no podía decirle que, en realidad, no había tal cosa como “fidelidad” en mi vida, y no podía decirle tampoco la clase de persona que era su sobrina.
Tenía que actuar el papel, así que lo hice.
–No es que tratara de hacerle algo a Kamine, caímos, y no supe que hacer, pero… no pretendo serle infiel a su sobrina, se lo prometo. –
Expliqué, la señora suspiró, tranquilizándose.
–Bien, acepté tus disculpas porque pienso que eres un chico responsable, no me hagas dudar de ello de nuevo… voy a dejarlos solos unos momentos, porque tengo que tender la ropa que está en la lavadora… supongo que no tengo que llevarme a alguno de los dos conmigo. –
Dijo, advirtiendo y corrió la puerta que daba al patio, allí, comenzó a tender la ropa. Kamine me miró.
–¿Quieres hacerlo? –
Preguntó ella, yo la miré enfadado.
–Acaban de regañarme por un malentendido y ¿Ahora quieres que sea real? –
Me quejé.
–Ah, vamos, todo lo que le dijiste a ni madre era mentira ¿No es cierto? –
Preguntó ella, yo me llevé una croqueta a la boca.
–Todo no, Mizore en verdad se enfadó conmigo. –
Respondí, mostrándole el mensaje.
–Vaya, está más enfadada de lo que lo había visto nunca, realmente la liaste ¿No es cierto? –
Preguntó ella, con cara seria, supongo que pensó que su prima había averiguado lo del fantasma.
–Eso depende… lo único que hice fue no ir a verla ayer, verás, la cena de tu madre no fue lo único que se arruinó. –
Planeaba salir las ocho de trabajar, eso me daría tiempo de ir a ver a Mizore un rato, y estar aquí a las diez para cenar con la madre de Kamine. En lugar de eso, llegué a casa de Mizore a las diez. Y por supuesto que ella ya estaba enfadada.
Le expliqué eso a Kamine mientras ella asentía con la cabeza.
–¿Estás seguro de que eso fue lo único que pasó? –
Preguntó.
–Bueno… quise disculparme el día de ayer, pero de algún modo acabé haciéndole creer que estaba manipulándola. –
Kamine suspiró.
–Chica tonta… –
Dijo luego asintió con la cabeza.
–Lo arreglaré por ti, no es por nada, es solo porque te ocupaste de disculparte adecuadamente y le trajiste chocolate a mi madre para que se sintiera mejor, no iba a decírtelo, pero estaba muy deprimida anoche, pensando que quizá su cocina ya no era suficientemente buena o algo así, pero fuiste buen hijo adoptivo y lo arreglaste, por eso te voy a ayudar. –
–Los hijos adoptivos no… –
Repliqué, pero ella me interrumpió.
–Omitamos ese detalle. –
Dijo y tomó su teléfono.
–Ahora, esto va a ser una plática larga y penosa, así que deberías irte a algún lado por ahora y procurar no meterte en problemas. Te informaré cuando haya terminado. –
M dijo, yo salí de su casa luego de eso, y después de eso fui a trabajar. Durante el trabajo, un día normal, diría yo, mi jefe conversaba casualmente conmigo, y salió el tema de su hija.
Él estaba en la caja registradora, yo estaba en el horno de pan.
–¿No te hizo mal que hubiera una segunda chica junto a Minase? –
Preguntó él.
–No, a decir verdad ayudó más de lo que yo creí, es una chica lista, me alegra que Minase se junte con ella. –
Expliqué.
–Minase ha mejorado mucho sus notas, luego de todo esto, recibí las calificaciones esta mañana… no puedo decir que sean perfectas pero… –
–Se está esforzando, me alegra que esté dando resultados. –
Respondí.
–Bien, Minase comentó que aquella chica vendría a estudiar otra vez… y me preguntó si podría pagarte para entonces… yo me preguntaba si a ti no te molestaba, ya que solo te he pagado para que le enseñes a mi hija. –
Explicó.
