Stealing Spree - 1915. ¿Que pasó dentro?
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Querido lector, Cada traducción que disfrutas aquí es un trabajo de amor y dedicación. Si nuestras traducciones te han hecho sonreír, considera apoyarnos en Patreon. Tu contribución nos ayudará a seguir compartiendo novelas sin anuncios y de forma gratuita. Patreon👉 [Muchas gracias]No tenía ni idea de cuánto tiempo habíamos empleado, pero cuando volví con Shizu junto a las chicas, los gritos procedentes de la mansión seguían a todo volumen. Parecía que se habían convertido en una panda de cerdos que sólo sabían chillar. Diablos, no se cansan de hacerlo.
¿Realmente están siendo perseguidos por un fantasma? Posiblemente no. Lo más probable es que los afectados por el miedo extremo pierdan el conocimiento en el acto. Y dado lo estremecedor de sus gritos, todos ellos tienen una baja fortaleza mental. Aún así, es imposible averiguar si siguen juntos sin verlos directamente. Tampoco hay forma de estar seguro de su estado actual. Sin embargo, determinar si estaban juntos o dispersos era bastante fácil.
De acuerdo, Shizu les dijo que exploraran el lugar durante veinte minutos como máximo. Sin embargo, incluso con ese tipo de orden, es posible que alguien demasiado asustado continúe regresando. Sin embargo, ninguno de ellos ni siquiera intentó hacer eso, y mucho menos gritar pidiendo ayuda. Oh, gritan, pero sus gritos eran en su mayoría incoherentes. Como dije, son como cerdos que sólo sabían chillar.
¿Deberíamos preocuparnos? No lo sé. Pero supongo que ya es hora de ver cómo están.
En cualquier caso, lo primero es lo primero.
Guié a la exhausta Shizu de vuelta a su asiento en la roca. No me contuve en absoluto y le di la misma experiencia que anoche… Con nuestro desbordante deseo mutuo, nada podía entorpecernos aunque el lugar estuviera oscuro y apenas pudiéramos vernos. Su espera hizo que fuera aún más intenso que si no fuera por el lugar, Shizu seguramente intentaría quitarme toda la iniciativa. La próxima vez, supongo.
Tras asegurarla allí y secarle el sudor del cuerpo, comprobé también el estado de Izumi y Juri.
Las dos se han recuperado hace tiempo. Esperaba que Izumi volviera a poner mala cara pero, sorprendentemente, está más cariñosa a pesar de la vergüenza que aún no se le ha pasado. Incluso intentó burlarse de mí preguntándome qué habíamos hecho detrás de aquel árbol. Se volvió en su contra cuando le describí todo con detalle.
Para aumentar la eficacia de mi contra-broma, le susurré todo aquello con los labios lo más cerca posible de su oído.
Para cuando terminé mi narración, la chica estaba derribada de nuevo por la vergüenza. Izumi me golpeó con la frente, quizá para vengarse de mí. Pero eso sólo hizo que su reacción fuera más adorable. Como disculpa por haberla avergonzado tanto, dejé que me pellizcara las mejillas todo lo que pudiera. Para refrescarle la cabeza, le di otro beso que hizo que volviera a fundirse en mi abrazo.
Después, cuando mi atención se centró en Juri, lo primero que hizo fue pellizcarme también las mejillas antes de volver a abrazarme. Me acarició la cabeza con ternura. Me preguntó si no estaba agotado.
Sí… A pesar de todo lo ocurrido, seguía más preocupada por mi bienestar que por cualquier otra cosa. Esta mujer no deja de mimarme…
Como siempre respondía a mis chicas que me preguntaban lo mismo, le dije que ver sus sonrisas siempre sería suficiente para aliviar mi cansancio. Saber que las dejé satisfechas siempre tendrá ese efecto.
Me regañó, pero sólo porque creía que eso no era científicamente posible. Al final, lo aceptó cuando le dije que ser mimado por ella ya me estaba curando.
En cuanto a eso, me valió un pellizco en las mejillas, un beso y otro elogio.
Mhm… Tengo tanta suerte de tenerla…
Después de hacer otra ronda para comprobar su estado, ya que me preocupaba demasiado, finalmente me acerqué a Arisa, que seguía de pie cerca del camino, vigilando tanto el camino como la mansión.
Mirando su espalda desprotegida, me acerqué con cuidado a la chica para darle una sorpresa.
«¿Hmm? Mira eso, aún no ha venido nadie. Tenemos suerte, ¿eh?» Dije eso al mismo tiempo que deslizaba mis brazos por su costado, abrazándola por detrás.
Bueno, ella no estaba tan sorprendida como si ya estuviera esperando que yo hiciera esto.
La chica me devolvió la mirada, suspiró ante mi picardía antes de pellizcarme la nariz: «Suerte, tu trasero. Agradece mi duro trabajo».
