Stealing Spree - 2485. La tía también vendrá
🌟 Apoya Nuestro Trabajo en Patreon 🌟
Querido lector, Cada traducción que disfrutas aquí es un trabajo de amor y dedicación. Si nuestras traducciones te han hecho sonreír, considera apoyarnos en Patreon. Tu contribución nos ayudará a seguir compartiendo novelas sin anuncios y de forma gratuita. Patreon👉 [Muchas gracias]Una hora después, Maaya y Himeko me acompañaron a la salida del hotel. Ya me había cambiado de ropa y tomado una ducha rápida, mientras que ellas dos lucían tan frescas como flores pese a lo ocurrido. Himeko caminaba a mi lado dando saltitos, y Maaya nos seguía unos pasos atrás.
Con eso, llamábamos todavía más la atención que cuando me movía con ellas en calidad de «Consultor Especial».
Aunque, sinceramente, a ninguno nos importaba.
Como ya había conocido a su madre y su padre seguramente ya estaba informado de mi existencia, no había nada que las detuviera de mostrar un poco de nuestra relación en público. Claro, no caminar de la mano abiertamente seguía siendo por el bien de su reputación.
—Ruki, como todavía no terminas tu papel de Consultor Especial… ¿debemos esperarte otra vez en las próximas semanas? —preguntó Maaya al llegar a la entrada principal del hotel.
—Ajá. Sabes que vendré siempre que me lo pidas, ¿no?
Lo dije, pero Maaya y Himeko hicieron puchero antes de dar su punto de vista.
—Sí, lo haces… Pero también tenemos que ser consideradas con las demás. En vez de decidir nosotras cuándo pedirte que vengas, debería depender de ti dónde quieres pasar tu tiempo. Por eso tampoco queremos que lleves algún tipo de agenda para apuntarnos en tu horario. Las promesas están bien, como la que hiciste con Misa de comprarle un teléfono, pero en casos como este… no deberíamos presionarte para que siempre vengas.
Está bien, tiene sentido. Pero entonces, ¿cuándo está bien prometer, si cada evento que tengan para ellas tendrá cierto peso?
Supongo que solo debo ver si se puede hacer otro día o si no es una ocasión con fecha fija. En esos casos, me toca decidir a mí adónde ir.
Aunque, pensándolo bien… suelo prometer que asistiré a quien mencione un evento primero. ¿Está mal? No del todo, pero quienes también pensaban invitarme en ese mismo momento terminan retirándose porque ya había aceptado con otra chica.
Ese es un verdadero dilema para una relación como la nuestra: inevitablemente habrá alguien a quien no le alcance el tiempo conmigo.
Por eso Maaya volvió a decirlo: que yo debería elegir adónde ir.
—Ajá… entiendo tu punto. Bueno, ¿entonces debería empezar a sorprenderlas? —dije medio en broma.
Ineficiente, sí, pero de momento no hay solución perfecta.
Iré cuando me lo pidan. Y si entre medio tengo tiempo libre, decidiré yo dónde pasarla. Así funciona ahora.
—Ugh… olvídalo. Tendremos que discutirlo todas juntas… Pero sinvergüenza, esto es claramente tu culpa por hacernos enamorarnos de ti.
—Toda la razón —respondí, sonriendo, lo que solo hizo que Maaya volviera a fruncir la boca.
Himeko, en cambio, rió por lo bajo antes de acercarse a susurrarme:
—De cualquier modo recuerda, todas queremos verte, Ruki. Además… hay chicas que no lo dirán tan abierto como nosotras, pero sienten lo mismo. Cualquier rato contigo será valioso, así que… espero no te olvides de ellas.
—Ajá. Siempre lo tendré presente. Y aplica para todas ustedes —respondí, casi abrazándola para hacerle sentir lo que quería transmitir.
Maaya y Himeko pellizcaron mis mejillas antes de despedirse con la mano.
El tiempo juntos fue precioso, pero aún tenía cosas que cumplir hoy.
—
A pesar de que la lluvia no cedió durante toda la tarde, en cuanto llegué al gimnasio de boxeo me recibieron con entusiasmo los inscritos que tendrían hoy su décima y última clase del curso básico.
Sena, Marika y Ayu observaban desde un costado, claramente divertidas por lo popular que parecía. Sena comentó que era publicidad gratis, pues varios trajeron a conocidos con la esperanza de apartar un lugar en el próximo grupo.
Después, Sena y Marika me llevaron al vestidor donde, bueno… hicimos más que simplemente ponernos la ropa de entrenamiento.
Luego arranqué con el evento de “graduación”: el sparring final. Los otros miembros del gimnasio no se resistieron a mirar. A diferencia de antes, cuando lo veían como molestia, algunos incluso se ofrecieron como pareja de sparring.
Los chicos saltaron por la emoción de mostrar lo que habían aprendido. Como sospechaba, varias amas de casa rehusaron participar, pero en cambio pidieron que peleara directamente con ellas.
Por eso terminé subiendo al ring varias veces, cuidando de no ir con todo pero dándoles un roce de lo que era un combate real: el sudor, el dolor leve, y la satisfacción de ver que realmente habían aprendido en el curso.
El evento cerró como un éxito. El gimnasio estaba lleno de energía, y los participantes entre emoción y alivio. Con la campana final, niños, adolescentes y adultos se aplaudieron entre ellos, mientras yo les daba un breve discurso por haber hecho un gran trabajo en su sparring de cierre.
Por suerte, nada de accidentes ni sorpresas, y la retroalimentación fue totalmente positiva.
Todavía pasé media hora rechazando invitaciones de las adultas, que querían llevarme a cenar o invitarme unas copas tras cerrar el gimnasio. Aunque desde la primera clase les aclaré mi edad, ya lo habían olvidado varias semanas después…
Cuando cada quien se fue, descansé un rato en brazos de Sena y Marika. La pobre Ayu tuvo que quedarse en recepción atendiendo inscripciones para nuevos miembros.
—Ruki, más vale que te prepares para cuando la coach pida que la consientas —rió Sena mientras íbamos a la oficina de Ayu.
—Eso era de esperarse. Además, me darán otro bono, ¿no? Vamos a cenar hoy todos juntos. También podemos avisarle a las demás chicas.
—¿Restaurante? —bufó Sena—. Imposible, nunca nos dan una mesa lo bastante grande. Mejor vayamos a tu casa. Unas mesas largas y extendidas, como aquella vez que fuimos casi todas y conocimos a tus papás.
La mesa ya era enorme, y aun así tuvimos que alargarla para caber todas.
—Me gusta la idea, Sena. Hagámoslo, Ruki-kun. Quiero conocer a Akane y a *Miwa-nee*. Además… muero por ver tu habitación —dijo Marika, con los ojos brillando, probablemente ya imaginando cada rincón.
En ese caso, quedaba decidido.
—Bien. Vamos a casa más tarde. Avisemos a Akane, *Miwa-nee* y a las que puedan venir —dije, mientras también me figuraba el caos de todas reunidas allá.
Seguro algunas hasta deciden quedarse a dormir… ¿quiénes serán?
—Oye, Marika, ¿cuándo vienen *Ichihara-san* y *Koharu-chan*? No recibí mensaje.
—Ah… también deberías prepararte para eso, Ruki-kun.
—¿Mm? ¿Por qué?
—La *Tía Kagura* vendrá con ellas —dijo Marika sacando la lengua en tono juguetón—. Ella se enteró de tu trabajo de medio tiempo cuando *Koharu-chan* fue a visitarme.
Esto… parece que voy a tener una nueva alumna. O tal vez solo venga a observarme.