–Bueno, la verdad es que podemos considerar a la compañera de su hija como un apoyo, más que como otra estudiante, yo le explico a su hija, y la otra chica hace preguntas… a veces creo que Minase dice que entendió para no quedar como una tonta… podría ser una buena idea que estudiaran juntas. –
–¿No prefieres decir que te gusta esa niña? –
Preguntó mi jefe, yo voltee a verlo.
–¿Por qué iba a pensar eso? –
Pregunté, algo alarmado.
–Bueno… eres un chico… ella es una chica… y ya que Minase no parece mostrar ningún interés… –
–¿Qué quiere decir? –
Pregunté.
–Me escucharé un poco mal por esto, pero también fui joven, en algún momento llegué a pensar que a Minase le gustas… luego de cómo se puso cuando tuviste ese percance… pero hable con ella seriamente anoche sobre el tema. –
Yo asentí.
–Comprendo. –
–Lamento mucho desconfiar de ti de esa forma, pero… bueno, las chicas tienen su forma de hechizarlo a uno, no lo voy a negar, me enamoré de mi esposa cuando ella tenía quince años, no es nada extraño pensar que ocurrirá de nuevo… Minase por otro lado… me dijo que estuviste… muy pendiente de esa nueva chica… –
Explicó el señor.
–Bueno yo… –
–Minase parecía querer apoyar a su amiga… no entiendo muy bien esa clase de cosas, pero puedo decir que… me alegra haber encontrado a un joven como tú. –
Explicó.
–No es para tanto… –
Respondí, un poco avergonzado.
–Bueno, tengo que ir por las compras del día ¿Puedes quedarte en la caja unos momentos? –
Preguntó el hombre, quizá también avergonzado por haber abordado esta clase de temas, no es el tema que hablarías con un chico empleado de todos modos.
Mee alegraba que las cosas hubieran cambiado tanto desde que Sanae se enteró del tema, Minase bien podría haberle dicho a su padre lo que ocurría. Ahora el problema es que al parecer, cada miembro de su familia tenía una versión diferente de la historia.
Cuando salí de trabajar, recibí un mensaje de Kamine.
“Lo he arreglado para ti, le he dicho un par de cosas a esa niña tonta para que piense, agradécemelo después, ahora, si llega a llamarte o algo, deberías dirigirte a ella por su apellido, no por su nombre, eso hará la magia.”
¿Qué le había dicho Kamine? Me preguntaba en ese momento, ni que hacerle, esperaría, normalmente le enviaría un mensaje a Mizore a esta hora del día, pero no lo hice, en lugar de eso, pensé que sería una buena idea enviar algo a Sakyomi, pero no sabía en qué estado se encontraba, así que no se si era una buena idea enviar algo obsceno.
Simplemente le saludé. El mensaje decía:
“Espero que te encuentres bien, no he tenido mucho tiempo de hacer lo que yo quisiera, pero sí de pensar lo que yo quiero, puedes tratar de adivinar un poco de ello, ten una buena noche”
Iba llegando a mi casa cuando respondió.
“Ahora si voy a tener una buena noche, gracias por acordarte de mí. Estaba pensando en ti también un poco, estoy muy cansada, pero siempre tengo tiempo para responder un mensaje lindo. Sueña bonito. Cariños.”
Y dos caritas. Ese fue su mensaje, yo suspiré, y entré a mi casa.
Estaba a punto de comenzar a preparar sopa instantánea cuando escuché el timbre. Pensando en que podía ser Kamine, con alguna otra información, fui a abrir la puerta. Mizore estaba allí parada, con los ojos hinchados por el llanto y el cabello arreglado apresuradamente.
–Hola… Toshikane–kun. –
Iba a responder cuando recordé las palabras de Kamine, no sabía porque, pero hice como ella me dijo.
–Hanagima–san. –
Mizore retrocedió y abrió los ojos, asustada, luego sus ojos se llenaron de lágrimas.
–Perdona yo… –
Comencé a decir, no quería hacerla llorar, aunque probablemente Kamine si quería. Mizore negó con la cabeza y suspiró.
