Haru No Yurei - Volumen 4: 26. Para Demostrar Cariño.
Cuando vi entrar a Kurimo y a Nowaki, ambas me miraron por unos momentos. Me recargue en la silla mientras ellas dejaban sus zapatos, luego caminaron hasta mí.
Kurimo dio un empujón a Nowaki en la espalda, ella volteó a verla y negó con la cabeza.
–¿Qué ocurre? –
Pregunté. Ellas dijeron algo entre ellas, pero no pude escucharlo. Luego Nowaki se acercó a la mesa, con la mirada agachada.
–Es para ti. –
Dijo, con una voz apenas audible y puso una pequeña caja en la mesa.
–¿Para mí? ¿Por qué? –
Pregunté, mirando la caja. Nowaki pareció desesperarse.
–¡Sólo acéptalo! No hagas preguntas… –
Kurimo la interrumpió poniendo una mano en su hombro.
–Ya. Lo hiciste bien. No te arruines a ti misma. –
Dijo, halándola. Nowaki se dio la vuelta y subió las escaleras, diciéndole algo a Kurimo que tampoco pude escuchar. Esas dos están un poco extrañas últimamente, quizá convenga revisar que está pasando.
–––––––––
Akane volvió a eso de las diez de la noche. Algo tarde si me lo preguntan, pero no sé qué es lo que habló o lo que no habló con Kirara–san, de modo que no dije nada. Cuando entró, yo estaba acomodando algunas cosas en el ropero.
Ropa que ya no me queda, cosas asi.
Akane entró a la habitación, parecía cansada.
–¿Estas bien? Akane… ¿Qué ocurrió? –
Pregunté. Akane suspiró y se sentó en la cama.
–Un montón de preguntas tontas. No sé cómo es que lo soporté. En serio. –
Me dijo Akane, se acostó en la cama, mirando al techo con resignación.
–Me alegro de que lo hayas hecho. –
Akane se puso de pie de un salto.
–¡Espera un momento! ¡Yo ERA así! ¿Cómo es que tú me soportaste? –
Preguntó ella, llevándose una palma a la frente. Luego comenzó a quejarse.
–Que si la ropa, que si el cabello, el maquillaje, que si decir esto o aquello, que si hacer esto o aquello… le dije como diez veces que a los hombres no les importa si tu ropa combina… y si tanta vergüenza le da… ay… no puedo. –
Y volvió a acostarse.
–¿Cómo es que me soportaste? Yo era igual… –
Preguntó Akane, acomplejada.
–Pues… no hiciste tantas preguntas. –
Respondí, encogiendo de hombros.
–Pues no… porque no había tiempo de hacer preguntas. Había tiempo de amar a mi esposo y es todo. ¿Somos raros? Toshikane. Yo a veces pienso que esto es lo normal, lo que tú y yo tenemos… pero… ¿Somos raros? ¿Somos los que tenemos una idea extraña? –
Preguntó Akane, aunque siento que ella ya sabía la respuesta. Encogí de hombros.
–No sé. Hemos aprendido sobre la marcha, Akane. Asi es como se han dado las cosas, y creo que si algo no nos agrada, lo cambiamos. Y ya está. No creo que podría manejar algo más complicado que eso, de todos modos. –
Expliqué, con la mayor sinceridad que me era posible en el momento. Dejé las cosas a un lado y me senté al lado de Akane.
–¿Cómo es este… Take–san? –
Preguntó Akane.
–Pues… es un sujeto tranquilo. Imagino que es confiable… –
Expliqué. Akane me miró contrariada.
–Pues… esta Kirara–san lo describió como un sujeto muy… intenso, por como lo dijo, parece que me estas comentando de alguien diferente. –
Explicó Akane.
–Tal vez con ella es diferente. –
Comenté.
–O tal vez esa mujer no tiene idea de lo que es un hombre intenso. –
Respondió Akane, resoplando. Yo no pude menos que sonreír.