«Oh. Estoy más que agradecido, ¿cómo debería expresar mi gratitud?».
«A ver. Un beso y una promesa».
«¿Promesa?»
«Un. Prométeme que no trabajarás demasiado. Mírate… estás agotado. Juri no se ha dado cuenta, ¿eh?»
«No es que no lo haya notado, es porque soy lo suficientemente testarudo para decir que no lo estoy. Supongo que oíste nuestra conversación… Abrazarte así ya está curando mi fatiga».
«No. Eso es sólo tu lengua simplona escupiendo palabras dulces a nuestros oídos. A mí no me engañas, jovencito». Sin creerse lo que salía de mi boca, Arisa sonrió satisfecha y volvió a pellizcarme la nariz. Aun así, se permitió disfrutar de este momento mientras apoyaba la espalda contra mí, dejando que la sostuviera. Llevaba demasiado tiempo aquí de pie. Se merecía este descanso.
En cualquier caso, comprendiendo que yo no estaba aquí sólo para consolarla, pronto ambos dirigimos nuestra atención hacia la mansión encantada.
«De todos modos, ¿qué hacemos con ellos? No salen y andan por ahí como idiotas».
«Sí. Es bastante sorprendente que sigan gritando. ¿No se cansan en absoluto? ¿Qué te parece? ¿Debería sacarlos?»
¿Lo que están pasando fue suficiente castigo por intentar ligar con mis chicas? Ugh. Mi mezquindad no podía aceptar eso. Pero, de nuevo, ya es preocupante que hayan estado allí mucho más tiempo del que Shizu estableció.
«¿Deberías? Has atrancado la puerta como la amenaza que eres. ¿No quieres que sufran más?»
«Sí quiero. De acuerdo entonces, les dejaré sufrir cinco minutos más. Si no salen, los sacaré».
«Pfft. Definitivamente tendrán pesadillas esta noche».
«Se lo merecían».
«Sí, cierto, mezquino. Pero Ruki, ¿crees que han visto a los fantasmas? Están gritando sin parar».
«¿Tal vez? Vamos a preguntarles más tarde si todavía pueden hablar».
«Claro, chico astuto. No me extraña que Kazuo ni siquiera pueda hacerte sentir amenazado. Y quizá nadie sea capaz de…».
Arisa negó con la cabeza antes de entregarse más a mi abrazo.
Si hay alguien que pueda amenazarme, desde luego no son ni Ogawa ni esos cuatro idiotas. Después de todo, la idea de que alguna de mis chicas me abandone es más aterradora que cualquier cosa que puedan hacer.
De todos modos, habiendo decidido esperar más, pasé los siguientes minutos mimando a Arisa.
Cuando Shizu y los demás se unieron a nosotros esperando allí mismo y los cuatro idiotas aún no habían salido, decidí que era hora de sacarlos.
Por su seguridad, ya que esos cuatro podrían estar en un estado frenético tras gritar durante media hora dentro, les hice esperar allí mientras yo me acercaba solo a la mansión.
Al final, bloquear la puerta no sirvió de nada, ya que ninguno de ellos intentó siquiera volver.
La quité y la tiré donde la había recogido antes de abrir la puerta.
En cuanto lo hice, sus gritos que estaban un poco apagados se volvieron un poco más fuertes. Parece que están corriendo alrededor de la entrada, ¿O no?
Tal vez al escuchar la puerta abrirse, uno de ellos emergió inmediatamente de algún lugar. Es el tipo que parecía ser su líder. Sin embargo, la forma en que su mirada pasó de mí y se centró en la puerta abierta de alguna manera parecía un poco fuera de lugar.
¿Cómo explicarlo? Es como si por fin hubiera visto el lugar que ha estado buscando todo este tiempo.
Y, efectivamente, las palabras que salieron de su boca poco después sonaron espeluznantes.
«¡¿Eh?! ¿Eres tú, Onoda-kun? ¡¿Es ahí donde está la salida?! ¡Por fin! ¡Hey chico, es aquí! ¡Salgamos antes de que esto desaparezca!» Exclamó mientras miraba a su lado, llamando a los que estaban con él.
Entonces, uno a uno, los gritos desaparecieron y salieron de ambos lados, reuniéndose a su alrededor. Y con la luz que venía de fuera, podía¿?
Igual que el primer idiota, todos exclamaron lo mismo antes de darme las gracias y correr hacia la puerta.
Me hice a un lado para dejarlos salir. Y como esperaba, todos casi se caen de la prisa.
Muy bien, seamos realistas. ¿Qué experimentaron dentro? ¿La salida desapareció mágicamente sobre ellos? ¿Es por eso que no podían salir aunque quisieran?
… Que desconcertante.
(LoD: No se si es un error, pero antes en la página original había errores parecidos del autor, textos cortados y saltos de línea en al mitad de un párrafo. He corregido los saltos de línea pero las partes faltantes de textos los voy a dejar así como está.)