–¿Puedo pasar? –
Preguntó ella, tratando de recomponerse. Kamine ¿Qué diablos dijiste?
–De acuerdo… iba a cenar ahora. –
Le expliqué.
–¡Te hago de cenar! –
Ofreció ella, aquello me aturdió un poco.
–No hace falta. –
–Por favor, te prometo que quedará bien… por favor. –
Suplicó, parecía que iba a llorar de nuevo, empecé a sentir que Kamine quizá se había propasado con el regaño, pero no dije nada, suspiré.
–De acuerdo, si eso es lo que quieres. –
Nadie puede describir lo tierna que se vio al limpiarse las lágrimas y poner una sonrisa en su rostro para pasar. En ese momento ella fue directo a la cocina y comenzó a buscar cosas en la alacena. Yo aproveché ese momento para mandarle un mensaje a Kamine.
“¿Qué fue lo que le dijiste? Mizore está aquí y parece que estuvo llorando, no tenías que ser tan dura con ella, es primeriza, y no puedes decir que no tuviera razón en enojarse, tenías que arreglar las cosas, no decirle cosas malas.”
Envié, a decir verdad me hizo enfadar que lo que sea que le hubiera dicho, la hubiera puesto así. No quería verla así, quería que me perdonara, es todo. Llegó un mensaje.
“Ah, es rápida y… ¿De que estas hablando? Por supuesto que no iba a decirle cosas feas, es mi prima, solo le conté lo mal que me sentía, y lo mucho que había estado llorando, porque había terminado con mi novio, le dije que me enfadé mucho porque él no había venido a verme como prometió, y que al día siguiente él me hablaba por mi apellido, no por mi nombre, y que al día siguiente me llamó para decirme que quería terminar conmigo porque era yo una chica problemática ¿Dónde están las cosas feas?”
Ahora entiendo porque era tan importante. Me preguntaba ahora cómo fue que Mizore no se dio cuenta de que todo era un engaño, puede que también lo hubiera pensando mucho en este tiempo, y bueno, es cierto que Kamine terminó con su novio, no sabía los detalles pero para mí, Kamine no estaba sufriendo demasiado por ello
Mizore no lo sabía, de todas formas. Ahora se afanaba en encontrar cosas para hacer algo de comer. Me acerqué a la puerta de la cocina.
–Debí advertirte que no hay nada. –
Comenté. Ella salió de la cocina.
–No te preocupes, yo… puedo ir por todo ahora mismo, no necesitas preocuparte por esto. –
Dijo, y bajando la cabeza, salió de la casa, llevando solo su bolsita para el dinero. Su bolsa grande se quedó en la silla.
“¿Cómo es que ella no supo que estabas hablando de su relación y no de la tuya?”
Pregunté a Kamine por mensaje, ella se tardó un poco en responder.
“Porque ella piensa que tu no me cuentas nada, y… es la verdad en realidad, me he quejado con ella muchas veces porque ambos mantienen la boca cerrada, era de suponerse que si nunca me cuentas, yo no sabría esto. ¿Hice un buen trabajo?”
Esa fue su respuesta, yo suspiré… es que… me dolió ver que había llorado cuando en realidad quien cometió el error fui yo. No quería que estuviera enojada conmigo, es cierto, pero esto tampoco me parecía aceptable. Miré dentro de la bolsa, quizá sabiendo lo que allí había.
Cuerdas y esposas… Mizore lo tomó a su propia manera, después de todo. Hice como que no había visto nada cuando escuché que Mizore abrió la puerta, volviendo con un par de bolsas con viandas dentro, ella se puso a preparar la comida después. Al cabo de una media hora, Mizore salió de la cocina, yo no había hecho más que mirarla ir y venir dentro de la cocina.
Quizá esperando por la cena.
Ella salió y bajó la cabeza después.
– Toshikane–kun… ¿Podemos hablar? –
Yo asentí con la cabeza.
–Bueno, al menos ahora estarás dispuesta a escuchar mis disculpas. –
Respondí. Ella derramó una lagrima que se apresuró a limpiarse.