–No sé qué decirte. Obviamente ella no se va a comportar igual en presencia de un compañero que con su novia. Eso también es cierto. –
Akane me miró.
–Yo pensaba que tú eras intenso… –
Akane soltó eso, aparentemente sin querer.
–¿Pensabas? –
Pregunté. Akane se rio.
–Si… bueno, todavía lo pienso, pero es diferente. –
Levante las manos en señal de arrepentimiento.
–Mi esposa piensa que soy raro. –
Akane soltó una risa como tenía mucho tiempo que no la escuchaba.
–Y te das cuenta ahora… –
Respondió Akane, no sé qué tan en serio lo estaba diciendo.
–Siempre fuiste raro Toshikane. Por eso me llamaste la atención en primer lugar. Te la pasabas mirándonos mientras hacíamos deportes. –
Respondió Akane. Si, recuerdo eso.
–Eso no es tan raro… –
Respondí. Akane negó con la cabeza.
–Claro que lo es… es decir…
Y se quedó callada. Su estado de ánimo se desplomó con una rapidez impresionante. De un momento a otro tenía lágrimas en los ojos de nuevo.
Miró a la nada.
–Hablábamos de ti en los vestidores ¿Sabes? –
Comentó, sin mirarme.
–¿En verdad? –
Akane asintió dos veces, se sentó en la cama y se abrazó de sus rodillas. Sin mirarme. Había lágrimas en sus mejillas ahora.
–Hablábamos mal de un chico huérfano que evidentemente disfrutaba mirarnos. Nos parecía tan poca cosa. –
Me dijo y me miró.
–Akane… –
Me senté a su lado y puse una mano en su hombro.
–Sé que vas a decir que ya no importa. –
Dijo ella con desdén. Es que, a mí ya no me importa. A ella sí.
–Siempre has sido muy rencorosa, Akane, y creo que a la persona a quien más le guardas rencor, es a ti misma. –
Dije. Akane me miró por unos momentos, luego me abrazó con ternura. Nos quedamos acostados en la cama, sin decir nada, hasta que ella habló de nuevo.
–He soñado con cosas antes. ¿Sabes? Sueño que estoy en esa escuela. Sueño que la huérfana soy yo. –
Explicó, conteniendo el llanto.
–Y sueño que estás allí, y por más que trato de acercarme, tú jamás volteas. Incluso te burlas de mí. –
Se quejó.
–No soy yo. –
Respondí. Eso sacó a Akane de su tren de pensamiento.
–¿Eh? –
Preguntó, mirándome con sus ojos llenos de lágrimas.
–Bueno, no soy yo. Akane, un Toshikane que no está loco por ti, no puede ser yo. –
Expliqué. Akane se limpió las lágrimas como pudo.
–No pero… –
Quiso empezar a decir, y puse un beso en sus labios. Akane tuvo que sonreír después de eso.
–Me has gustado desde la primera vez que te vi, Akane. –
Le dije. Ella asintió con la cabeza.
–¿En verdad? ¿Te volviste loco por esta damita consentida que no sabe nada de la vida? –
Preguntó. Era la primera vez que ella hablaba despectivamente de sí misma. No me agradó demasiado que digamos, pero ella se reía.
–Lo hice… –
Respondí, y volví a besar a Akane. En estos casos, no queda más que consolarla. Supongo que todos tenemos nuestro propio pasado. A Akane le atormentan algunas cosas, pero no puedo volver al tiempo, solo puedo tratar de hacerlas menos importantes para ella, poco a poco.
Estábamos besándonos cuando ella dejó de besarme.
–Señor lobo… –
Llamó, mirándome con los ojos llenos de lágrimas, poniendo sus brazos arriba, sobre su cabeza, indefensa.
–Itadakimasu…. –
Agregué y volví a besarla.
––––––––––
A la mañana siguiente me encontré con Kurimo mientras lavaba sus dientes. Ella volteó a verme, pero no dijo nada. Supongo que no quería sonar graciosa. Yo me acerqué a ella.
–Buenos días. –
Le dije, pero ella no respondió, en lugar de eso, me miró, y asintió.
–¿Cómo van las cosas? –
Ella negó con la cabeza. Sin decir nada.
–Entiendo, no has tenido ningún problema. ¿Es eso? –
Kurimo me miró atentamente. Luego enrojeció y tuvo que escupir frente a mí, cosa que no le agradó en nada.
–Tenías que esperar… a que termine. –
Se quejó ella, inflando las mejillas.
–Ya sabes que no soy muy bueno siendo paciente. –
Respondí. Kurimo me miró, como si tratara de identificar el significado de mis palabras.
–No se puede. –
Dijo ella finalmente.
–¿Qué? –
Pregunté. Ella se sonrojó y se dio la vuelta.
–No es que no… tú ya sabes… –
Se quejó ella, sin mirarme. Le puse una mano en el hombro. Creo que entendí.
–Ah, es eso… no estaba hablando de nada como eso ahora mismo ¿Sabes? –
Respondí, tratando de animarla.
–No pero… –
Comenzó a sollozar.
–Pero nada. Podemos esperar, no pasa nada. –
Le aseguré. Ella volteó a verme con lágrimas en los ojos, sin decir nada. Esa mirada me dijo todo lo que yo necesitaba saber. Ella estaba sintiéndose estresada otra vez.
–Tú querías. –
Admití. Ella asintió con la cabeza.
–No es problema. Esperaremos a que pase, y luego te compensaré. ¿Está bien? –
Pregunté. Ella me miró, pero no dijo nada.
–Además, primero necesito pensar en donde va a quedarse Nowaki. No pueden seguir compartiendo cuarto. –
Expliqué. Kurimo iba a negarlo, pero supongo que no pudo negar que ella necesitaba su propia privacidad.
–Eso pensé. –
Kurimo sonrió y me dio un beso rápido en los labios, luego salió del baño. Fue en ese momento que me percaté de algo.
Literalmente la conversación la tuve yo. Ella no habló para nada. Aun asi, sus reacciones eran demasiado obvias para mí ahora. Muchas cosas eran diferentes ahora.
Bueno, no puedo decir que no me sintiera orgulloso de mi mismo pero, es que eso la hace feliz.
––––––––––––
Ese dia, a las doce de la mañana, tuvimos una reunion familiar.
El caso era este. Hay dos sitios en la casa que se pueden acomodar para que pudieran ser un nuevo cuarto. El primero esta bajo la escalera, como en la pelicula, el segundo, está detrás de la sala, es un cuarto relativamente pequeño, que nadie usaba para nada hacia mucho.
Tiene que haber un monton de cosas viejas en ese sitio.
Nowaki cruzó los brazos.
–No quiero estar separada de todo el mundo como si fuera un animal. –
El cuarto que estaba en la sala la dejaría en cierto modo lejos de todo el mundo. Akane suspiró.
–Contrario a lo que piensen, bajo la escalera no es un buen lugar para dormir. –
Explicó.
–¿Cómo sabes eso? –
Preguntó Kurimo curiosa, llevandose un dedo a la mejilla. Akane se sonrojó porque ahora todos la mirabamos.
–Pues… –
Trató de decir Akane. Yo no pude menos que soltar una risita. Akane me miró feo, luego suspiró y se recompuso.
–Cuando era niña, hice a mi padre hacerme un escondite bajo la escalera. Intenté dormir allí, pero el ruido es insoportable. Escuchas todo. –
Se quejó Akane. Sanae la miró.
–Es decir… –
Y se quedó callada. Mizore intervino.
–Bueno, aquí todas te escuchamos. No queda nada que esconder. –
Admitió Mizore. Sanae la miró con la cara roja como un tomate. Akane impuso orden.
–No hablo de eso… admito que nunca escuché nada como eso en casa. Solo gritos. –
Mizore se volvió a ella.