–Lamento no haber escuchado, es decir, sé que no fue tu intención y que en realidad querías que te perdonara por eso, pero… mi orgullo no me dejó escuchar… –
Explicó.
–Bien, yo cometí el error en primer lugar… –
Pero Mizore ya le había dado muchas vueltas al asunto. Muchas cosas saltaron en ese momento, ella se hincó en el suelo.
–La verdad es que había muchas cosas en mi cabeza, pensé que estabas burlándote de mí por cómo soy y… reaccioné violentamente debido a eso, no quiero que pienses menos de mí, quiero que me aceptes y de ser posible, que me ames por lo que soy… y tal vez es mucho pedir, pero ahora entiendo que no pretendías burlarte o hacerme sentir menos, y en realidad fui grosera al creerlo. Pero si es lo que estás pensando, entonces por favor, no me dejes… eres la primera persona con la que descubro quien realmente soy, y… seguro que a cualquier persona le parecerá desagradable, y tampoco quiero que sea otra persona, no mentía cuando te lo dije ese día… yo te quiero. –
Básicamente no me dejó disculparme por lo que había hecho, supongo que eran demasiadas cosas en ese momento como para que cupieran unas disculpas, otra cosa es que posiblemente en su mente ella ya había aceptado mis disculpas, y el asunto parecía pequeño ahora frente a la amenaza de que rompería con ella.
Iba a decir que nunca hubo tal idea en mi cabeza, pero ya la había llamado por su apellido. Además, las personas como ella, tienen su manera de hacer las cosas.
Y así lo hizo.
Ella se puso de pie, y tomando lo que había en su mochila, volvió hasta donde estaba yo y me las ofreció.
–Si quieres… puedes desquitar tu coraje, hacerme pagar por ser estúpida, si te olvidas de terminar conmigo, y sigues siendo mi novio, aceptaré cualquier castigo que quieras ponerme. –
Empoderar a la otra persona es la carta de triunfo de un masoquista, porque le otorgas autoridad para hacer lo que quiera contigo, pero también lo estas condicionando a hacerse responsable de ti, esa es la magia detrás del pensamiento de Mizore. Es una especie de pensamiento de “No puede dejarme sola luego de golpearme” y no es que fuera mi manera de hacer las cosas, aunque admito que algo de gusto le había tomado a esto.
Otra cosa que hay que contar, es que, la pedrada tiene que ser del tamaño del perro en cuestión. Me refiero con esto a que, según lo grande (Que ella sintiera) que fuera su falta, así tenía que ser el castigo.
Había que ser duro con ella.
–¿Y bien entonces? ¿Por qué no está mi comida en la mesa? –
Pregunté, era mi forma de decir que aceptaba el trato. Me hubiera gustado que no hubiera un trato que aceptar, o hacerlo con ella sin necesidad de esto, pero su miedo no iba a desaparecer si le decía “Te quiero, quédate conmigo” eso no es así. Si la última vez pensó que estaba manipulándola, esta vez pensaría que no estaba siendo sincero.
No son las buenas palabras las que llegan a su corazón, son las malas, y ella las interpreta como quiere.
–Ahora mismo la pongo. –
Dijo ella, haciendo una reverencia y dándose la vuelta, fue corriendo a la cocina a servir todo.
–Iré a mi cuarto un momento, más te vale que este servido cuando vuelva. –
Supuse que estaría aquí por todo el rato que fuera necesario, así que no me preocupaba, por otro lado, imagino que su madre estaría aprovechando que su hija no estaba en casa, tenía otro hijo pero… era mucho más fácil, quizá la señora estaba siendo castigada por alguna otra cosa.
La idea me hizo sonreír un poco.
Había que ser malo con Mizore esta vez… supongo que esto rompería los límites normales… ¿Había limites nuevos? ¿Dónde estaban ahora? Me preguntaba mientras preparaba mi cuarto para convertirlo en una cámara de tortura improvisada.
Necesita conseguir algo de información sobre esto si iba a seguir saliendo con Mizore.