–¿Cómo es eso? ¿Podías escuchar todo menos eso? –
Akane suspiró. No pensé que la conversacion se iría por ese lado.
–Mis padres no… bueno. No se querían mucho. Todo lo que siempre hacían era pelear. –
Sanae negó con la cabeza.
–Pero tienes dos hermanos pequeños. –
Se quejó.
–Pues supongo que mi madre llegaba ebria y… –
Interrumpí.
–¿Esta bien si volvemos al tema principal? –
Pregunté. Akane suspiró.
–Gracias. –
–No me molesta escuchar. –
Comentó Nowaki de la nada. Todos voltearon a verla, ella encogió de hombros.
–Es qué… escuchaba a mi madre siempre… al menos aquí se quieren mas. –
Kurimo soltó una risita.
–¿Entonces estas bien con eso? ¿No prefieres algo mas… solitario? –
Preguntó Akane. Nowaki la miró confundida.
–¿Por qué? Una puerta ya es lo suficientemente solitario. Esta sería la primera vez que tenga un cuarto para mi sola. Cuando vivía con mi madre, había como cinco centímetros entre los futones. –
Explicó Nowaki.
Eso explicaba por qué fue tan facil para el sujeto acercarse a ella en primer lugar. También explicaba como es que ella se adaptó asi de facil a estar en el mismo cuarto que Kurimo.
–¿En verdad? –
Preguntó Sanae, quien imagino que pensaba que eso sería algo inconcebible.
Mizore intervino.
–Entonces cuando tus padres… –
Nowaki la miró.
–Mi padre nunca vivió con nosotras. –
Comentó ella. Eso hizo que Mizore guardara silencio.
–Bajo la escalera tendrá que ser. –
Repuse. Nowaki me miró con los ojos brillantes, pero no dijo nada. Akane parecía pensar que aquello era una mala idea, pero luego de mirar la cara de Nowaki, yo creo que no quiso decir nada mas.
Toda esa tarde, la pasamos arreglando las cosas para poder poner el futon y un mueble dentro del cuarto. Sanae y Kurimo fueron a comprar un espejo y algunas otras cosas. Hay que ver que arreglar un cuarto de la nada es mucho trabajo.
Aun asi, Nowaki parecía contenta mientras me miraba ir y venir.
–Y tú decías que no te ocasionaría problemas. –
Comentó ella en medio de eso.
–No es problema. –
Respondí.
El sitio estaba lleno de cosas que ya no tenían uso en absoluto. Me dijo eso mientras intentaba cargar una enorme television de la que, imagino, mis padres nunca encontraron como deshacerse. Ya no prendía de todos modos.
Esa clase de cosas estaban dentro. Una vez que sacamos (O saqué, porque Nowaki solo me miraba) Akane y ella comenzaron a limpiar. Kurimo quería que ella se llevara el mueble grande de su cuarto, pero le dije, que incluso si ella quería ser amable, debajo de la escalera era mucho pedir para un mueble tan grande.
Estuvo listo a eso de las seis de la tarde. Y honestamente estaba cansado.
–Admite que son problemas. –
Insistió Nowaki.
–Está bien. No pasa nada. Tenía que hacerlo de todos modos. –
Le dije, ella se echó sobre el futón. Olía bien ahora.
–Nunca nadie trabajó tanto por mi. –
Respondió ella, escondiendo su rostro detrás de su telefono. No quise decirle que no era sólo por ella. Kurimo necesitaba su espacio y mejor no empujo los límites de su amabilidad. Puede que ella aun tenga algo que quiera decir, y no quiero que lo diga sintiendo que Nowaki es una carga.
Aparte de todo, bueno, Nowaki también necesita su espacio. Es lo mejor para ambas.
–¿Te gusta? –
Pregunté.
Me hubiera gustado pintarlo y arreglarlo mejor, pero…
–Nunca antes tuve un espacio para mi, por pequeño que fuera. Me siento como si estuviera en un sueño. –
Y se puso de pie. Cerró la puerta maravillada del sonido. La volvió a abrir, y la volvió a cerrar, como acostumbrandose.
–Asi que todo lo que tengo que hacer, es cerrar esto… y el mundo de afuera desaparece… –
Comentó ella, no directamente hacia mi.
–Bueno, no es que desaparezca pero… –
Ella me miró.
–Solo como pregunta… mientras yo esté aquí dentro, nadie puede gritarme ¿O si? Nadie… –
Me dijo.
–Nadie. –
Respondí. Ella sonrió, luego se alejó de la puerta y volvió a acostarse en el futón. Mirando el techo. No es que fuera un sitio muy amplio, pero pienso que estaba bien para ella.
–Cuando vivía allá, mi madre me gritaba hasta dormir. –
Dijo ella. Me miró y cambió el tema.
–Me agrada verte asi despues de trabajar tanto… tan hinchado de ti mismo. –
Me dijo Nowaki. Ella siempre me descolocaba con esas cosas. Tenía razon. Bueno, se sentía bien haber trabajado tanto y que ella estuviera feliz. No sentí que fuera algo extraño. Puede ser que me provocaba la misma sensación que me provocaba hacer pan.
Me gusta trabajar duro.
–No es intencional… –
Ella se dio la vuelta, acostandose bocabajo.
–Tengo una pregunta. ¿Por qué lo hacen tanto? –
Preguntó ella.
–¿Qué? –
Nuevamente, un golpe tras otro. Por un momento creí que se trataba de molestarme, lo admito.
–Te he escuchado… o mas bien a ellas. –
Comentó.
–Lo siento. –
Respondí, avergonzado.
–No me molesta. Prefiero “esa” clase de gritos. Lo extraño es que… no han parado. ¿O si? –
Preguntó ella. yo traté de responder como mejor pude.
–Bueno, es que son muchas y… –
Ella me interrumpió.
–Ha–chan dice que es el modo en que demuestras cariño. Pero esa no es toda la verdad. –
Y me miró.
–Claro que lo es… es decir… no es la unica manera pero… –
Respondí. Ella se puso de pie de un salto, se paro frente a mí, y se acomodó el cabello detrás de la oreja.
–Mas bien pienso, que es el modo en que a ti te gusta, que te demuestren cariño. Y tu quieres que te quieran. –
Me dijo.
Como dije antes, Kaminari es una chica muy lista. Se da cuenta de todo.
–Me atrapaste. –
Asentí con la cabeza. Pero ella se rio muy levemente.
–No, tu lo dijiste antes. Por eso es que no estabas pensando en mi cuerpo o en mi pureza o cualquiera de esas tonterías. Por eso dijiste que no solo puedo dar problemas. Eso es lo que pretendes sacar de mi. –
Y se acercó a mi, sonriendo, muy satisfecha de sí misma. A esta chica le hacía feliz saber cosas, tener la razón.
–Dime, ¿Es eso?… ¿Tú quieres mi cariño? –
Preguntó.
–Si… –
Respondí, ella me dio un beso en la mejilla.
–Lo que hicimos el otro dia… fue genial ¿Sabes? Dije cosas tontas y tenía miedo de que te burlaras de mi, pero si quieres… te puedo querer… aquí estaríamos solos… –
En ese momento Kurimo entró de la nada. Kaminari se tapó la cara y se dio la vuelta.
–Perdon por interrumpir. –
Comentó Kurimo. Ella negó con la cabeza.
–No interrumpes nada Ha–chan. ¿De qué estas hablando? –
Preguntó. Kurimo prefirió ignorar eso mientras la miraba.
–Tu cuarto está quedando bonito, pero Akiyama–chan va a llevarnos a ti y a mi de compras, Creo que Hanagima–chan también viene. –
Dijo. luego me miró.
–¿Te importaría dejarla ir? –
Preguntó. Nowaki me miró con una mezcla de vergüenza y coraje que yo no veía a menudo en ella.
–No es que… –
Iba a decir que no es que me importara, pero Nowaki me empujó para salir.
–Si, Mi–chan y Ha–chan vamos a salir ¿Sabes? despues regreso. –
Yo suspiré.
Cuando se fueron me quedé en el cuarto por unos momentos. ¿Soy yo o este sitio era en verdad un cuarto que nadie usaba? no se veía mal de todos modos. Era acogedor.
Salí de allí y tomando el telefono me di cuenta de que tenía un mensaje de Ayasara.
“Marcame en cuanto puedas”
Es lo que decía. ¿Por qué no marcó ella? No podía saberlo si no la llamaba. El mensaje tenía un par de minutos de haber llegado, de todos modos.
Miré solo para ver si Akane estaba cerca, pero no la vi por ningun lado. Supuse que había acompañado a Kurimo y las demás por las cosas que iban a comprar.
…Moshi–Moshi…
…Moshi. Mizuki, acabo de mirar el mensaje. ¿Qué ocurre?…
Pregunté.
…No ha ocurrido nada, bien, nada malo es lo que quiero decir…
Fue su respuesta, pero se escuchaba bastante nerviosa.
…Yo, lamento molestar asi de improviso…
Se explicó. Iba a decir que no era molestia cuando ella continuó.
…Bien. No sé cómo decir esto… vas a pensar que soy una loca pero. ¿Te importaría venir? Justo ahora…
Trató de explicar.
…Bueno, no me importaría, es decir, no estoy haciendo nada…
Me interrumpió de nuevo.
…Entonces te espero. No tardes demasiado…
Insistió.
…Mizuki. ¿Qué ocurre?…
Pregunté. Escuché como algo se movió al otro lado de la línea. Ella parecía estar en medio de un mal momento.
…Bien, es decir… ¡Solo ven! ¿De acuerdo? A no ser que como es tu costumbre tienes algo más importante…
No me dijo que pasaba, solo me reclamó. Yo suspiré e ignoré el reclamo.
…Pues si hay cosas importantes, eso no quiere decir que no quiera saber qué está ocurriendo…
Ni siquiera me dejó terminar.
… ¡Lo sabía! Tú… Yo ni siquiera sé por qué estoy hablándote. ¿Por qué no solo rompes conmigo de una buena vez?…
¿Otra vez auto–sabotaje?
…Mizuki, cálmate, no voy a romper contigo solo asi. Dime ¿Qué es lo que está ocurriendo?…
Pregunté, tratando de mantenerla calmada. Paso de coraje a sollozos en un momento.
…Pues… Okaa–sama… mi madre apareció. Es decir, ella vino a verme. Desde Uemani. Le dije que tengo un novio el otro dia, ya sabes, para que no pensara que… yo… y entonces ella no me cree. Solo quería probarlo… es eso… solo eso…
Lo pensé por un momento, pero en realidad no había mucho qué pensar. No es como que fuera la cita que yo había planeado, pero supongo que es importante.
…De acuerdo. Iré allá cuando termine el trabajo. ¿Está bien? A cambio me prepararás de comer…
Respondí.
…¿En verdad? Quiero decir… claro. Si, está bien…
Respondió ella. Al menos estaba feliz ahora.
…Bien entonces, te veré en un rato…
Iba a colgar y Ayasara me detuvo.
…Oye…
Llamó.
…¿Qué ocurre?…
Ayasara pareció pensarlo por un momento, pero finalmente suspiró.
…Te esperaré…
Fue lo que dijo. Luego colgamos.
Me hizo gracia Akane con su recuerdo de que hablaban de él en los vestuarios. Ya tenía que ser obvio el pobre, jajajajaja.
El momento Itadakimasu me hizo reír. XD
El momento con Nowaki de su propio cuarto me ha encantado. Qué jodida estaba siendo su vida…
Y queda un cuarto disponible. ¿Tendremos una 5ª ocupante próximamente? Jejeje.
Muy buen capítulo.